Capítulo 22

Pareció ignorar aquello y continuó recogiendo los dibujos.

- Vamos.

- ¿Qué? ¿Dónde? - dije molesta.

- A tu casa, no puedes quedarte aquí.

- Necesito el dinero - hablé convencida.

- No, no lo necesitas, las facturas del hospital ya están pagadas.

- No quiero que usted o la UA se encargue de esto. Ni siquiera sucedió en horario escolar.

- Pero eres nuestra alumna y nuestra responsabilidad.

Sabía que no llegaríamos a ninguna parte y que, al final, iría obligada, así que no me quedó más que aceptar ir a mi casa por mi propio pie, eso sí...antes necesitaba hacer un trato:

- Iré yo sola.

- Te acompaño, no me cuesta nada.

- Sé dónde vivo, no necesito que me acompañen.

- Voy a hacerlo.

Esto empezaba a agobiarme...tenía miedo de que mi padre estuviera allí.

- Vale, me acompaña a casa, pero se queda en la puerta.

- No pensaba entrar, solo quería asegurarme de que fueras a casa directamente.

Suspiré.

Aquello me generó una sensación de alivio increíble.

En silencio, emprendimos aquella caminata profesor-alumna hacia mi casa, rezando todo lo que sabía, a todos los dioses que existían y en todos los idiomas posibles, para que mi padre no estuviera en la casa.

- Veo que te gusta dibujar y se te da bastante bien - habló el profesor para sacar tema y romper el hielo.

- Si...gracias.

Y así termino aquella - muy corta - conversación.

Por suerte, mi casa no estaba extremadamente lejos.

Una vez estuvimos enfrente de mi puerta, mi corazón comenzó a acelerarse.

- Muchas gracias - le dije al profesor - ya puede irse.

- Primero entra a la casa.

Suspiré y me di la vuelta, dándole la espalda al profesor, para abrir la puerta.

Temblorosa, metí la llave en la cerradura y, una vez abierta, me asomé poco a poco. La luz estaba apagada y nada había cambiado. Aliviada me volví hacia el profesor Aizawa.

- Bueno...ya voy dentro, gracias.

- ¿Estás sola?

Su repentina pregunta me sorprendió.

Asentí con la cabeza.

- ¿Y tus familiares?

- Solo vivo con mi padre y suele estar trabajando.

- ¿En qué?

- En...una oficina, clasificando casos de villanos.

- ¿En qué empresa?

- En...Vilain.

- Oh, entiendo. Aunque, según un conocido que tengo, director de Vilain, todos sus trabajadores tienen un horario que no sobrepasa las normas establecidas por la ley, lo que significa que, todos estos días que estuve en tú casa...mínimo uno debió de estar allí.

Mierda...

- Ya...pero...

- Minamino, ¿qué ocurre?

¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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