—¡Buenos días! —sonrió al escuchar la tímida voz de George.
Seguía en mi cama, a pesar de estar consciente que llegaba tarde a la Universidad. Mi manta verde me cubría de pies a cabeza librándome del frío, estaba profundamente dormida cuándo mi pequeño amigo me levanta subiéndose en mi cama.
—George. —murmuré— ¿Estás consciente de que te voy a matar por haberme levantado temprano?
—¿Me matarás con pistola o cuchillo?
Rayos, creo que Lily tiene razón, este niño está teniendo ideas sádicas por mi culpa.
—Para ser un niño de ocho años eres muy escalofriante.
—Tengo diez. —me corrigió.
Suspiré.
—Como sea, tengo sueño. Ve a jugar a otro lado. —gruño dándome la vuelta a seguir con mi sueño.
—Lily dice que si no te levantas, no comerás por tres días.
¡Maldición!
Malhumorada me levanto y me dirijo al baño, en este tomo una ducha y cepillo mis dientes, ¿el cabello? Como estoy acostumbrada hacerlo, dejo mi cabello al natural sin ninguna marca de hacer pasado por un cepillo. Me coloco mi típica aburrida ropa para ir a la Universidad y me hundo en lo profundo de mi cama para alcanzar a mis tenis.
—Ya era hora que te levantaras. —me regaña Alice tomado una rebanada de pan con mermelada de maní.
—¿Y Ethan? —pregunto ignorando su sermón, gruñó y se sentó en el sofá más cercano.
—Se fue hace algunos minutos a la Universidad.
—Diablos, ¿Por qué no me esperó?
—¿Debería hacerlo?
Resoplé.
—Adiós. —me despido abriendo la puerta de mi casa. George se me acerca y deposita un beso en mi mejilla para luego alejarse avergonzado.
Qué niño para más tierno.
Como todos los días, subo a mi auto y prendo camino a la Universidad. Paro en un semáforo el cual marcaba rojo, veía a las personas pasar velozmente mientras que yo esperaba que el semáforo anunciara verde y seguir mi camino. Revisé la hora en mi celular y quedé informada que llegaba cinco minutos tarde.
Típico de mí.
Llego al centro educativo y corro hacía la entrada, por suerte la entrada aún seguía abierta y los alumnos seguían ingresando.
Me dirijo al salón de mi facultad y me siento al lado de Ethan, el cual no había notado mi presencia por estar metido en su celular.
Gruñí.
—Gracias por esperarme hoy en la mañana, Ethan. —comento sarcástica.
El pelinegro al escuchar mi voz alza su rostro para después volver su vista a el estúpido celular.
—No despertabas, aparte hoy quería llegar temprano. —responde tranquilo.
—Ya veo.
El profesor entra y comienza su clase. ¿Saben? Odio a este viejo, creo que ya lo había dicho antes, pero este tipo me llega hasta la mismísima mierda, su forma de explicar es tan extraña que hace que no entienda, y para los exámenes tengo que adivinar todo.
Por suerte, la clase no duró mucho, sonó el timbre y todos salieron corriendo como niños de primaria, y Ethan no fue la excepción, ese idiota salió del aula sin decir tan solo un adiós.
Bien, tampoco es que sea la gran cosa.
Salgo del salón y en el marco de la puerta encuentro a un chico aparentemente de primer año, este tipo estaba parado cerca de mí, sonriéndome como tal idiota.
—¿Tú eres Emma Parker? —asiento— Genial, ¿saldrías conmigo? —puse los ojos en blanco.
¿Qué demonios?
—¿Estás loco?
—¿Soy loco por invitarte a salir? Vaya, tú si que eres tierna.
Joder, Esto apesta.
—No saldré contigo, ¿bien?
Frunce el ceño.
—¿Por qué no?
Oh dios, ¿así es como se siente que alguien te invite a salir?
¿Si?
Bien.
Es espantoso.
—En primer lugar, ¿Por qué quieres salir conmigo? No te conozco.
—Yo tampoco te conozco, es más, recién te vi por primera vez en el concurso de canto, quedé encantado con tu voz. Cantas hermoso. —me elogió entregándome unos chocolates.
Eh … Esto es extraño.
—¿Tu …? —después de que me entregara los chocolates este se marchó, seguido de este sujeto, otro chico también se me acercó, de igual manera me entregó unas rosas más chocolates. Y así fue, estudiantes de primer año se me acercaban y me regalaban cosas.
Diablos.
Esos tipos ya estaban asfixiándome con sus detalles.
Camino hasta el jardín llevando conmigo los regalos que me daban, intentaba caminar cómodamente, como una persona normal, pero esto se me hacía imposible por el hecho de tener la vista nublada por las enormes cajas de estos regalos de los sujetos de primer año.