Quiero que Vivas!!!

Capítulo 5: El Asistente de Cupido

Ariadnna

Sentía cosas tan contradictorias que asustaban, cuando sentí como me tendía en la cama sentí temor de que hiciera algo indebido pero ni siquiera rozó mi cuerpo excepto las pantorrillas y la nuca y solo fue por la postura en que me cargó, estaba adormilada pero sentí nervios cuando lo vi con los ojos entreabiertos cerrar las ventanas y luego dirigirse a la puerta, de repente sentí miedo de que se fuera, quería sentir esa paz que me invadía cada vez que estaba con él y no dudé en llamarle

-Ian-tallé mis ojos, en verdad tenía un sueño que me mataba, al segundo estaba a mi lado

-Duerme un rato-siento su mano apartar un mechón de mi cara y suspiro, ¿Cómo su piel es tan cálida cuando hace este frío? tomo su mano suavemente y sonrío un poco llevándola a mi pecho, se siente demasiado bien

-Duerme conmigo, no me muevo mucho-siento como sonríe y al segundo entra en la cama conmigo, sin poder evitarlo lo acerco a mí, quiero sentir su cuerpo cerca y no tengo la menor idea de porque, lo último que siento antes de dejarme vencer por el sueño son sus dedos acariciar mi cabello tan suavemente que siento que estoy en las nubes.
Me remuevo en la deliciosa cama cuando siento unos pitidos demasiados molestos en mis oídos

-Ariadnna, te llaman

-Apágalo-murmuro hundiendo mi rostro aún más en su delicioso pecho que siento vibrar y sonrío al saber que se está riendo

-Eres declarada una cupido dormilona-ahora soy yo la que se ríe

-¿Qué esperabas de una cupido que se pasaba todo el día en una cama?-él sonríe y besa mi coronilla abrazándome fuertemente

-Tienes razón, lo has hecho muy bien-me río y él se une pero el celular no deja de sonar y bufo

-Ufff-me separo y tengo que pasarle por encima para tomar el teléfono de la mesita a su lado-¿Hola?-murmuro masajeando mi rostro entumecido

-Hija, ¿dónde estás? Son las doce, estamos preocupados, lo último que supimos es que te quedabas en la heladería por el aguacero-abro mis ojos sorprendida, ¡las doce!

-Perdón ma, es que empezó a llover y me quedé en casa de Ian pero me dormí viendo una película y ahora mismo me desperté

-Ooo, ya ¿voy a recogerte?-miro a Ian que toca mi hombro suavemente y me dice articulando que él me llevará, sonrío

-No mamá, Ian ahora me llevará

-De acuerdo, tengan cuidado por la calle

-Si mamá, descuida, te quiero, hasta ahora

-Yo te amo-sonrío y ambas colgamos y yo tallo mis ojos

-Son las doce

-¿¡Ya!?-él se sorprende tanto como yo, me dejo caer en la cama nuevamente agotada y él se ríe-No te rías-lo empujo suavemente

-Anda vamos, debo llevarte a tiempo-bufo

-Esta cama es muy cómoda

-¿La cama o tu ayudante?-dice mirándome alzando y bajando las cejas provocativamente a lo que rompo a carcajadas

-Deja de ser tan creyente-lo empujo y sin querer cae al piso-¡Oo Dios! ¡Perdón!-me bajo rápidamente para ayudarlo aunque él está destornillándose de la risa

-Esto es abuso de poder

-Perdón, en serio-se ríe ya de pie

-Descuida, puedo soportar muchos golpes más-le saco la lengua

-Si por supuesto, y por tu fuerza extraordinaria es que te tumbé con solo una caricia-abre su boca indignado pero sus ojos sonríen

-Eyyy, ¡eres una chica!

-Por supuesto ¿Y?

-Que la fuerza de un hombre y una chica no es igual

-¿A no? Cuanto te apuesto que empatamos en una ring de boxeo-me mira sonriendo

-No voy a pelear contigo-lo miro sorprendida

-¿Y porque no? En verdad crees que las mujeres somos débiles, algunas lo son pero otras no-lo veo sonreír, pero no con prepotencia sino con sinceridad

-No es nada de eso, yo no peleo con nadie, solo entreno para trabajar mi cuerpo, no me gusta la violencia-ahora la que sonríe soy yo

-Muy buena respuesta pero algún día debemos entrenar juntos-él sonrío aceptando mi mano

-Trato echo, anda vamos

-Déjame lavarme la cara

-Por supuesto yo voy a tomar agua-asiento y voy al baño del cuarto de Ian, suspiro y lavo mi rostro con jabón para despertarme completamente, y entonces veo una loción en una repisa pequeña de madera, por curiosidad, la tomo y la huelo, es esta, miro el nombre, es Antonio Banderas. Mmm, sin poder evitarlo echo dos chorritos debajo de mis orejas y luego de tomar un puntico de pasta dental salgo del baño. Tomo mi mochila y mi teléfono y salgo de la habitación de Ian, voy a la cocina-comedor y lo veo comiendo una manzana

-Lista-él sonríe

-Vamos-al poco estamos en la carretera y luego en la entrada de mi casa

-Muchas gracias Ian-él sonríe

-Muchas gracias a ti, por todo-sonrío

-Vas a ir al hospital ¿no?-sonríe tristemente

-Si, aunque lo más probable es que me envíen de vuelta

-Cuídalos si, y si necesitan algo, no dudes en llamarme

-No creo que me contestes-lo miro confundida

-¿Por qué?yo te voy a contestar, en verdad-digo convencida y seria y él se ríe

-Yo lo decía porque estarás dormida-lo empujo sorprendida

-No seas tonto, en verdad, llámame hasta que se te canse el dedo-ambos reímos

-Anda, ve, que es tarde-nos despedimos con un beso en la mejilla y cuando nos separamos me mira sonriendo-Te echaste mi loción-inevitablemente siento mi rostro arder

-No lo pude evitar-él se ríe

-Descuida, hasta mañana-sonrío y entro en casa, veo a mamá en la sala mirando una película más antigua que los dinosaurios y luego de contarle como fue el día, omitiendo la parte de Tatiana y su aniversario de plata, voy al despacho de papá, mamá dice que hoy está bastante ocupado, y cuando llego es exactamente así, veo como tiene una pizarra llena de recortes y fotos, con hilos rojos uniendo los acontecimientos que no conozco

-Hola papá

-Mi pequeña, ¿cómo están?-sonrío un poco besando su mejilla

-Bien en lo que cabe, ¿Qué te tiene estancado?-digo señalando la pizarra con la cabeza a lo que suspira

-No entiendo el modos operandis de esta organización, desde afuera parece un caos total, todo lo que hacen es ilogíco y descabellado pero no los hemos podido atrapar porque no dejan pruebas-muerdo mi labio y me siento en una silla y él me empieza a explicar todo, sé que creerán que es poco profesional y hasta peligroso pero yo tengo prometido nunca hablar del trabajo de papá, ni siquiera cuando me secuestren, cuento con una versión, y esa es la versión que debo mantener siempre, aún si me torturan, aunque claro, es muy fácil decirlo. Intento meterle cabeza a esto.




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