CAPÍTULO 3: Premier jour

Lunes por la mañana, un nuevo día se hacía presente para los alumnos de Hogwarts. El primer día de clases luego de la gran guerra, para algunos regresar a las aulas sería un poco entrañable aunque estas no estaban en su mayoría reconstruidas.

En las mazmorras más claramente en la sala común de Slytherin se encontraba un joven sentado en uno de los sillones observando su nuevo horario mientras esperaba a que sus demás compañeros se dignaran a despertar. Cuando por fin escucho movimiento proveniente de las escaleras vislumbro a quienes esperaba, Theodore Nott y Blaise Zabini bajaban con una paciencia que hizo que su rubio amigo rodara los ojos en un gesto de descontento.

-Podrían apurarse par de holgazanes –se levantó de su lugar para dirigirse a ellos

-Por favor Draco aún es temprano –Zabini trató de apaciguarlo– ni que las clases desaparecieran

-No desaparecerán pero si llegamos tarde no nos dejaran entrar –añadió Nott que se encontraba en los últimos peldaños de las escaleras

-Theo se supone que estás de mi lado –lo regaño el anterior- no debes decir esas cosas

-Bien, no estoy para sus cosas –parecía que Draco perdería su poca paciencia si seguía escuchándolos- andando, vamos a desayunar

Al llegar al Gran Comedor las cosas parecían normales, el joven Malfoy recibía unas cuantas miradas, algunas de odio otras de miedo, pero aunque él ya estuviera acostumbrado a aquello siempre le parecía fastidioso.

Cuando los tres amigos ya iban por la mitad de su desayuno Blaise Zabini notó que no había tantas personas ahí, al principio pensó que era porque ellos ya estaban tarde pero luego notó a Granger en la mesa de Gryffindor y de inmediato descartó la posibilidad, esa chica jamás llegaría tarde a ningún lado.

-¿No creen que hay menos estudiantes que otros años? –se lo hizo notar a los otros dos slytherins

-Bueno, con lo ocurrido hace unos meses y tomando en cuenta que el castillo no está totalmente en pie, no creo que los padres quisieran que sus hijos estuvieran aquí –Theo Nott siempre sacando sus conclusiones de una manera profesional

-Nott tiene razón Blaise, nuestros padres son los únicos locos que mandan a sus hijos a estudiar en medio de los escombros

-Bueno tampoco es como que en Drumstrang te fueran a aceptar –ese comentario no le hizo mucha gracia a Draco, Zabini debía empezar a cerrar su boca

-Soy un Malfoy, no dudarían en aceptarme –dice con su típico tono de superioridad

-Precisamente por ser un Malfoy es que no te querrían ahí –Blaise sonreía triunfante ante su comentario

-Bien, no tienes que estar recordándome mi pasado cada dos por tres

-Lo siento Draquito pero alguien tiene que bajarte de tu nube de una vez por todas

-Yo creo que Potter ya lo hizo –comenta Theodore por lo bajo pero lo suficiente como para que Draco lo escuche

-¿Qué te hace pensar eso? –dijo el rubio frunciendo el ceño

-Bueno es que ahora ya no lo molestas así que…

El rubio no lo dejó terminar, se paró muy violentamente de la mesa y se fue dejando a sus compañeros en la mesa.

-Creo que se molestó

-¿Tú crees Zabini?

-Me parece qué no debiste de mencionar a Potter

-Pensé que ya lo había superado

-Sabes que sigue siendo un tema delicado para él

-Y tú sabes que literalmente él está en esa mesa ¿no? –dice mientras señala la mesa Gryffindor en donde efectivamente se encuentra Harry Potter

-Sí lo sé pero… -no sabía cómo continuar, todo lo referido a su rubio amigo era complejo

-¿Entonces debemos de hacer cómo si nunca hubiese pasado nada? No creo…

-Disculpa que te interrumpa en tu bien preparado e inteligente discurso Theo pero Draco fue muy claro al respecto –estaba pensando muy bien sus palabras- quiere estar bien pero los recuerdos aún lo tienen lastimado y el simple hecho de mencionar a Harry lo altera

-Está bien, tendré más tacto la próxima vez –se rinde ante tal argumento

-Bueno tampoco es que tengas que prometerme nada, no soy su madre, pero si somos sus amigos debemos entenderlo y apoyarlo

-Sí, tienes razón Blaise… a veces me asusta que tengas la razón y hables con tanta sabiduría

Al oír esto el moreno ya se estaba regodeando, pero el nuevo comentario de su amigo hizo que su ego bajara.

-Lo bueno es que eso no pasa muy seguido -terminó por decir Theodore

Cuando el desayuno ya ha acabado, todos los estudiantes se dirigen a sus respectivas clases, sin darse cuenta todos los alumnos repitentes de las cuatro casas tienen la misma dirección: el aula de transformaciones.

De un momento a otro el murmullo de los estudiantes que se encuentra en el pasillo esperando a que abran su clase se detiene, sus ojos fijos en punto o más bien en una persona.

Draco Malfoy se percata de dicha acción y no hace nada más que molestarse porque siente que esas miradas están dirigidas hacia él. Sus dos amigos parecen no notarlo.

-¿Por qué todos me miran ahora? ¿Qué no saben que me molesta?

-Siento bajarte de tu nube y pincharte el globo del ego, pero no te están mirando a ti hurón albino –los ojos de Zabini viajan junto con los demás al final el pasillo

-¿Entonces a…? –él está de espaldas así que no sabe a qué se refiere

-La miran a ella –Theodore también tiene su mirada en esa dirección señalando con un leve movimiento de cabeza haciendo que el rubio voltee

Desde que salió del Comedor las miradas no han dejado de seguirla, cuando pasa todos se quedan callados como analizándola. En su antigua escuela era igual pero por alguna razón eso ahora le molesta un poco.

Camille camina a paso lento por el pasillo que la llevara a la clase de Transformaciones, ignora a cada una de las personas que ve por ahí. Pero al estar más cerca de su objetivo dirige una mirada rápida hacia unos hermosos grises para luego entrar en el aula que ha sido abierta y nadie lo ha notado.