Capítulo 2:
Caí golpeándome en la cabeza en algo pero no sabía que era. Por un momento creí que no había pasado nada, e intenté levantarme pero no podía cada parte de mi cuerpo me dolía como si yo fuera una bolsa de boxeo y hubiera recibido golpes de todos los boxeadores del mundo. Abrí los ojos, y ví que me encontraba en un pequeño arbusto, escuché voces y arrastrándome hacía un enorme árbol. Y finalmente ví aún grupo de personas muriendo, más al fondo pude ver a un hombre de ropa negra, cabello negro, piel blanca como la nieve, mirada fría como el hielo sin ningún tipo de expresión facial y con un enorme látigo y una espada clavándosela a un señor de unos 55 años, con ropa de aldea y con cabello blanco.
«Oh Dios, ¿Qué mundo es este?», me pregunté, mientras ví a los hombres peleando.
-¿Dónde estoy?.-inquirí en voz baja..
El hombre de ropa negra me vió por un instante y luego me ignoró, le sonrió a un hombre con una sonrisa fría y finalmente le clavó su espada, se fue acercando a mi con una mirada distante que hizo que mi corazón se congelara al tenerlo en frente de mí.
-¿Quién eres?.-pregunté tartamudeando.
-¿Yo?.-contestó él con una mirada fría.-esa pregunta es para tí, ¿Quién eres tú? ¿Cómo apareciste?.
-No lo sé.-le contesté.-sólo aparecí.
Él me miraba con dureza
-No deberías estar aquí.-dijo una voz en tono brusco.
Levanté la vista y vi al hombre con una mirada cada vez más fría.
-Yo...-intenté decir, pero las palabras no me salían
-No sé, como demonios apareciste, pero eres una mujer extraña con una ropa extraña y que apareciste de sorpresa.
Él hombre de negro alzó su espada y me apuntó a mi cuello.
Ahogué un grito fuerte al ver como esa espada estaba en mi cuello, aspiré fuertemente tratando de controlar mis nervios. Lo que fue un error, ya que él hombre al ver que estaba asustada sonrió con cinismo.
Me volví y salí corriendo en el bosque donde me encontraba. Corría cada vez más rápido para escapar de ese hombre y poder salir del lugar donde yo me encontraba.
Me detuve en un enorme árbol y pude ver que no estaba en mi época si no en otro lugar diferente, aquel lugar era igual que mi sueño eso significa que estaba en el lugar donde moriría y no sabía qué hacer.
Iba a seguir caminando y me sorprendió al ver que aquel hombre apuntaba nuevamente a mi cuello, no había advertido de su presencia. Mis ojos se cristalizaron al pensar que moriría en un que no es mi mundo.
-No te muevas.-me amenazó él hombre.-si lo haces no dudaré en clavar mi espada a tu cuello y sabes que no estoy bromeando ya que viste con tus propios ojos como les clavé mi espada a esos dos hombres, pero si me ayudas no te mataré soy un hombre de palabras.
-¿De verdad?.-inquirí un poco asustada. No sabía si él cumpliría el trato o no, sentía miedo. De hecho, estaba asustada de que ese hombre después de ser de su utilidad finalmente me mate.
-¿Por qué mentiría?.-dijo bruscamente.
-Porque mataste a esas personas sin remordimiento.-le dije
-¡Hummm! Pero tú debes verificar si yo cumpliría mi trato debes aceptar o deseas ser una mujer de compañía eres muy hermosa y cualquier hombre estaría encantado en comprarte y los prostíbulos ganarían mucho dinero contigo.
-Eres una persona malvada.-musité
-¿Aceptas?.-preguntó
Permanecí callada mientras no era capaz de apartar la vista de él.
-Eso creí, sabía que en cualquier momento aceptarías mi propuesta.-repuso
Miré que él caminó hacia sus hombres y luego volvió a mirarme
-Iremos a una aldea así que no intentes escapar ya que mis hombres tienen orden de disparar y no importa si es una hermosa mujer.-me advirtió.
Giré sobre mí misma, sorprendida y asustada, y me encontré con un caballo de alrededor de dos metros y negro. Me quedé mirándolo por un instante,y finalmente decidí buscar una salida para escapar de esos asesinos. El caballo me bufó y yo me sorprendí porque por un instante olvidé mi propósito que era escaparme de aquel hombre que me tenía de prisionera.
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Editado: 23.12.2019