~ F E R N A N D A~
Estaba finalizando el nombramiento de los caballeros que habían realizado hazañas sorprendentes en la guerra. Me levanté y pasé mi espada suavemente de un hombro a otro, honrando a cada uno de ellos.
—Yo te nombro, Conde de Ángelo.
Fue el héroe que salvó a mi hermana de una muerte segura.
—Es un honor, Majestad.
Era un hombre reservado, atractivo y muy capaz según mis informes. Tengo pensado en trabajar personalmente en los matrimonios que se organizarán esta temporada, puede que consiga una joven noble que se una en matrimonio con el Conde Ángelo.
Miré al caballero Gustav, quien sería el último en recibir mi honor.
—Por el honor conferido por Dios, yo te nombro, entrenador de los cadetes.
La mirada de Julia fue de sorpresa y de él fue neutra. Si, no sería un puesto alto o de verdadero agradecimiento por su contribución, pero es lo único que le daría.
—Es un honor, Majestad.
<<No subirás escaleras relacionándote con mi hermana, Lord Gustav.>>
Me senté en el trono, ya que el embarazo hace que los pies me duelan y me canse rápido.
—Nombraré a mi consejo.
La mirada de todos se enfocó en mí.
—El Marqués Baltor.
Un hombre mayor con conocimiento absoluto del imperio y poder.
—La Marquesa Sio.
La mujer que tiene diversos comercios y mantiene mucho poder.
—El Conde Ángelo.
El ahora nombrado Conde se sorprendió por un momento ante su nombramiento.
—Duque de Shack.
El hombre con mucho poder militar y serio ante las decisiones, una familia admirable en el imperio.
—Es un honor, su Majestad la Emperatriz.
Una vez acabó de nombrarse a los del consejo, pedí que se retiraran y solo quedaron mi consejo conmigo.
—La primera tarea que les pido como mi Consejo Real es que… —sonreí—consigan candidatos para los compromisos de mis hermanas.
Todos mostraron sorpresa ante mi apresurada decisión de comprometer a mis hermanas, pero debía asegurar buscar buenos prospectos de esposos antes de que pudieran cometer algún error.
—Será un honor para el Marquesado Sio ayudar a su Majestad con el compromiso para sus altezas las princesas. —La Marquesa era una mujer correcta y muy seria.
—Tendremos reuniones cada tres días, por ello, quiero las mejores propuestas para un candidato correcto para mis hermanas, aquel que lo logre recibirá un premio.
Eso fue suficiente para hacer que todos no perdieran la oportunidad para esto.
Es sin duda esto lo que se necesita para hacer llegar a los dos hombres correctos.
—Conde Ángelo.
Él se detuvo mientras los demás se iban, hasta que salieron de la sala, hablé.
—Tengo una tarea en secreto que quiero que hagas, ¿bien?
—Si, Majestad.
Sentí una patada en mi vientre lo cual hizo que me doliera, acaricié suavemente, era como el llamado de mi bebé a su atención.
Cálmate, no estés celoso, bebé.
Sonreí. James estaría orgulloso de la protección que tiene nuestro hijo a mí.
—¿Qué opina de mi hermana la princesa Julia? —No me gusta andarme con rodeos, soy clara.
—¿Disculpe, Alteza?
Sonreí
—¿Hay alguien en el corazón del conde? —Respetaría cualquier relación que él tenga en su vida, pero una alianza como el matrimonio sería imprescindible—si es lo que usted desea, podría...
Él negó.
—Hubo alguien, pero falleció, lo lamento—se inclinó—enserio no podría abrir mi corazón.
<< Es algo que entiendo y respeto, ya que para mí solo existirá James. >>
—Eso está bien, entonces —chasqueé mis dedos y una de mis damas le entregó una carta—, haz que esa carta llegue al Imperio de Liun.
Frunció el ceño.
—Majestad, ¿A quién debo dárselo?
Lo miré por un segundo y luego volví mi mirada.
<< Debo hacerlo por el bien de mi bebé >>
—Al príncipe de la Corona, Enrique De Liun.
Debía dar un paso hacia el futuro; solo existía una forma de poder neutralizar a mis enemigos sin una pelea: una unión matrimonial. Julia está jugando a la enamorada y por ello dejaré su matrimonio en manos de mi consejo. Por supuesto, que yo misma juzgaré a los candidatos, no entregaré a mi hermana a cualquier hombre. En cambio, con Alba, planeo hacerla una Emperatriz; organizaré su matrimonio con el príncipe de la Corona, Enrique De Liun. Según mis espías, el Emperador De Liun, padre de Enrique, está muriendo y quiere casar a su hijo. Alba es fuerte, determinada, inteligente y hermosa. Será una gran Emperatriz; me es leal y no se deja dominar por nadie que no sea yo.
Sería una unión bastante beneficiosa, pero necesito comunicar esto a Alba. Sé que comprenderá, pero al menos espero que sienta algo. No sería tan despiadada como para hacerle daño a mi hermana.
Habían pasado semanas desde que anuncié a mi consejo que se moviera con la búsqueda de pretendientes. Pensaba que si el príncipe Enrique se oponía al matrimonio con Alba, tendría pretendientes dignos para mi hermana. Estaba en mi revisión habitual, la cual se repite desde que despierto hasta que me duermo. A pesar de sentir algo raro, el doctor real debe revisarme. Estoy tomando todas las medidas posibles para que mi hijo esté bien.
—Hasta ahora, el embarazo marcha bien, Majestad.
Hice una señal para que se retirara.
—Majestad.
Las damas comenzaron a vestirme, y una vez que estuve vestida, una de ellas me pasó la carta. Tomé el papel y ordené que esperaran afuera.
#37762 en Novela romántica
#24570 en Otros
#3768 en Acción
amor deprecion comfucion comfusion, amor romance dudas odio misterio, nobleza romance humor
Editado: 22.04.2024