Quizás es solo la vida

capítulo 1

Siento como me ahogo. Como la marea cada vez me adentra más al océano. Como los ruidos molestos cesan. Ya no siento mi cuerpo, no puedo moverlo. No puedo salir. Ya no hay salida, no puedo escapar. Intento subir pero no lo logro. ¿Qué era mi vida sin él? Sin la persona que hacía que abra los ojos, mi razón para vivir en este mundo lleno de mentiras. ¿Podía sobrevivir? Capaz aún no estaba lista.

Sentada en la arena, con los pies enterrados y con un libro en mano, miró las olas desde lejos. Tan libres y sin ningún patrón. Ninguna era igual, todas eran únicas. Mientras agarro un puñado de arena con mi mano y lo voy soltando levemente siento una presencia atrás mio; Morgan Rizzo.

Se sienta lentamente cerca mío, no tan cerca, mantiene distancia. Veo como trae una bolsa que contiene cosas dentro. Escucho como su teléfono empieza a sonar, posiblemente sea su novia. O bueno, una de las tantas que tiene él. Nadie sabe nada sobre él, es todo un misterio.

De la bolsa saca dos cervezas, una para él y la restante la agarra con la otra mano. Duda en dármela, como si estuviera pensando en si lo que esta por hacer está bien. Como si fuera una niña pequeña. Pero no lo era.

—¿Cerveza?—preguntó con un tono seguro, como era costumbre de él. Chico seguro. Algo que yo no era, claro. —Te hara bien despejar la mente.

—Supongo. Gracias. —respondí con timidez. ¿Debía beberlo?

Su teléfono volvió a sonar. Me pidió perdón y contestó. Había acertado, era su novia, Tiffany. Si no recuerdo mal, es su quinta novia en el año. A Ciro se lo conocía por ser el mujeriego tres mil, aún así las chicas seguían cayendo y volviéndose bobas cada que lo ven entrando a algún lugar.

Gritaba. Discutía. No me gustaba escuchar como los demás se gritan entre sí, odiaba estar presente en peleas. Es tan incómodo. Me removi en la arena, enterrando cada vez mis pies. No podia seguir escuchando. Las personas pueden ser tan crueles cuando están enojadas que asusta. Es aterrador.

Me levante de golpe, Morgan estaba un poco alejado y de espaldas a mi. De a ratos se daba vuelta para mirarme e indicarme que todo estaba bien. Claro no era así. Era fácil saber cuando él mentía. Lo conocia hacía ya muchos años. Era mi amigo desde que tengo memoria. Va a mi casa cada fin de semana para visitarme, no me dejaba nunca en paz. Era el hermano mayor que siempre quise. Me cuidaba como a nadie.

Admito que me a parecido lindo, bueno, Morgan es lindo sin intentarlo. Tiene algo que hace que cualquier mujer quiera estar con él, las seduce con la mirada. Cuando cumplí los catorce y el los quince, me empezó a atraer, pero no podía hacer nada, él era el novio de mi hermana y claro, yo la mejor amiga. No arruinaría eso por sentimientos absurdos.

Luego de eso me obligue a que no debería interesarme más por él y funcionó. Con mi hermana, Brooke, terminó luego de unos meses. A Morgan no le interesan mucho las relaciones, él dice que son "aburridas". Claramente no se ha enamorado nunca como para decir eso. Decía que no sirve para las relaciones, y tuvo razón.

Brooke sigue teniendo un pequeño crush con él en la actualidad, pero intenta ocultarlo. No lo oculta bien. Cada vez que le habla se agarra del pelo y empieza a peinarlo con su propia mano, se pone nerviosa cuando lo tiene cerca y se sonroja levemente cuando obtiene un cumplido de él.

Ella es hermosa, era de esperarse que Morgan se fijará en ella. Su cabello rubio y liso era lo que más destacaba de ella, sin olvidarnos de sus ojos, un color bastante bonito; celeste claro. Tenía unas curvas envidiables. Podría decir que es perfecta.

Yo era todo lo contrario. Mi cabello en comparación al de ella era negro y levemente ondulado, no lo llegaba a ser del todo. Mis ojos eran del mismo color pero, más oscuros.

Un ruido, más bien, una voz, me saco de mis pensamientos. Sin darme cuenta había llegado a la orilla del mar. Mis pies estaban mojados y cubiertos por arena. Sentía el agua fría impactar contra mis piernas.

—¿Está todo bien, Ada?—preguntó mientras se acercaba. Coloco sus brazos sobre mis hombros. Ambos estábamos mirando el cielo y como se iba oscureciendo el día. —¿Vamos?

Sabia que con "¿Vamos?" se refería a ir a su casa a cenar. Siempre era recibida por la señora Rizzo. Y nunca me negaba a ir, hacia la mejor comida que podría existir.

Como respuesta asentí levemente y me dirigí en donde estaban mis cosas para recogerlas. El libro estaba cubierto por arena. Este me lo había regalado mi tía por mi cumpleaños, me tome el tiempo de leerlo y tampoco lo leería ahora. Decir que iria a leer fue la excusa perfecta para salir de casa y distraerme tan solo un rato.

Levante mis cosas y seguí a Morgan por detrás. Él tenía un hermoso auto rojo nuevo modelo, algo envidiable. Decía que era su bebé. Supongo que era lo único que quería realmente. Subí al auto y olí su perfume impregnado en todo el lugar. Era único.

Mientras él manejaba dirigiéndose para su hogar, yo, miraba por la ventana con todo el vidrio bajo. Me encantaba sentir el viento pegar contra mi cara mientras la música inundaba mis oídos. Por un momento pensaba que nada pasaría y que todo iba a estar bien siempre. Claro, puras mentiras.

—¿Sabes algo sobre ..—no dijo nada por unos segundos, hasta que tomó la decisión de seguir hablando—.. Él?—interrogó, sacándome de mis más profundos pensamientos.

Sabía a quién se refería. Me gustaría haber dicho que sí. Que todo se había arreglado y que habiamos vuelto a la normalidad, pero lamentablemente no se nada de Luke. Lo extrañaba como a nada en el mundo. ¿Por qué era tan complicado vivir sin él?

Negué lentamente con la cabeza; —No se nada sobre él desde hace cinco meses —respondí. Me hubiera gustado que aquello fuera mentira, pero no lo era.

Era complicado no pensar en él. Mi primer pensamiento cada que abría mis ojos todas las mañanas era Luke, y aquel día en la playa ...

El viento chocaba contra mi rostro. Me encontraba sentada sobre una manta que había llevado él, haríamos un picnic. El mar estaba alto, el atardecer era perfecto, aquellos tonos los recuerdo como si hubiera sido ayer. Luke se había ido a buscar algo.




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