Un hombre murmura,
respira, admira el silencio y vuelve a murmurar.
No es un hechizo, es una invocación.
No le gusta estar solo, lo agobia, lo tortura.
Está en el infierno.
Es como un laberinto, está repleto de ellos.
Ellos son lo mismo que él.
No hay peor monstruo que uno mismo.
Lo agobia, lo tortura, es un acto de desmembramiento.
Desglosa cada parte de sí; deja de ser un universo.
Pero es un hombre, un hombre solo.
Un hombre que murmura,
respira, admira el silencio y vuelve a murmurar.
Pide ayuda, callado, porque no quiere que lo liberen.
Cree que puede solo, pero lo torturan,
está en el infierno.
No hay peor monstruo que el silencio.