El joven de diecisiete años de edad, recién graduado de la academia militar de Ismahru entró a su humilde hogar con la alegría en el rostro en busca de su anciana abuela, quien lo había criado desde muy joven a causa de la muerte de sus padres en un terremoto, cuando él apenas era un bebé de pocos meses de edad.
Su abuela se encontraba sola en casa. Debido a su avanzada edad no pudo asistir a la ceremonia. El gallardo joven había logrado graduarse entre los cinco mejores guerreros de su promoción, la cual había superado a todas las anteriores.
La ausencia de su abuela no molestó al joven, y en vez a quedarse a participar de la recepción que habían preparado para todos, fue en su búsqueda.
La anciana mujer se encontraba en su habitual silla, mirando el bello jardín en el patio central de la pequeña vecindad en la que vivían. Cuando el joven la vio, corrió a sus brazos entre lágrimas de dicha, la anciana al escucharlo llegar le alzó los brazos llenándolo de besos y felicitaciones por sus logros. El joven pasó toda la tarde a los pies de su abuela, contando cada parte de la ceremonia, sin desestimar cualquier detalle por más mínimo que fuera; no quería que su abuela se perdiera de nada. La expresión de aquella mujer reflejaba todo el orgullo y amor que sentía por él, y él al relatar todo con tanto detalle, trataba de demostrar lo importante que era, sin importar en la precaria situación económica que estuvieran, ellos eran felices.
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Editado: 10.08.2023