Ya había pasado un mes desde aquel incidente. Por suerte al llegar al lugar, uno de los muchachos le dijo a papá que estaba muy fea y flaca como para desperdiciar su dinero en mí y que mi ropa estaba demasiado vieja, que no me veían como mujer. Papá se sintió humillado y avergonzado, al llegar a casa se desquitó con mamá por haberme parido, yo me llevé la mayor parte de los golpes por defenderla. A veces lo maldecía tanto que quería que mis palabras se hagan realidad y que los dioses se lleven a mi padre, ya no soportaba ver como hacía daño a mamá, estaba harta de ello.
...
Tenía planeado salir con mi única amiga: Indira, ella y yo nos conocíamos desde pequeñas y siempre me distraía cuando veía los puños de mi padre en mi cara.
Indira y yo fuimos a caminar por la ciudad. A veces nos gustaba molestar a los de las otras castas, los hacíamos asustar con maldecirlos y estos salían corriendo despavoridos. Si algo había aprendido de mi desgraciada vida, era a reírme de ella.
- Quiero terminar mis estudios e ir a la universidad- dijo mientras agachaba la cabeza e inflaba sus cachetes.
- ¡Esa es una buena noticia! ¿Por qué agachas la cabeza? Siéntete orgullosa de ello, al menos serás una dalit con profesión- dije suspirando.
- Lo siento- se golpeó la frente con la palma de la mano- sé lo mucho que querías seguir estudiando y yo aquí contándote mis planes.
- Tranqui, si tú logras las cosas que yo no puedo seré feliz por ti porque eres la hermana que nunca tuve, tus logros son mis logros y tus novios también- eché a reír y empecé a correr.
- Ahora te alcanzo y te haré repetir lo último- dijo a carcajadas.
Llegamos al Blue Lassi, un puesto muy conocido de yogurt aquí en Varanasi. Las personas venían de todas partes del mundo y dejaban sus fotos en la pared.
- Dos por favor- le dijo al joven mientras le pagaba- Yo invito shasha.
- Solo mi madre me dice así, pero viniendo de ti lo acepto- le dedique una sonrisa fingida a propósito- gracias, no sé qué haría sin ti Indira.
- Seguramente morirías tonta- echó a reír mientras probaba de su helado.
- ¿Ya te preparaste para los desprecios que te harán en la universidad? - dije rascándome la cabeza y mirando hacia abajo.
- Por supuesto, la escuela me preparó- me sonrió, pero sus ojos estaban aguados.
En el colegio cuando tenía la oportunidad de ir, todo el mundo nos humillaba y denigraban. Recuerdo que los mismos maestros no permitían que nos sentáramos junto a los demás niños, mucho menos que bebiéramos de la misma agua. Las niñas dalit llevábamos uniformes grises, mientras que las otras chicas tenían trajes rosas.
- Si te molestan me avisas y les echamos la maldición jajaja- le dije para hacerla reír.
- ¿Lo prometes?
- Lo prometo- entrelazamos nuestros dedos meñiques.
A la mañana siguiente tenía que ayudar a mamá a cubrir las paredes de la casa con estiércol de vaca, esa era nuestra manera de tapar los agujeros porque la época de monzón había destruido nuestra vivienda.
- Cuando aprenderás a hacer bien las bolas de estiércol hija- dijo mientras ella hacía una esfera con un poco de desecho.
- Quieres que me vuelva experta para seguir haciéndolo algún día que tú me faltes, ¿verdad? - solté sin pensar.
- Shasha...- suspiró y luego no dijo nada.
- Lo siento mamá, es solo que a veces pienso en que cuando tú no estes me quedaré completamente sola, ya que nadie quiere tomar por esposa a tu horrible hija- mordí mi mejilla interior.
- No pensemos en eso y solo ayúdame a reparar la casa antes de que llegue tu padre a cenar, ¿oke? - dijo moviendo la cabeza.
- Oke.
Cuando tenía unas pocas rupias de sobra, me gustaba preparar muchas paratas (masa frita a base de harina de trigo) o al menos lo que alcanzara, con chana masala (guiso a base de garbanzos) e invitar a las personas que eran más desafortunadas que yo. Por mi barrio, vivían personas que literal no tenían un techo. Aunque el mío era a base de barro y estiércol, al menos nos cubría del frío en época de lluvias. Las personas sin hogar eran más olvidadas que nosotros, solo vivían de la caridad de los turistas porque las personas de India jamás se les acercarían, ya saben los de las otras castas.
Esto lo hacíamos a escondidas de mi papá. Mi mamá y yo llevábamos comida a cuantos pudiéramos, a veces nosotras nos quedábamos sin comer. Mamá decía que Vishnu el dios de la paz y el amor, nos recompensaría por ello. Yo le pedía, que me recompense reencarnando en un cuerpo no indio, mucho menos dalit. De todos modos, sabía que no me lo iba a cumplir porque como dije anteriormente, había perdido la fe en los dioses.
- Shasha apúrate en hacer esas paratas, tenemos que llevar a la abuela de la esquina algo de comida antes que llegue tu papá- dijo con cara de preocupación.
- Sí mamá- dije mientras ponía más leña para atizar el fuego- por cierto, el otro día salí con Indira y me dijo que irá a la universidad.
- ¿Indira? Que alegría por esa muchacha, al menos ya no tendrá que mendigar unas rupias- miro al techo como pensando- ¿hija has pensado en retomar tus estudios?
- ¡¡¡Retomar qué!!!- elevé mi voz mientras hacía cara de espanto- mamá ¿estás loca? Sabes que papá no quiere que estudie, además no sé si soportaría el bullying de mis compañeros por ser Alisha Panwar.
Decir mi apellido a las personas era motivo para que sepan que pertenezco a lo más bajo de las castas. Así como Panwar, había otros apellidos que solo llevábamos los dalits. Esto hacía que no consiguiéramos trabajo al solicitar o presentar algún tipo de documentación, que nos rechacen instantáneamente. Si Indira quería estudiar corría el riesgo de nunca encontrar trabajo al culminar su carrera.
- Si los dioses te han puesto en esta vida, bajo este cuerpo y nombre es por algo mi niña. Desde que te vi por primera vez, sentí que algo especial te espera, no sé cómo ni cuándo, pero algo bueno viene por ti querida. -dijo con los ojos llenos de ilusión.
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Editado: 20.02.2024