- Perdone profesor Aizawa – hablé llamando su total atención.
- ¿Qué ocurre?
- Esto significa que…¿dormiré aquí? – pregunté.
Era algo obvio, pero realmente quería asegurarme al cien por cien de aquello y no haber malinterpretado nada.
- Claro, ¿dónde piensas quedarte a dormir? ¿En la calle? – respondió algo serio – Está más que claro que a tu casa no vas a volver.
Ante aquello no pude pronunciar palabra alguna.
- Espera un momento, puedes sentarte – me dijo al ver que, en todo aquel momento, no me había movido ni un centímetro del lugar en el que estaba.
Tras aquellas palabras, se fue por un pequeño pasillo.
Me senté en el sofá, que estaba a mi lado, y me quedé mirando a mi alrededor, viendo con detalle toda aquella casa.
- Hola pequeño – escuché la voz del profesor hablar con alguien. ¿Quién sería?
Pero, mi duda se resolvió en cuanto vi a un gato negro aparecer por el salón en el que me encontraba.
- ¡Oh! – exclamé con sorpresa al verle - ¡Hola! – dije animada a la vez que me levantaba y me iba a acariciarlo.
Empezó a ronronear en el momento en el que pasé la mano por su cabeza. Empezó a restregarse con esta en busca de más mimos.
- ¿Te gusta, pequeño? – le dije al escuchar que el profesor le llamó así…tal vez ese era su nombre.
- Es raro que se deje acariciar por extraños – la voz de Aizawa me hizo mirarle y despegar mi vista de la del gato. – Toma.
Al decir aquello, me levanté y cogí lo que me dio.
- Úsalo de pijama, es la ropa más pequeña que tengo. Ahí está el servicio, puedes ducharte si quieres o usarlo, en general – dijo señalando la primera puerta en el pasillo. – Encima de la tapa del váter te he puesto una toalla.
- Ah…gracias – dije algo avergonzada por la situación.
Sin decir o hacer más, me fui de allí a paso ligero hasta el servicio y, una vez allí, cerré la puerta y puse la ropa sobre el lavabo. Un pantalón negro y una camiseta del mismo color…tan Aizawa.
Suspiré tras mirar mi cara en el espejo que había delante de mí…estaba tan demacrada, como si hubiera estado tirada en la calle durante meses.
Sin esperar más, me desvestí y entré en la ducha. Aunque me hubiera tirado mucho tiempo en la ducha – ya que era mi lugar de desahogo – no quería hacer esperar al profesor o preocuparle, por esa razón es por la que decidí hacerlo lo más rápido posible.
Al salir me sequé y me vestí. Aunque aquella fuera la ropa más pequeña del profesor, seguía siendo un poco grande para mi pero, por suerte, me gustaba llevar la ropa más grande de lo que realmente era mi talla, así que estaba bastante bien. Doblé mi ropa y salí del lugar.
Cuando volví al salón, puse mi ropa sobre el sofá y, directamente, volví con el gato, quien estaba sentado encima de este.
- Ven a comer – dijo la voz del profesor a la vez que escuchaba el sonido de un plato siendo colocado encima de la mesa.
Levanté la vista y miré hacia la cocina, que estaba unida al salón. Había una pequeña isla en la que había varios platos de comida: ensalada, carne y arroz. ¡Un menú de lo más delicioso!
- ¿Qué quieres de beber? – preguntó a la vez que se acercaba a la nevera.
- Agua.
- Chica sana – habló a la vez que sacaba una botella de agua y rellenaba tanto mi baso como el suyo.
Sin más, empezamos a comer.
Yo…duchándome, llevando la ropa de Aizawa y comiendo de su comida…
En casa del profesor…
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
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