Elissa
Mañana es mi cumpleaños.
Gracias a las pastillas, paso la mayor parte del tiempo durmiendo y así las pesadillas han disminuido.
Mike ha hecho de enfermero todos estos días, me trae las pastillas y comidas a la hora exacta...
Mi prima está muy feliz y eso me alegra mucho, hoy llegan sus padres y los fue a buscar al aeropuerto, sí, se llevó mi auto.
Los hermanos Banner prácticamente viven aquí lo único que hacen es dormir fuera, pero la loca a veces duerme aquí.
Marco y Luke han estado visitándonos todas las noches que el rubio no trabaja los hemos incluido en nuestra pandilla. Hoy nos invitaron a mi hermano y a mí a su heladería favorita, iremos en la noche.
—Lisa, vamos a salir, cualquier cosa llámame— me grita Mike desde la planta baja.
—Ok, vuelvan pronto.
Sigo revisando mis apuntes de psicología y marcando algunas notas que me parecen importantes. Tocan mi puerta provocando que suelte todas las cosas.
—¿Quién es?
—El monstruo del lago Green— su respuesta hace que sonría. Era una de las bromas que hacíamos cuando éramos pequeños.
—Adelante.
—Hola ¿qué haces?— pregunta luego de darme un golpecito en la frente.
—Estudiaba un poco ¿cómo entraste?
—Iba llegando y los tres chismosos iban saliendo y me dijeron: ¡Hey! Recibe las llaves, cuida a la enferma.
No puedo evitar reírme de su mala imitación de Mike. Levanto la cabeza encontrándome con el profundo verde de sus ojos... una duda surca mi cabeza y mi ceño se frunce automáticamente.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Ya lo hiciste, así que, continúa— me responde con una hermosa sonrisa en su rostro.
—Llevas unos días sin venir ¿te sucede algo, Rafa?— noto como sus músculos se tensan visiblemente y al cabo de unos segundos se relajan como si decidiera contarme.
—He estado encerrado en casa estos días, pero he estado preguntando por tí, que conste, Sophie...
—¿Quién es Sophie?— pregunto interrumpiéndole.
—Es una amiga, la pelirroja ¿recuerdas?
—Oh ya. Tus noches locas. Como la canción de Natti Natasha— frunce el ceño sin saber de que hablo— No debía extrañarte en este momento, lo digo aunque me mate el arrepentimiento, queee tus besos no se me olvidan, hey...
—De esa noche que lo hicimos en Chicago...—nuestro pequeño concierto es interrumpido por el timbre.
Bajo corriendo y abro la puerta chillando como niña pequeña.
—¿Tío Erick?
—El mismo. Williams se te soltó tu mascota— siento a Rafa soltar una risita baja mientras enarcó una ceja en dirección al hombre delante mío que hace un ademán restándole importancia—¿Cómo te llevaba la vida sin mi? ¿Eres feliz? No lo creo, pero ya llegue. Y tranquila, ya te voy a atender yo en tus enfermedades ¿Sabes qué? te compré un regalo de cumpleaños pero no te lo daré hasta mañana.
Termina su dramático discurso y me da un gran abrazo de oso. Paso a saludar a la tía Sam.
—¡Sam! que linda te ves.
—Gracias, querida— me da dos besos en la mejilla y entra.
—Hola loca— saludo a mi primita.
—Hola lindura. Y hola tú, perdido— señala a Rafa que está recostado en el marco de la puerta con su habitual mala cara, la saluda con un asentimiento de cabeza.
—¡Llegamos!— chilla una vocecita aguda que tanto quiero.
—Vaya que zorra, nos vamos 5 minutos y hace una fiesta— dice Chris abrazándome por detrás.
—¿A qué hora llegan nuestros padres?— indaga Rafa.
Sí, los Banner, los Williams y papá salieron a un viaje de negocios.
—Dentro de 3 horas, bro— le responde Chris apartándose de mi.
—Bien.
—Lisa, las pastillas— entra Michael con un vaso de agua y mis pastillas en cada mano.
—¿Cuándo termina esta tortura?— todos se ríen, obviando mi sufrimiento.
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Salgo del baño observando a las dos personas que me esperan acostadas en mi cama haciéndose fotos. Las cuales me obligaron a ponerme un vestido blanco, Dan me ondeó las puntas del pelo y a pesar de que Lau está en contra llevo mi chaqueta de cuero.
—Elissa, Mike, los buscan— nos avisa papá.
Él y los demás llegaron hace unas horas.
—Ya voy ¿Me veo bien?— pregunto a las chicas.
—Divina.
—Como toda una diosa.
—Las amo ¿sabían?— les lanzo un beso al aire y bajo.
Al llegar mi hermano me guiña un ojo dándole un beso a su novia, todavía me asombra que esta se haya negado a ir con nosotros, papá solo nos mira y asiente con la cabeza.
Veo el auto de Luke aparcado afuera, respiro profundo abriendo la puerta.
—Hola ¡Pero que guapa te ves!— me halaga Luke dándome dos besos.
—Estás divina, como siempre— saluda Marco mirándome con ternura.
—Gracias chicos ¿Nos vamos?
La heladería está cerca de casa, en el camino vinimos cantando Hey Mama de Nicky Minaj, al parecer es la favorita de Lukie.
Marco compró los helados, cosa que aunque nunca lo admita incomodó a mi hermano. Luke insistió en que nos sentáramos en la plaza a observar el anochecer.
—"Esto sonora cursi, pero tus ojos me recuerdan a las estrellas"— recita Marco y lo miro con los ojos entrecerrados—Es de un libro ¿ok?
Aclara y no puedo evitar soltar una risita.
—Mi estúpido niñero, lo conozco— sonrío y trato de cambiar el tema—No sabía que leías.