Tras la reunión, fui con Nezu a su despacho y, allí, me dio la dirección de la alumna.
A pesar de ser algo tarde – pero no más de las nueve de la noche – decidí ir al domicilio. Cuánto antes zanjáramos el problema, mejor.
Empecé a saltar por los tejados en dirección a su casa...realmente estaba más lejos de lo que pensaba. La zona no era un buen barrio...pero tampoco el peor.
Comprobé el papel que me dio Nezu y revisé la placa de la casa.
- Aquí es – dije en voz baja a la vez que me acercaba a la puerta y tocaba al timbre.
Todo parecía demasiado apagado...tal vez no estén, pero a esta hora es raro. Tal vez se fueron de viaje.
Otra vez, insistí en el timbre, pero nadie abría.
Lo intenté una tercera y última vez.
Nada.
Justo cuando me giré para volver a mi casa, la puerta se entreabrió a causa del viento.
- ¿No han cerrado? – susurré para mí mismo.
Me acerqué hasta esta y la abrí un poco.
- ¿Hola? ¿Señor y señora Minamino? Voy a entrar – avisé.
No se veía muy bien, pero parecía que había bastantes cosas por el suelo.
Busqué por la pared un interruptor hasta que di con él y encendí la luz viendo todo aquel desastre...
- Pero qué....
Me adentré en todo aquel caos de cristales, papeles por el suelo, muebles rotos o tirados...pero lo que más llamó mi atención fue unas manchas del suelo...sangre.
- ¡Minamino! – grité.
Un villano, probablemente un villano les asaltó.
Fui abriendo cada una de las puertas pero no había nada ni nadie. Hasta que llegué a una, una puerta que estaba cerrada.
- ¿Minamino? – toqué la puerta - ¿Hay alguien?
Me eché hacia atrás y, con fuerza, le di varias patadas hasta que conseguí partir la cerradura y que la puerta se abriera.
La habitación estaba igual de oscura que la casa cuando entré.
- ¿Hola?
Escuché una respiración algo acelerada y pesada. Con la linterna de mi móvil, busqué el interruptor y encendí la luz.
Entonces la vi.
Un bulto cubierto por una manta bastante gorda.
- ¿Minamino? – dije bastante preocupado a la vez que me acercaba.
Cuándo destapé la manta...me quedé petrificado.
Era ella, llena de heridas, hematomas, sangre...su respiración era mala al igual que su expresión.
Sin esperar más, le toqué la frente...ardía. Tenía fiebre.
- ¡Minamino! ¿Qué ha pasado? ¿Puedes moverte?
Pero no había respuesta.
- Director Nezu, la encontré...está en muy mal estado – hablé por teléfono con el director.
- De acuerdo, ya he avisado a los servicios correspondientes. También he enviado a unos héroes para que vigilen el perímetro.
- Perfecto – dije antes de colgar.
Volví con mi alumna, la cual no paraba de retorcerse, sudar, respirar agitadamente...
El pensar el miedo que habrá sentido y, sobre todo, es haber estado una semana de esta forma...me partía.
Busqué por la casa un botiquín pero no encontré nada...nada hasta que volví a su dormitorio y rebusqué allí. ¿Por qué los materiales de primeros auxilios estaban en su cuarto?
Más allá de cuestionarme aquello, empecé a tratarla con lo que sabía sobre tratados médicos. Le quité la chaqueta del uniforme, la cual estaba en un estado lamentable, al igual que el resto del uniforme, y le remangué la camiseta para empezar a tratar las heridas de sus brazos.
- ¿Quién te hizo esto...? – susurré horrorizado mientras le curaba.
Me encargaré de que lo pague caro.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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