—¡Que ni se te ocurra! — grité —No pienso hacerlo— negué repetidas veces.
—Carajo— Khaler bramó ante mi imposición más yo no podía dejar de verle totalmente inquieta ya que ante mí se encontraba él transformado en bestia. — ¿Vas a subir o te la pasaras viéndome todo el maldito día? — su voz al convertirse se escuchaba totalmente diferente ¿monstruosa se podría decir?
Después que él regresara mis recuerdos y disidiésemos regresar a casa nos turnamos para tomar duchas, su silencio era sepulcral, era obvio que no estaba acostumbrado a tener compañía y era más que obvio que yo no era lo suficiente buena para serlo. Aunque no podía mentir que verle discutir conmigo me daba un poco de calma ante sus largos silencios. Hace unos momentos este había decidido convertirse en lobo, dijo que de esa forma llegaríamos más rápido a la zona dos de Antrum. Al escucharle hablar deduje rápidamente que Khaler conocía muy bien los diferentes caminos hacia la ciudad, causándome escalofríos cuando se sinceró y contó orgulloso como la mayoría de sus matanzas las hacía en esa parte de Antrum diciéndolo con tanta naturalidad como si de un simple juego se tratase.
— ¿Estás seguro de esto? — suspiré dándome por vencida mientras caminaba hasta él, con lo cual Khaler solo asintió.
Al estar cerca de él pude ver lo gigantesco que era. Provocando que su imponente presencia hiciera que mi corazón palpitara con nerviosismo. Él giró su cabeza para verme y al parecer comprendió que era imposible que yo pudiera alcanzarlo y montarme sobre su lomo por lo que este se inclinó hacia el suelo para que yo pudiera subir.
— ¡Oh! Carajo— dije asustada en el momento en que Khaler se puso de pie dispuesto a comenzar nuestro viaje.
— ¡Sostente! — le escuché decir
— ¿¡De que!?—grité, pero era demasiado tarde ya que él comenzó a correr — ¡Detente! ¡Khaler! — grité como loca, logrando que con dicha acción este corriera aún más rápido solo para hacerme asustar mucho más.
Después de mi drama y casi arroyo de lágrimas él decidió andar un tanto más despacio. Llevábamos alrededor de doce horas desde que habíamos partido de casa. La oscuridad de la noche poco a poco iba envolviéndonos dentro del aterrador bosque y su silencio no estaba ayudándome en nada.
—Sabes— dije dispuesta a romper el silencio —Eres maravilloso— acaricié con mi mano el pelaje azabache que cubría el lomo de Khaler —A pesar de cómo llegaste a ser esto—tragué saliva nerviosa —Eres el segundo ser más maravilloso que mis ojos alguna vez pudieron haber visto— admití con vergüenza mientras recostaba mi cabeza sobre él.
—Agradezco que no sea un monstruo ante tus ojos— le escuché decir mientras andaba a paso lento —Pero ¿quién es el primero? — su curiosidad me sorprendió provocando que una sonrisa se dibujara en mis labios.
— El verdadero tu— susurré. Khaler detuvo su andar por un ligero momento para luego caminar nuevamente. Mordí mi lengua regañándome por lo que acababa de decir.
Recuerdo que mi madre solía decirme que no todo lo que pasaba por mi cabeza era correcto decirlo. La verdad es que siempre he tenido esa forma despreocupada. Algunos creerían que mis inocentes sentimientos serian equívocos ante la crueldad de este mundo, pero gracias a ellos he podido mantener una sonrisa en mis labios, aunque las cosas anden terriblemente mal, y ahora que lo pienso nunca me importó decir lo que rondaba en mi corazón y creo que nunca lo hará, ser así es lo que aun sobrevive en mí y no estoy dispuesta a perder lo último que queda de mí.
—Hemos llegado— dijo Khaler después de minutos de silencio los cuales no habían sido para nada incómodos.
Mi boca se entreabrió al ver como frente a nosotros se alzaba el imponte lado sur de Antrum, ¿quién diría que justo después de un denso bosque que pareciera como si no tuviese fin se encontraría tan inmensidad de concreto?, según sé Antrum se divide en cinco zonas diferentes de las cuales solo he estado en zona uno y dos, pero la zona cuatro, cinco y dos son reconocidas por ser demasiado peligrosas, estas están repletas de caza fortunas y traficantes, donde se pueden encontrar humanos a la venta y de igual forma el IT7 o bien conocido también como el oro de los caídos, el cual es un tipo de droga que hace que las habilidades de estos se miren incrementadas al igual que su nivel de psicosis. El IT7 es altamente adictiva ¿qué cómo lo sé? Sencillamente, Lev, el traficante que me tenía bajo su control me obligaba a consumirlo cuando quería que fueran mucho más efectivas mis habilidades a la hora de asesinar a su competencia y a los traidores.
—Sí, hemos llegado—susurré—Hace mucho que no ponía un pie en este límite de la ciudad— dije mientras un leve temblor se hacía presente en mi voz. Bajé del lomo de Khaler segundos después observé como su cuerpo fue cubierto con su característica bruma y cuando esta desapareció él ya era un hombre nuevamente. Podría apostar que justo en este momento mi rostro lució como el de una completa estúpida.
—Recuerda Gabrielle, no estás sola esta vez— dijo provocando en mí una sensación de seguridad.
—Gracias— respondí dándole una de mis mejores sonrisas
—Ya está de más decirte que no puedes ni debes confiar en nadie, tenemos que pasar lo más desapercibido posible ante los ojos de los demás— explicó mientras cubría mi cabeza con el gorro del abrigo negro que tenía puesto, ocultando mi llamativo cabello rojo. A como iba vestida parecía un chico, un alto y delgado chico —Hemos dejado atrás la seguridad de la zona uno, los dominios de Lev comienzan aquí, las cosas a partir de hoy no serán fáciles así que tienes que confiar en mí— vi la seriedad en su rostro.
—Lo sé, y lo hago— dije susurrando lo último, indudablemente lo hacía, pero después de todo por lo que he pasado confiar en alguien se me hace difícil. Ambos comenzamos a andar en dirección a la ciudad la cual al igual que las demás tenía un tinte tétrico y húmedo. En esta época del año en el lugar hacia mucho frio, siempre he creído que el tipo de frío que hacia aquí congelaba hasta los huesos.