Seguí corriendo desesperadamente, ya llevaba varios minutos así, mi adrenalina estaba disminullendo y con ella mi resistencia, los fuertes rayos del sol resecaban mi piel, irritandola.
Tomé firmemente el arco en un movimiento rápido, seguidamente lo apunté hacia el, cada vez estaba más cerca de mí, su rostro pálido se lleno de sangre cuando solté la flecha, le llegó directo en el labio, el cual pintó su cara de rojo.
No paré de correr y al darme cuenta que el tampoco, tomé la segunda flecha, esta le llegó directo en el cuello, y al sacarsela no duro ni cinco minutos antes de caer al suelo desangrado.
Primero dudé en acercarme, pero igualmente lo hice.
Escuché sus jadeos, aún estaba vivo, pero incapaz de moverse.
Tomé la navaja, se la acerque al cuello lentamente, su carne era débil y blanda, fue muy fácil cortar todo hasta que llegué a la garganta, en ese punto, el chico ya había parado de gritar, mis manos estaban cubiertas de sangre, pero... No sentía nada, no tenía piedad.
Tomé toda su ropa y la puse encima del pasto, la revisé cuidadosamente, tenía varias armas blancas, veneno, un poco de agua y pan. Me llevé todo, menos el pan, quien sabía lo que podía tener, el agua la tiré al suelo, rellené la fuente con agua limpia... Por lo menos parecía limpia.
Miré el cielo, se veía hermoso, aún en estos horribles días, el sol y el viento hacían un clima tibio y fresco.
En unas horas oscurecerá, pero aún así la vista en la noche era linda.
En la noche, la única luz que tenía era la luna y mi pequeña fogata.
Fue en unas de estas noches cuando sentí como mi pecho se estremecía de dolor, era un dolor insoportable, me tiré al suelo, las rocas rasparon mi piel levemente por los movimientos que hacía al intentar calmar el dolor, después no podía respirar.
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Me desperté, ya eran las 6 de la mañana, tenía la respiración totalmente agitada.
Odiaba que me pasara esto, era desesperante, no podía saber que era real ni que era falso..
Me preparé para ir al colegio, iba a llegar tarde así que tuve que ir corriendo.
-Arg, como puedo llegar tarde si me desperté a las 6 -dije para mí misma, mientras corría empezé a sentir las mismas emociones que en todos mis sueños, esa desesperación, la adrenalina que te hace seguir, el sentimiento de no saber si vivirás otro día más, era horrendo.
La gente me miraba raro, seguramente pensaban que estaba loca, pero poco me importaba.
Todo el día fue normal, nada fuera de la rutina, hasta que llegó la hora de dormir, es raro no saber que te va a pasar, y es aún más raro despertar y ver que solo han pasado unas horas en la vida real, yo a veces siento que llevo años en mis mundos.
Me tiré en la cama bruscamente, no tenía sueño, pero tampoco ganas de seguir despierta.
Cerré los ojos y espere~