Dana corría con un nudo en su garganta, su vista la llevo hacia el horizonte, sus piernas trastabillaban por el nerviosismo que llevaba su cuerpo, lágrimas de angustian recorrían sus mejillas, imploraba que aquel caos que se desato en su ciudad acabara pronto, pero lo que más deseaba es que su amado no haya muerto.
Aquella película impresiono a muchos curiosos que la observaban atónitos en la expo cine de varias universidades en la ciudad. Eliza era una chica, que soñaba con ser directora de cine, sus sueños, su imaginación, la llevo a crear varios guiones de muchos géneros, pero pocos pudo plasmarlos en una cámara.
A sus 19 años la consideraban un genio pero en la universidad la catalogan como una chica presumida y egocéntrica eh allí cuando las apariencias engañan, Eliza pudo entrar a la universidad gracias a una beca que le fue otorgada por sus calificaciones y su don por las películas.
Eliza no era más que una chica de baja estatura de piel blanca con una contextura delicada, su cabello ondulado y castaño, lleva como algo tan distintivo como son sus lentes con una ligera fisura en uno de los cristales.
La ciudad un tanto hogareña y pequeña con un ambiente cálido y humilde la volvía un lugar sin muchas emociones, la universidad queda cerca de una vieja plaza histórica, donde un monumento de un libertador se irgue como atractivo principal, además la plaza cuenta con varios lugares en los cuales los helados son uno de los postres más codiciados por los visitantes.
Eliza tener un rostro inocente la hace casi pasar desapercibida por la gente es un punto a su favor que no ha logrado sacar provecho. Después de la universidad atiende un pequeño negocio de dulces junto a su padre, Alberto, un hombre bigotudo que suele contar a sus clientes sus anécdotas de cuando era piloto de la fuerza aérea y como se enfrentó a un ovni (obvio que lo había inventado para atraer clientes) pero ese era el toque especial de su negocio, “las historias de misterio y conspiraciones”.
Una tarde de diciembre Don Alberto cayo muy enfermo por lo cual tuvo que cerrar el negocio por unos días pero luego se volvieron meses y eso a Eliza le preocupaba demasiado, ya que las deudas no se hicieron esperar, cada cierto tiempo los de cobranzas llamaban insistentes y con burdas escusas supo apaciguar a dichos cobradores.
⸺ ¿Qué debo hacer?, porque justo tuvo que pasar esto, mamá no nos desampares ⸺ Eliza había perdido a su madre cuando apenas tenía 10 años, un fatídico accidente en la fábrica en la cual trabajaba hizo que su madre falleciera, su padre tras enterarse el fatídico hecho abandono la fuerza aérea y logro emprender un negocio humilde de colaciones tradicionales.
Eliza había conocido a un joven apuesto, esbelto y popular en la universidad, su nombre es Andrew quien tenía fama de ser mujeriego y además de conseguir todo lo que él quisiera y cuando quisiera. Fue así que en una noche de amigos, alcohol y sexo, uno de los jóvenes más desafiantes de la universidad provoco una apuesta ⸺ vamos flaco, a que no atreves, tú y tu fantástico encanto harás que esa flaca caiga ante tus pies. ⸺ Andrew lo dudo por unos minutos pero acepto el desafío ⸺ va lo acepto pero ojo si esa tipa se enamora de mi hacen lo que sea para alejarla, es rarita.
Mientras a unas calles, Eliza se esmera en cumplir unos encargos de su padre, habían transcurrido meses desde que volvió a su taller de golosinas y había hecho un par de docenas de colaciones para una pequeña guardería, era casi las seis de la tarde y mientras caminaba con una canasta se encontró con Andrew, él se encontraba junto a su auto, un modelo Mazda deportivo.
⸺ Hola, este… ⸺ Eliza lo miro extrañada y sorprendía, no sabía que aquel chico que la volvía loca le había hablado.
⸺ Eliza, es mi nombre ⸺ Andrew hizo una expresión de chasquido con sus dedos y se volvió a ella ⸺ que haces por esta zona, ¿trabajas por aquí?
⸺ no, bueno de hecho vengo a dejar nos encargos de mi papá, y ¿tú vives por esta zona?, ¡lo dudo!
⸺ mmm… no, bueno vine por aquí, la señora de este negocio suele vender bebidas interesantes o eso creo ⸺ Eliza sabía que era una excusa muy tonta pero le creyó por unos instantes. ⸺ ven te llevo en mi auto hasta tu casa, que dices.
De regreso a su casa tuvieron una plática normal y extraña, pero se sentía cómoda con lo que le sucedía; la noche mezclada con una brisa cálida la volvió especial, ⸺ Eliza, quisieras venir a una fiesta en casa de un amigo, hay chicas también así que estarás cómoda, ¿quieres venir? ⸺ Andrew sonó confiado.
Después de unos largos minutos Don Alberto acepto que su hija fuera a una fiesta, le dio un par de horas para que se pueda distraer, después de todo se lo merecía, habían pasado meses de que ella saliera con amigos.
Cuando llegaron a la fiesta en una casa al final de una residencia de clase alta, muchas personas que Eliza desconocía llegaban con bellas mujeres y autos deslumbrantes, la fiesta conmemoraba el cumpleaños número 21 de uno de los amigos de Andrew, conocido también como el idiota parlanchín, ya que solía alardear de la riqueza de su familia y el cómo al ser el hijo menor derrochaba su dinero con vanidades.
Las horas transcurrieron entre chismes sin sentido sobre estudiantes de padres adinerados, alcohol, y parejas besándose en cada esquina, la fiesta entraba en calor cada vez más y más, de pronto Andrew apareció entre la multitud con una sonrisa extraña
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Editado: 28.04.2020