Era una cobarde, cuando los dolores aumentaban y el miedo me invadía actuaba como una cobarde.
En la oscuridad de mi habitación mientras buscaba con desesperación los medicamentos me permitía llorar, trataba de luchar contra ese miedo que si lograba invadirme seria mi final.
Era una guerra de eso estaba segura.
Luchaba cada noche, cada maldito segundo, pero mientras más me esfuerzo siento mi debilidad aumentar.
Sabía que llegaría un momento en que no podría más y el miedo lograría vencerme, pero mientras no fuera así luchare con todo lo que tengo, no permitiré que me vea rendida a sus pies.