Cuando volví a mi casa ese mismo domingo por la noche mi papá me avisó que Nicole estaba esperándome en mi habitación. La encontré sentada sobre mi cama, mirando pensativamente hacia el piso. Lo primero que hice fue observarla en silencio, cerciorándome de que no estuviera herida. Luego toqué la puerta dos veces para llamar su atención.
Cuando Nicole volvió su rostro hacia mí y me sonrió, noté la preocupación en sus ojos.
—¿Estás bien? —pregunté tímidamente, entrando a mi cuarto y sentándome a su lado.
Todavía quería creer que todo lo que sucedió la noche del viernes había sido una mala pesadilla, pero no podía ignorar el hecho de que Nicole sí estuvo ahí, y que ella sabía perfectamente que no fue mi imaginación.
—Sí, estoy bien—contestó. Se detuvo por un momento para suspirar antes de continuar hablando—. Escucha Beth, yo no podía decirte nada porque no quería que estuvieras en peligro. Esto es muy peligroso para ti y…
—¿Peligroso? —intervine, observándola consternada por su forma natural de aceptar que ese es su mundo y no el mío—. ¿Y qué hay de ti? ¿Cómo puedes estar así de bien cuando te pudieron matar?
—Yo estaré bien Beth, no tienes que volver a preocuparte por mí—sonrió tímidamente.
No sabía por qué, pero tenía la sensación de que me estaba ocultando algo.
—Nicole, no te creo nada, y estoy a punto de confundir la realidad con la fantasía. Es decir, ¿realmente estás viva o sólo eres un fantasma?
Nicole sonrió.
—Soy yo, la misma Nicole de siempre. Te prometo que estoy bien.
—No—me levanté de la cama—. Mi amiga me estuviera diciendo todo ahora mismo, fuera sincera conmigo. Me dirías la verdad, Nicole.
—Yo no puedo explicarte de qué se trata esto Beth, no es mi…
—¿¡Por qué tú también dices eso!? —exclamé con frustración.
Contuve la respiración cuando sentí una leve puntada en mi pecho. Nicole también se levantó de la cama cuando notó mi condición.
—Beth, cálmate.
Nicole colocó sus manos sobre mis hombros y me hizo dar cuenta de lo inestable que estaba mi respiración por el movimiento de sus brazos.
—Lo siento—murmuré—. Sólo quiero entender lo que sucede a mi alrededor. Siento que todos saben algo que yo y eso me descontrola.
Nicole me miró durante un buen rato, como si estuviera estudiando las malas probabilidades de decirme.
—Está bien—suspiró—. No te puedo contar todo lo que quieres saber, pero puedo hablarte de lo que viví con Preston, luego puedes sacar tus conclusiones. ¿Nos sentamos? Esta es una historia un poco larga.
Nicole me contó todo sobre ella y Preston. Que desde la primera que lo vio tuvo un extraño presentimiento que quiso confundir con miedo y desconcierto, cuando en realidad siempre supo que se trataba de seguridad, sosiego y amor. Me dijo que era algo que aprendió a tener incluso en medio del miedo. También me habló sobre lo que había sucedido durante mi hospitalización, estuve a punto de morir más veces de las que creí. Luego me habló un poco sobre Laura y Desmond.
—No puedo creer que ese Policía hiciera eso—mencioné todavía sorprendida—. Parecía tan bueno.
—Él no era un humano—aclaró seriamente—. Se trata de un Darksoul, seres de la oscuridad que quieren evitar que…
De pronto se calló y evitó mirarme.
—¿Qué? ¿Qué es?
—Ellos quieren matar todo lo que esté cerca de Preston y sus demás hermanos—contestó finalmente, entonces me devolvió la mirada—. Por eso estás en peligro Beth.
—Pero, ¿por qué quieren hacerles daño a ellos? ¿Por qué estoy en peligro? ¿Qué tengo que ver yo en su guerra?
Nicole me miró condescendientemente.
—Tienes que hablar con Anthony. Lo demás sólo él podrá hacértelo entender de la forma correcta.
Rodé los ojos.
—¿Otra vez con eso? No quiero hablar con él.
—¿Por qué no quieres hablar con él ahora? Creí que te gustaba.
Fruncí el ceño, sintiendo la fiebre de la vergüenza subir hasta las raíces de mi cabello.
—Yo… no, yo…
—Lo noté desde el hospital, Beth. Lo que no entiendo es por qué ahora lo evades.
—Está bien—respiré profundamente—. En el hospital… quizá le dije que me gustaba… y él… me dijo que…
—¿Beth? ¿Te rechazó?
—¡No lo digas en voz alta!
Nicole sonrió divertidamente.
—Estoy segura de que tuvo una razón para hacer eso. El doctor Anthony es bueno, y está enamorado de ti.
Era la primera vez que escuchaba de alguien que el doctor Anthony estaba enamorado de mí, parecía tan imposible.
—Él sólo quiere confundirme, eso es todo. Y yo no tengo la suficiente fuerza mental para poder reprimir todo esto que… que simplemente aflora cuando se acerca. Creo que es muy injusto.
—¿Qué es lo que aflora?
—Eso ya no importa.
—¿Por qué no haces a un lado el rechazo y le preguntas todo lo que quieres saber?
—No, es muy difícil.
—Habla con él, Beth.
—No quiero…
—Tienes que escuchar todo lo demás Beth, y su versión de los hechos, para tomar finalmente una decisión.
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El Festival Golden Gain iba a ser realizado el domingo por la tarde. Así que durante el transcurso de la semana todos estuvimos trabajando la mayor parte del tiempo para que ese día todo estuviera perfecto. Así que el viernes mis amigas y yo nos quedamos con otros chicos y chicas de nuestra clase hasta después del horario estudiantil para terminar los adornos del café Cosplay.
Con respecto a Anthony, todavía no me sentía preparada para hablar con él, así que encontré una forma de no encontrarlo durante toda esa semana. El día que se suponía hablaríamos decidí quedarme con la abuela Esther, la madre de mi papá.
—Ya quiero usar mi disfraz—susurró Eliana, mirando coquetamente a Rom, el chico que pasaba la mayor parte del día atrás de las faldas de Estefany.
—No entiendo por qué—murmuró Karol, sarcásticamente.
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Editado: 08.07.2022