Ramé

7; Leo

Esᴛᴀ́ sᴏɴᴀɴᴅᴏ Lɪʟ Nᴀs ғᴛ Nᴀs ﹣ Rᴏᴅᴇᴏ

No he pegado un ojo en toda la noche, por lo que fui a correr más temprano de lo normal y ahora llevo mucho tiempo despierto, pero no necesito dormir más.

He pensado en irme toda la noche. No puedo dejar de pensar en Bambi y ese chico y sé que Roddy no es mi problema.

Joder, ni siquiera ese chico lo es, pero no puedo estar ahí mirando como ella se va con otro cuando estoy deseando oler su perfume.

Le doy una calada al cigarrillo y veo como Bárbara aparece. Lleva unos pantalones altos cortos y un top verde. En su cabeza, lleva un sombrero y en sus pies unas botas. Viene preparada este año, mi hermano sale detrás de ella vestido con una camiseta blanca y unos pantalones vaqueros por la rodilla y espero ver a Bambi, pero no sale.

— Kenzie nos espera —dice Diego.

Asiento y empiezo a caminar hacia la carretera, dejando la granja detrás. Kenzie no bebe, así que es mejor que siga llevando su vieja camioneta para que nosotros podamos beber.

No tardo en subirme en la parte de atrás de la camioneta cuando saludo al pequeño Ronan y a su hermana y suspiro pesadamente, deseando encenderme otro cigarrillo.

Joder, me da igual. Saco la cajetilla de mis pantalones y no tardo en encenderme uno.

El corazón me bombea con fuerza cuando veo la cabellera rubia de Bambi. Diego pone sus manos en la cintura de la chica y tengo un deja vu.

— Ayúdala —dice mi hermano.

Pongo el cigarro en mi boca y me pongo de pie, acercándome a ella. Tiendo mi mano y ella la acepta. Su pequeña mano entre la mía hace que mi corazón se estremezca y tiro de ella hasta que está sobre la camioneta.

Lleva un vestido blanco que se ajusta a sus curvas y un escote de corazón que hará babear a todo el maldito rodeo.

Le doy una calada y tiro el cigarrillo fuera de la camioneta. Ella se sienta en el medio, como hace un año, solo que ahora las cosas han cambiado mucho.

Me siento en la esquina, pero está vez, ella procura que ninguna extremidad de su cuerpo se roce conmigo.

Diego se sienta a su lado y golpea el cristal de Kenzie para que se ponga en marcha.

El silencio es incómodo. Ella lleva las manos en sus piernas para que no se levante su vestido y ambos la miramos.

— ¿Llevas bragas esta vez, Bambi? —Le pregunta mi hermano.

Le tiro la caja de cigarrillos por la pregunta indiscreta y gruño porque no debería de haber hecho eso.

— Sí que llevo. Tengo una cita.

¿Qué? La miro, al igual que mi hermano.

— ¿Tienes una cita? ¿Ahora?

— Sí.

— ¿Es con ese chico de ayer?

— Sí.

Los dientes me rechinan y tengo que mirar hacia otro lado. Tengo que ir haciéndome a la idea de Bambi con otro hombre, alguien que la merezca.

— ¡No me mires así! —Dice Bambi y la miro. Le da en la pierna a mí hermano—. Sólo vamos a beber unas cuántas cervezas y comer algo.

— Hmmm... Tienes que tener cuidado.

— Sé cuidarme sola, Diego.

— Eres mi hermana pequeña, tengo que cuidar de ti.

Mi hermana pequeña...

Eso debería ser Bambi para mí si hubiera mantenido mi cabeza sobre mis hombros. Si hubiese sido verdaderamente consciente de lo que estaba haciendo, pero me dejé llevar.

— Y lo agradezco.

— Tendré un ojo sobre ti.

— ¡Diego! No quiero que hagas eso.

No me meto en la conversación porque no tengo derecho a hacerlo y paso el camino callado mirando hacia delante, intentando no poner un ojo sobre ella y desear tocarla.

Siento mi cuerpo echarse hacia atrás y luego hacia delante. Mi brazo vuela a Bambi y lo pongo debajo de su pecho. Se agarra a mi brazo para no salir disparada y el móvil de Diego sale volando.

— ¡Por el amor de Dios, Kenzie! —Golpea el cristal de la cabina— ¡Nos vas a matar aquí atrás!

Ha estado muy cerca porque Diego ni siquiera la ha sujetado esta vez debido a su teléfono.

Sus ojos se posan sobre los míos. Sus dedos aún se aferran con fuerza a mi camiseta y puedo sentir el latido de su corazón porque aún estoy sujetándola.

— Por poco —digo.

Ella suelta mi cabeza y quito mi brazo de su cuerpo.

— ¿Estás bien? —Pregunta Diego.

— Sí —responde ella.

Mi hermano se arrastra hasta coger su teléfono y ella se alisa su vestido. Nuestra amiga no tarda en aparcar y ella es la primera en bajar, sin ayuda. Simplemente da un salto y se planta en el suelo haciendo que Diego y yo veamos el color de su ropa interior debido al vuelo.

— No seas pervertido —me murmura mi hermano saltando de la camioneta.

— ¿Yo? —Lo sigo— Tú le has visto la ropa interior a tu hermana pequeña, yo simplemente he visto la ropa interior de una chica.

Diego golpea mi brazo cuando bajo y Ronan se pone a mí lado.

— ¿Puedo beber cerveza hoy?

— No —me río—. No puedes.

— Justin me contó que vosotros ya bebíais cerveza con mi edad.

— Eran otros tiempos —remuevo su pelo y él se queja.

— ¡Eh! ¡Me había peinado!

Sonrío y nuestros amigos nos esperan en la puerta. Bambi no deja de morderse el labio y estar pendiente al teléfono. Ese chico de ayer aparece. Es alto y rubio. Sus ojos son grises y sí, tiene más músculos que yo, como si su única meta en la vida fuese el gimnasio. Su mano se pone en la pequeña cintura de Bambi y besa su mejilla.

Bárbara no tarda en acercarse y yo decido empezar a caminar hacia la barra para beberme una cerveza. Charlie me sigue y tengo a Ronan pisándome los talones porque en algún momento de una borrachera del año pasado le dije que este año probaría la cerveza.

— ¡Me dijiste que sí! —Me dice.

— Mi yo borracho no tiene nada que ver con mi yo sobrio. Tendrás que esperar a que me emborrache para volver a hablar con él —le digo dándole un trago a la cerveza.

— ¡Joder! —Refunfuña.

Charlie me acompaña a beber y sé que será un día largo. Roddy no tiene muy buena cara, supongo que pensó que este verano si podría ligar con ella. Hace calor y bebo rápido, también como. Kenzie me dice que no debería beber tan rápido, pero también sabe que tengo resistencia al alcohol. Es un rodeo diferente porque jamás me he sentido de esta manera.



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En el texto hay: comedia, romance, juveniladulto

Editado: 12.09.2021

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