Quiero ser tú para enamorarme de alguien como yo

Capítulo 35: Llamada insólita

―¿Dígame? ―Preguntó sin evitar que se notase en el tono de voz su extrañeza.

―Soy yo ―dijo una voz al otro lado del auricular haciéndole sobresaltar.

―¿Qué broma es esta? ―Preguntó al escuchar su propia voz al otro lado.

―Soy yo, Nico ―dijo la voz del otro lado.

―No, Nico soy yo ―dijo aún aturdido por el alcohol y el remitente que había mostrado el teléfono de Izan.

―¿Estás borracho? ―La voz al otro lado del auricular sonó acusadora.

―¿Izan? ―Nico comprendió que se trataba de Izan, tenía lógica salvo por el remitente de la llamada―. ¿Qué haces trabajando en una compañía de teléfono? ―Preguntó confuso.

―¿Qué tonterías dices? ¿Cuánto has bebido? ―Izan le reprochó desde el otro lado.

―Me aparece que llamas desde... ―comenzó a decir confuso.

―Llamo desde tu móvil, tu móvil de toda la vida ―aclaró Izan.

―¿Y por qué me tienes guardado así? ―Esta vez fue Nico el que reprochó.

―Da igual, eso no importa ahora. ¿Cuánto te has tomado? Imagino que has bebido lo que suelo tomar, y te aseguro que con uno es más que suficiente, sube muy rápido ―más que una explicación parecía una riña.

―Por cómo te oigo pareciera que yo no soy el único que ha bebido más de la cuenta, ¿o me equivoco? ―Le devolvió la regañina como si se tratase del testigo en una carrera de relevos.

―¿Y qué? Eso no importa ahora... ―murmuró Izan con la voz un poco más calmada.

―Claro que importa. ¿Dónde estás? ―Inquirió con voz acusadora.

―He salido con tu hermano y sus amigos ―afirmó él quitándole importancia, sin embargo, la reacción de Nico no fue la misma.

―¿Qué? ―Preguntó alarmado―. Dime que es una broma ¡Nunca salgo con mi hermano, Izan! ¿No le ha parecido raro a Braulio?

―No, al revés, estaba feliz de que su hermano saliese... ―murmuró.

―¿Y has bebido? ―Enarcó una ceja pese a que Izan no podía verle al otro lado del auricular.

―Sí, eso ya lo sabías... Pero no te llamo por eso ―se quedó pensativo antes de añadir algo más―. ¡Por cierto! He conocido a la novia de tu hermano.

―¿Cómo? ¿Mi hermano tiene novia? ―Preguntó Nico sorprendido.

―Sí, es bastante simpática. No me la ha presentado como novia, pero se les nota mucho.

―Pensé que me contaría algo si se echaba novia... ―murmuró mientras caminaba lentamente por la calle donde se encontraba el pub―. ¿Entonces es por eso por lo que me llamas? ¿Ya estás en mi casa?

―No, no es por eso, es otra cosa. Creo que he descubierto algo ―le comentó al fin el motivo de su llamada.

Nico se paró en seco en mitad de la acera al escuchar aquellas palabras. ¿Descubrir algo? ¿Sobre lo que les había sucedido?

―Dime ―le apresuró Nico algo inquieto por saber de qué se trataba.

―Es sobre Casandra ―respondió Izan quien estaba sentado en el césped aún alejado de Braulio y sus amigos.

―Dime ya, me estás poniendo nervioso, por favor ―casi suplicó Nico.

―Bueno resulta que antes de salir me fije en que el cajón de tu ropa interior no era como el de tu hermano, sino que tenía una tabla fina que... ―las palabras de Izan fueron cortadas por Nico rápidamente.

―¿Qué? ―Exclamó bastante alto como para que Izan se retirase el teléfono de la oreja por unos segundos antes de volvérselo a acercar―. ¿Quién te crees que eres para rebuscar en mis cajones? ―El enfado de Nico iba en aumento.

―No rebuscaba nada, hay guardo mi antiguo móvil, además tarde o temprano me daría cuenta de esa extraña diferencia.

―¿Has mirado dentro? ―Nico hizo caso omiso a la respuesta de Izan.

―¿Debajo de la tablilla? No, pero no es de eso de lo que quiero hablar...

―¿Entonces por qué estás dando tantas vueltas a la conversación, Izan? No deberías de haber bebido... ―le espetó Nico.

―Yo no soy quién se ha tomado varios cócteles de algo que seguramente desconozco. Al menos yo sé lo que he bebido ―sentenció Izan como respuesta.

―¡Ah! Eso, ¿qué bebida era esa? ―Nico se había acordado de ese detalle, quizá era verdad que el alcohol les hacía estragos a ambos, quienes cambiaban de conversación constantemente sin llegar al punto de origen de aquella llamada.

―Es Martini con Blue Tropic, canela en polvo, azúcar moreno y dos cucharaditas de miel tostada, y un toque de vodka ―le comunicó Izan.

―Por eso estaba tan dulce ―sentenció Nico―. ¿Y no crees que es una combinación un poco rara?

―Sí, pero es un cóctel. En fin, nos estamos desviando del tema ―se percató al fin Izan―. Como te decía, cuando vi tu cajón me acordé de Casandra.

―¿Qué tiene que ver mi cajón con Casandra? ¿No eres tú quien se desvía del tema? No te entiendo...

―Piensa, Nico. El asunto de tu cajón es que está escondido a la vista, ¿no?




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