Raza Valiente

Capítulo IX

Diana

Después de un arduo entrenamiento, salí a tomar aire a uno de los balcones del castillo, al más alto. Me sorprendí cuando vi a Silvia parada en el muro con los brazos abiertos

  • ¿Silvia? – Dije y esta bajó los brazos – ¿Qué estás haciendo?
  • ¿Crees que, si un elfo cayera de esta altura, moriría? – preguntó – 
  • No lo sé, pero será mejor no averiguarlo – Comencé a acercarme lentamente – 
  • No soy lo suficientemente fuerte – Silvia me miró, yo ya estaba muy cerca de ella – 
  • Eres más fuerte de lo crees
  • Lo siento – Dijo con una lágrima en los ojos – Pero no lo soy, lo intenté, pero es demasiado para soportar – Corrí hacia ella y Silvia se lanzó, rápidamente sujeté una de sus manos, era demasiado pesada – 
  • ¡No te voy a dejar caer! – exclamé sujetándola con toda mi fuerza – 
  • ¡Diana, por favor, déjame ir, no entiendes lo que está sucediendo! – exclamó – 
  • ¡Entonces hazme entender y prometo que te ayudaré! – En mi voz se notaba la fuerza que ejercía con mis brazos – 
  • ¿¡Cómo piensas ayudarme si te marchas mañana!?
  • ¡No me marcharé, me voy a quedar!
  • ¡De cualquier forma, no podrías ayudarme! – Silvia se me resbalaba, di un fuerte grito por el esfuerzo que hacía tratando de retenerla – Puedes soltarme, todo está bien – En el momento justo que se me resbaló, otra mano la sujetó, Silvia perdió la conciencia, Dafer la subió sin esfuerzo y la cargó en sus brazos – 
  • Gracias a ti, Silvia sigue con vida – Dijo antes de llevársela –

 

Me recosté a una de las columnas y suspiré de alivio. Entré corriendo y caminé detrás de Dafer - ¿Cómo está? – le pregunté – Estará bien, solo debe descansar – Respondió. La dejamos durmiendo en su habitación, cuando salimos Dafer cerró la puerta

  • Deberías ir a descansar, es muy tarde – Me dijo – 
  • ¿Tú no dormirás?
  • No, me quedaré aquí vigilando a Silvia, me aseguraré de que no quiera volver a hacerse daño

 

Le deseé las buenas noches a Dafer y volví a mi habitación. Me sentí liberada cuando quité toda la ropa de cuero de mi cuerpo, estaba muy apretada, no es lo que estoy acostumbrada a vestir. Me puse el camisón y entré a la cama, estaba tan cansada, pero los pensamientos de lo que sucedió con Silvia no me dejaba descansar. Después de un tiempo tratando de dormir, apenas cerré los ojos, sentí a alguien llamándome, los abrí nuevamente y solo vi una silueta en la oscuridad parada frente a mí, iba a dar un grito, pero tapó mi boca con su mano

  • Tranquila, soy yo – Dijo acercando su rostro – 
  • ¿Gor? ¿Qué haces aquí? – Dije levantando el torso – 
  • ¿No estás feliz de verme? – preguntó – 
  • Por supuesto – Dije con una sonrisa y lo abracé – Pero ¿Cómo llegaste aquí? 
  • Entré por la ventana
  • ¿Cómo viniste de tan lejos? ¿Cómo pudiste burlar a los guardias?
  • Hablas cómo si no me conocieras – Dijo – Además, tenía un propósito mayor –Pasó su mano por mi cabello y lo colocó detrás de la oreja – 
  • Ansío saber cuáles eran esos propósitos – caminé hacia la ventana y le di la espalda para ocultar mi sonrisa – 
  • Quería verte una última vez – Dijo riendo – 
  • De igual forma, no puedes estar aquí, si te descubren, te llevarán al calabozo – Dije preocupada – 
  • Tranquila, no lo harán – Gor se sentó en la ventana y yo me puse de pie a su lado – ¿Cómo está todo en el castillo? – Bajé la mirada con su pregunta – 
  • Cosas horribles han sucedido estos días – respondí – 
  • Si, en la aldea no se habla de otra cosa que la muerte de la hija del rey, pero tú no eras muy apegada a ella ¿O sí?
  • No, pero he tenido que presenciar tantas muertes, incluso me había planteado volver a la aldea mañana, pero al final he decidido quedarme – Los ojos de Gor brillaron y una sonrisa se dibujó en su rostro – 
  • ¡Diana, por favor vuelve! Tania y yo te estamos extrañando tanto – cuando escuché el nombre de mi madre sonreí – 
  • ¿Cómo está ella? – pregunté – 
  • A veces se nota un poco distraída, creo que es cuando piensa en ti, pero Diana, piénsalo bien, sería fabuloso si volvieras
  • Lo sé, pero no puedo hacerlo
  • ¿Por qué?
  • Porque ahora tengo otros fines, después de todo soy una híbrida y debo proteger Digglespo – mi respuesta hizo que Gor se enojara – 
  • ¿Estás diciendo que saldrás al campo de batalla?
  • Cuando sea necesario, sí, es mi deber
  • ¡Pero podrías morir! – exclamó – 
  • Para eso voy a entrenarme 
  • Pero…
  • Gor, has venido a hasta aquí y lo menos que quiero hacer es discutir esto
  • Está bien – Dijo con un tono relajado – ¿Al menos tienes el colgante que te obsequié?
  • Sí, pero lo mantengo oculto
  • Cuando mi madre me lo entregó, dijo que era muy poderoso
  • ¿Poderoso? – pregunté – 
  • Mi madre solía decir que la criatura más débil se volvería la más fuerte si lo llevaba consigo, solo que no dijo cómo usarlo, deberás descubrirlo 
  • Pensé que era sólo un colgante, pero si es así, debería devolvértelo – Iba a buscarlo, pero él sujetó mi muñeca – 
  • No, con mi poder de controlar el aire tengo suficiente, tú lo necesitas más que yo
  • Gracias – Dije con una sonrisa – 
  • Debo irme antes de que amanezca, no quiero que me atrapen
  • Sí, es lo mejor – Gor bajó de la ventana y se puso de pie junto a mí – 
  • Hablas como si quisieras que me marchara
  • Es que no quiero que te atrapen – rodeó mi rostro con sus manos y me besó – 



#12676 en Fantasía
#17065 en Otros
#2159 en Aventura

En el texto hay: secretos, magia, sobrenaturales

Editado: 15.01.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.