Razones peligrosas | Libro 3

3

Por suerte, el primer día de universidad fue lo bastante tranquilo.

No había nadie que se quejase lo suficientemente como para arruinar mi mañana.

― Te veré en el cambio de hora. ―Connor salió de mi salón mismo profesor al final del día, por suerte, Bags no había aparecido anoche.

―¿No será que hubo algo más entre tú y esos cueros andantes? ―Mina me iba a desquiciar en cualquier momento.

―Mina, en serio, solo besé a Merri y fue un error, así de simple.

Y claro, él sentía algo también y desde hace un buen tiempo atrás, decírselo a Mina sería como desatar un polvorín.

― ¿Y Alison? ―pregunté, Mina se encogió de hombros.

―No se sentía bien, la dejé en la farmacia antes de venir ―respondió, el cambio de tema me ayudó.

―¿Margarita Starbags? ―Giré el rostro en dirección al sujeto que había osado llamarme así.

―¿No me recuerdas? ―preguntó el idiota.

Pensaba meterle la taser por pura respuesta, hasta que el maldito lunar en la oreja, un punto azul que parecía un arete me dijo quién era. Sí, era el maldito delator de la primaria.

Se me antojó aplicarle una dosis de indiferencia total―. No ¿Quién rayos…?

―Un placer, Mina del Prado, su mejor amiga, por cierto. ―Y la primera que iba a morir de un infarto inducido.

El tipo sonrió animado―. No has cambiado en nada Margarita, soy Kevin Roman ¿Me recuerdas ahora?

El que hiciera su estúpida pose de Superman me erizó la piel.

―Recuerdo a un petizo llorón que siempre espiaba bajo las faldas de las niñas y se paraba al pie de la escalera para contemplar bajo las minis de las profesoras de inglés ―recordé.

Mina no pudo cubrir mi boca a tiempo, pero él parecía sonreír con los recuerdos.

―Si mi chica favorita no me hacía caso, debía contentarme con algo ―dijo de lo más campante.

Tomó asiento a mi lado. ¿Qué hice mal? Lo fulminé con la mirada mientras él conversaba de lo lindo con Mina, la misma traidora que me empezó a promocionar para una relación.

Mi taser tenía suficiente batería para un par de idiotas.

―Mentira, esos ojos azules deben ser implantados. ―Mina era la experta en socialización con el enemigo.

―No, no, solo nací a imagen y semejanza del bisabuelo, era todo un semental ―alardeaba él.

Dudo que haya sido todo un cerdo como él lo fue en primer grado; al parecer, había conservado la cabellera castaña en el mismo estilo de rockero electrocutado, estaba bronceado y era alto como Bags.

―¿Y de dónde se conocen? ―preguntó Mina. Yo me enfurruñé en mi lugar.

―En la primaria, Margarita fue mi amor platónico que ha madurado al verdadero amor ―exclamó soñador, no dudé en sacar mi taser y metérsela por el costado.

Ser enviada a psicología me alegró la mañana.

―No puedo creer que le hayas sacado los hijos en frente de la profesora ―Se quejaba mi niñero gruñón.

Miré a Connor que llegaba con un muy animado Eli, eso no pronosticaba nada bueno.

―Cosas que pasan ―murmuré.

Mi atención estaba en ubicar a Bags.

―Merri tenía un extraño tic en el ojo cuando escuchó tu informe, pero no podía venir, un caso se hizo mierda en un segundo ayer ―Su comentario no era bueno, pero si lo mantenía lejos por un rato, no iba a quejarme―. Margarita, las cosas no andan bien ―Eli se dirigió a mí muy serio.

―¿Eh?

¿Debería importarme?

Connor le dio un codazo―. Un caso surgió justo después de lo que pasó en la zona industrial. ―Tenía que mencionarlo―. Resulta que la banda era grande e internacional.

Como que vivían de la trata de chicas, era algo obvio.

― Los cabecillas se han separado y están actuando por su cuenta, están secuestrando chicas. Un grupo las vende, otros las devuelven solo para perseguirlas de nuevo, como una cacería urbana y luego están los que ultrajan al paso cada cierto tiempo, por las denuncias, suponemos que a las elegidas se las quedan ―Su resumen consiguió asustarme.

―Creí haberles dicho que no la alertaran por gusto.

Bags terminaba una llamada mientras se acercaba a nosotros, vestía su ropa habitual de pantalones de vestir, camisa negra de manga corta y unos lentes oscuros que le hacían ver como el infierno, por algún motivo, tenía el penacho blanco escondido con cobertor de canas.

―Margarita Poma, es la siguiente ―El llamado de la psicóloga fue algo inoportuna.

―¿Todo bien? ―Bags se quitó las gafas de sol analizando el entorno.

―Solo un incidente leve, nada de qué hacer escándalo. ―Agradecí la ayuda de Connor―. Pero si quieres, ingresa con ella, no creo que Emma diga algo― ¿Cómo de familiar era Connor con la psicóloga?

Salir de psicología tardó más de lo esperado, gracias al grupito encabezado por Bags.




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