Crowley ya está en el coche porque joder, menos mal, pensaba que esto no se iba a acabar nunca. Aziraphale tarda un poquitín en llegar porque… es menos rápido. Se sube al coche.
Toma un poco más de Wishkey porque él tampoco quiere tener la conversación que viene ahora y luego guarda la botella en la guantera, mirándole.
—Ehm…
—So... —le levanta las cejas y luego pone el motor en marcha.
—E-Esto es un malentendido.
—Oooh... un... malentendido. ¿Aja?
—¿N-No?
—Podría ser. Esperaba que me lo explicaras.
—¿Yoooo?
—Pues ¿qué crees que es lo que se ha malentendido? ¿A qué te refieres?
—Bueno, ellos… Ehm…
—Mjm...
—Ya sabes cómo son los humanos. La gente suele… ser rara. Un poco. Y hacerse… ideas. Y son mis amigos y… —no tengo para nada tantos amigos como para hacer un drama por esto y es más fácil ignorarlos y hacer como que no entiendo, piensa para sí. Se sonroja y aprieta los ojos.
—¿No te... impresiona eso? ¿Las... ideas? La clase de ideas, pues.
—¿A qué te… refieres?
—¿Pues cuál es el malentendido, según tú?
—Sabes cuál es —le mira de reojo.
—Me parece que hay varios, así que ya que estamos quiero saber el que tú consideras importante.
—T-Tú y yo… n-nos respetamos —se limpia las manos suspiras en los pantalones, nervioso.
—No hagas esto raro hablando de eso, Aziraphale —arruga la nariz y echa la cabeza atrás poniendo los ojos en blanco, pero no le mira porque se ha sonrojado un poco. El ángel aprieta los ojos con ese regaño—. Uhm... ¿Q-Qué hay de... toda esa gente?
—¿Qué hay?
—Pues... tú dirás.
—¿A qué te refieres? La gente que…
—El de la librería satánica, el stripper... Óscar...
—Ah, algunos se usan para explicar… Algunas historias que he tenido que contar y que quizás encontrarías… conocidas.
—Conocidas...
—Familiares.
—A mí no me ha parecido en lo absoluto conocida la del escritor.
—Ahh... eso —se sonroja un poquito y se mira las manos —. Te había explicado sobre él de camino hacia allá.
—¿De verdad? No parece que me contaras absolutamente nada en vista de lo que ha sido.
—¿¡Cómo no?! Para el tiempo que tenemos…
—Bueno, ahora tenemos bastante.
—¿T-Te lo parece? E-En realidad hemos venido rápido hasta aquí y… B-Bueno, tendrías tú que contarme otras cosas…
—¿Yo tendría que contarte qué?
—Pues como te ha ido, que te han parecido… Y qué te han contado… ¡además de esto!
—Ah... bien —resúmenes resumidos por Anthony Janthony Crowley.
—¿Bien? ¿Eso es todo lo que vas a decirme? ¿"Bien"?
—Pues no os he matado a todos como en algún momento pensé que pasaría. Ha ido bastante bien en mi opinión.
—¿Matarnos? ¿Por?
—Sois todos insufribles.
—¿¡Por?! ¡Venga ya!
—¿Tú no les estabas oyendo? Posh —aparca el coche.
—¿Te parece que eran Posh? ¡Eso no es para odiar a nadie ni para decirles insufribles!
—No solo eran Posh —le mira de reojo y se baja del coche.
—¿Entonces?
Crowley le mira por encima del techo del coche.
—Whaaat?
—Eran como pequeñas e impertinentes versiones de ti mismo —hace gestos con los dedos como si corretearan por encima del coche como cucarachas y luego mira antes de cruzar la calle para entrar a la librería.
—Pequeñas e impertinentes —aprieta un poco los labios, siguiéndole—. Pues… eso me pasa por presentarte a mis amistades.
—Ni siquiera sé qué te gusta de ellos —se para en la puerta, esperando a que le abra.
—Pues… Son amables y divertidos. Y bailan —explica justamente abriendo la puerta. Lo que le gusta de ellos, es que... le hacen caso y le tratan bien.
—¿Sí? ¿Bailas a menudo con... Christopher?
—Charles. No bailo con nadie, bailamos todos juntos —le sujeta la puerta para que pase.
—Parecía querer que le trajeras aquí y... —entra mirando alrededor.
—Nada de eso va a pasar —se apresura a interrumpirle mientras acaba de cerrar de nuevo la puerta y luego se gira, mirándole.
—Y bastante frustrado parecía con ello —levanta las manos inocentemente caminando de espaldas hacia dentro—. La verdad, sabía que eres un cabrón, pero nunca te había tenido por un calientabraguetas...
—No soy un… ¡No soy eso que dices! —protesta dejando el abrigo y el sombrero en su sitio.
—No hay otro nombre para eso... aunque lo merecen. Parecen tenerlo claro y aun así estar ahí esperando tus migajitas... —mira alrededor y luego le mira a él de nuevo.
—Pero es que no… Yo no… No soy un humano. Yo soy un ángel. Insisto en que lo que ellos hagan en otro sitio es su asunto, pero conmigo ellos saben que está fuera de las opciones —mueve las manos en un gesto definitivo de negación.
—Y luego está... —hace un redoble con las manos en el mostrador de la librería y luego le mira con la cara un poco desencajada en una falsa sonrisa—. ¡ÓSCAR! que por lo visto no entra en esa categoría.
—Sí que entraba en esa categoría —frunce el ceño.
—Hasta ellos le consideran tu ex —le mira de reojo y se va a los estantes, buscando en los libros.
—No deberían. Oscar tenía una esposa, hijos e incluso un amante —Aziraphale aprieta los ojos con eso, siguiéndole. Crowley hace una pausa delante de un estante y le mira de reojo.
—¿Fuiste a esa boda? —pregunta en un susurrito, porque una cosa es que el ángel sea un idiota y se fuera a zorrear por ahí y otra es que alguien fuera un perfecto IMBECIL con él como para atreverse a invitarlo a ver la boda de alguien a quien quería con alguien más.
—Sí, si fui a su boda con Constance... —asiente. El demonio frunce el ceño y se vuelve a los libros. Cada vez nos cae mejor Oscarín—. Él era una figura pública y empezó a tener MUCHO éxito. Antes quería casarse con Florence pero ella le rompió el corazón.
Editado: 08.05.2024