Los días pasaron y, sin querer, nos distanciamos. Incluso evitábamos vernos. Al principio fue por Aizawa, pero ahora es por ambos. Intentábamos encontrarnos lo menos posible, Aizawa se iba antes a la UA para no vernos en las mañanas, yo pretendía estar todo el rato en la habitación que me cedió el profesor….
Sinceramente…era un caos.
- Minamino…¿Minamino? – escuché una voz llamarme repetidas veces, haciendo que volviera en mi.
- Si…¿Qué ocurre? – hablé volviendo a la realidad.
- Eso querríamos saber nosotros…¿Qué ocurre? – habló Bakugo.
- Ah…nada – solté en un suspiro mientras cogía los palillos para seguir con el almuerzo del comedor de la UA.
- Bueno…nada tampoco…estás intentando comerte la sopa de miso con los palillos – habló Iida haciendo reaccionar.
Solté un suspiro a la vez que soltaba los palillos.
- Tengo que irme, voy a salir a tomar el aire – hablé a la vez que me levantaba y recogía mi bandeja.
- ¿Estás bien? – dijo Midoriya – No has comido nada.
- Tienes que cuidarte – dijo esta vez Ochako.
- Estoy bien, nada grave – dije forzando una pequeña sonrisa.
Ellos, no muy convencidos, me dejaron irme del lugar. Puse la bandeja en su sitio y saliendo a la calle. Me acerqué a un banco que había cerca de unos árboles.
Tenía las manos en los bolsillos y me senté estirando las piernas. Esto estaba siendo un caos y no sabía como poner mi vida en orden. Me quité el problema de mi padre de encima y ahora aparece Aizawa.
Todo iba de mal en peor.
- ¿Qué haces aquí?
Y justo como si lo hubiera invocado…Aizawa apareció rondando por el lugar.
- Deberías de estar comiendo en el comedor con tus compañeros – soltó a la vez que se paraba a mi lado.
Solté una risa irónica.
- ¿Ahora si me hablas? – bufé desviando la mirada. – si no pronuncias palabra cuando vivimos en la misma casa, ¿por qué lo harías aquí?
- Minamino… - habló a la vez que se rascó la cabeza sin saber muy bien que decir.
- Igualmente, tranquilo…en breve me iré de allí.
Aquello descolocó por completo al profesor, haciendo que su mirada de sorpresa se pusiera sobre mis ojos.
- ¿Qué? ¿Por qué? No tienes a donde ir.
- Conseguiré un lugar, ya llevo varios días buscando. Solo quería avisarte porque convivimos juntos, por respeto. Nada más.
Se quedó callado durante más tiempo de lo esperado.
- No puedes hacer eso – dijo.
- ¿Qué? ¿Por qué no?
- Soy tu profesor y no acepto que te vayas a cualquier sitio.
- Por eso, eres mi profesor, únicamente eso. Puedes aconsejarme, pero no obligarme.
- Alina… - pronunció casi en una súplica.
- ¿Cuál es el problema? No puedo entender nada… - dije frustrada a la vez que me levantaba del banco.
Vi que fue a decir algo más, pero no le dejé hablar.
- No sé lo que quieres, no se lo que buscas, y eso me hace dudar de mi misma. Lo mejor es que tomemos caminos separados y que terminemos con esta extraña historia – sentencié – Hasta luego, profesor Aizawa – le hice una reverencia a modo de despedida, hablándole con respeto asumiendo nuestras posiciones de maestro-alumna.
- Alina…espera – le escuché decir, pero le ignoré y salí del edificio.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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