Quiero Que Me Pertenezcas

VEINTIDOS: La caligrafia


(Kevin Ortiz) 
 

Bajo de su vista los papeles que tenia en dos carpetas, con todo lo que había recaudado y analizado de las pruebas arrojadas siempre a la misma persona; a Ancel Leyva. Pero si se reunían todas las pertenencias de Lana Camarena llegaban a apuntar a otro muy distinta.

Si Ancel, era el asesino de Cecy Coronado y la nota se echaba la culpa de que tenia a Camarena ¿cómo era en las pertenecías de ambas victimas no arrojaban a él? Ese caso si era de lo mas complicado.

—¿Y bien? — Cuestiona Linares, pone las dos carpetas sobre el escritorio. Solo miraba el como hojeaba las hojas y apuntes que el mismo puso —. No le hallo sentido a esto, explica, anda Ortiz. 

El da un suspiro y aprieta sus labios al ver la intensidad, el como el cuartel lo miraba en espera del argumento.

—El caso de un menor de edad; Ancel Leyva, el cual es culpable de un asesinato y un secuestro donde las pertenecías. El las mezclas de pintura que Leyva hacia, contenía ADN que pertenecía a Cecy Coronado —dio un suspiro, estaba sudando frio por las miradas que le dieron —, bien, la cámara de Milana Camarena muestra un cuarto del cual desconocemos. En ese lugar debe estar Lana.

—Entonces, Ancel Leyva es culpable —Afirma Oviedo, lo cual el niega.

—No te adelantes aun —anuncia, había muchas piezas en este rompecabezas, lo que hacia mas emociónate su trabajo.

Tomo la carpeta con el nombre de la chica, al abrirla saco lo que necesitaba, las paso a cada uno mientras argumentaba.

—En la pertenecía de la joven, encontraron notas y todas firmadas por el mismo. Pero aquí algo que en ellas no coincide, mas en la ultima escrita por el. Es diferente totalmente.

—¿Y qué importa la firma? —Interroga Alanís, poniéndose de pie y dando un golpe el la mesa —, ¿Por una firma vamos a dudar? Es algo indignante Ortiz, Ancel Leyva es un chiquillo que no se decide por una puta firma.

Él alzo ambas cejas, si, era un detalle algo... insignificante, insignificantemente importante.

—Es algo importante Alanís —reclama. Aun no había terminado, a lo que saco las otras donde tenia las firmas diferentes —. Mira esto... —Muestra la primera nota —Firmada como “A”, la cual se encontró el la habitación de la víctima, segunda —Saca la otra —; “Ancel Leyva ” con esa nota de fa y la ultima y original del mismo, yo creo por sus dibujos; Ancel con una paleta de dibujo y un pincel.

—¿No entiendo nada? —sigue objetando Alanís, a lo que el muestra una sonrisa de confianza.

—Ahora, la caligrafía, son tres, dos son de Leyva, pero la tercera se desconoce.

—Eso es patético... ¿Y cuales pertenecen a Leyva?

Pone en frente la nota que se encontraba en la caso del chico, y otro que era una carta que le escribió a la chica.

—Las notas que la joven guardo, esas no son del chico Leyva.

—Lo que tratas de decir es que... — Argumenta Linares. El solo asiente.

—Hay alguien que involucra a Leyva —concluyo dejando de lado la adrenalina que sintió al hacerles ver los pequeños detalles, si tenían significados muy importante en algo grande.

—Pero el desapareció al igual que Camarena —indica Oviedo. Niego con la cabeza ¿qué este cuartel no pensaba?

—El culpable lo a de tener retenido, o tal vez ya lo asesino —dice con simpleza, mientras pone lo que saco en sus carpetas. —El correo electrónico que recibió Coronado esta lleno de pistas, hay que ir al cibercafé de donde fue enviado y ver las cámaras de seguridad.

—Muy bien, mañana lo llevamos a cabo. 
 

*
*

—Buen trabajo Ortiz —felicita su jefe —. En buena hora te puse a cargo del caso.

El asiente oprimiendo una sonrisa de satisfacción.

—Mañana nos vemos, buenas noches —él le contesta igual.

Checo su hora en su reloj, tomo su chaqueta y cierra su oficina con llave para salir a la calle, en donde tenia que espera a su hermano menor para ir a descansar.

Tras esperar unos minutos, llego su hermano, miro su coche con el ceño fruncido ya que estaba manchado de lodo y las llantas tenían ramas y hojas. Eso era extraño.

—¿Va a subir, o te dejo varado?—indica el chico, mira por ultima vez las llantas y sube en el asiento de copiloto, miro a Omar que tenia un aire de tranquilidad —¿Cómo estuvo tu trabajo? A de ser pesado ser policía.

Puso los ojos en blanco y posiciono su vista al frente, al momento de que el auto se puso en marcha.

—¿Pues a donde llevaste a tu novia? —Dije, lo que opaca la tranquilidad de Omar —, ¿Acaso la llevaste al bosque?

—Mas bien ella fue —escucha murmurar.

—¿Qué has dicho Omar?— Este chasqueo la lengua —¿Y por qué fueron al bosque? —Su hermano solo le miraba mal —, se que ya no eres un niño y me e metido mucho en tu vida. Pero me preocupa que hagas una locura.

Omar deja salir una sonrisa sarcástica y le mira de reojo.

—Kevin, estuve en un psiquiátrico ¿crees que quiero volver allá? O peor, la cárcel, no gracias —sentencia, tan sarcásticas que sintió todas las palabras que salían de la boca de su hermano. Pero solo asintió para no dar sospechas.

Miro de reojo a Omar que estaba atento a la carretera. Aun no descifraba el porque su hermano andaba medio raro, pero tenia la ligera sospecha de algo. Necesitaba hablar con el psicólogo de Omar.

—Además, que te interesa donde traiga a mi ¿novia?

—Solo me preocupo por ti, no me gusta que hallas vuelto al pueblo por lo que paso años atrás. —Omar hace un gruñido, él sabe que esta canalizando su temperamento.

—Oye, olvida... —Argumenta, el pone los ojos en blanco —, y me pasas la lista que esta en el estuche y escribes mi celular en el numero nueve, ponla en mi calendario para mañana a las nueve.

Hace lo que le pide, de paso ve la letra. Omar era condenadamente ordenado en todo, para no perderse en su rutina diaria y eso le daba escalofríos.




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