— ¡Eres un imbécil maldito inútil! — Acker gritó rompiendo de un puñetazo la nariz de Lev — ¡Te di un solo maldito trabajo y no pudiste hacerlo! — siguió gritando mientras seguía dando puñetazos en el rostro del desdichado rubio, el cual ahora era la víctima perfecta de los problemas de ira de Acker.
Acker decidido hacerse cargo tal y como se lo había prometido a Aren. Y después de su conversación sin perder más el tiempo decidió ponerse en marcha hacia Antrum. Para ser más específicos al bar de Lev, donde se encontró con las noticias de que el rastro de su querida Gabrielle había desaparecido de nuevo.
— ¡Detente! ¡Por favor! ¡No tenía idea de que ella había regresado! — dijo Lev con el rostro cubierto en sangre.
—La dejaste ir una vez, ¿y ahora vuelves a perderle de nuevo? — Acker habló con rabia
—La traeré de regreso te lo prometo— dijo el rubio limpiándose la sangre de la boca.
— No te molestes bastardo..., yo mismo me encargare desde ahora— dijo Acker caminando hacía la salida del bar — ¿Vas a venir o qué? — gritó sin voltear, haciendo que Lev se levantara apresurado del suelo.
Mientras caminaban hacía el lugar donde había sido vista Gabrielle las miradas lujuriosas de las mujeres acechaban a Acker, después de todo un chico de tal belleza no se veía a diario por Antrum sin imaginar que quien caminaba junto a aquel caído era el primogénito del dios padre de todos.
— En un callejón se encontraron los cuerpos degollados de cinco hombres, y a unos metros después fue donde sucedió la explosión, se supone que todo el alrededor esta quemado y destruido, algunos dicen que vieron a una chica de cabello rojo pelear con otro chico de su mismas características— Lev aclaró su garganta — El cual aparentemente no sobrevivió a la explosión ya que no se encontró nada de él— suspiró nervioso —Gabrielle fue llevada inconsciente por otros dos hombres— el rubio le comentó a Acker toda la información que pudo conseguir mientas caminaban hacía las afueras de la zona.
— Maravilloso mi chica se ha vuelto más fuerte— Acker dijo con malicia—Me pregunto quién carajos son esos malditos que se la llevaron— masculló pensativo.
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Después de partir del hogar de Set en dirección a la zona tres de Amtrum hemos andando por horas, mi cuerpo se estaba debilitando debido al abrupto uso de mis poderes algunas horas atrás. Este ya no tenía más energía que quemar y la ambrosia que Set me había ofrecido no me sirvió de mucho más que solo para un pequeño lapso de tiempo. Mi metabolismo de Agfin era un asco debido a que no había consumido alimentos humanos desde hace mucho tiempo.
Sorpresivamente mi estómago terminó traicionándome, emitió un ruido que hasta un sordo hubiese podido escuchar provocando que Khaler y Set detuvieran su paso abruptamente haciendo que mi rostro ardiera en vergüenza.
— ¿Qué demonios fue eso? — Khaler preguntó acercándose a mí.
— Yo..., yo lo siento es que no he comido nada desde ya hace un tiempo— susurré apenada.
—Tienes hambre— masculló más como una afirmación que como una pregunta.
—Khaler sigo insistiendo que, para ser un futuro padre de todo, tus conocimientos del mundo y las razas que viven en él son una mierda— escuché decir a Set mientras se acercaba a mí pasando su brazo por mis hombros — ¿Acaso no sabes que los Agfin necesitan comer un alto porcentaje de comida al día debido al desgaste que produce el fuego en su cuerpo? — preguntó con superioridad.
— ¡Para de una vez con eso! — Khaler elevó la voz — ¡Yo no seré el padre de todo, aunque así logre regresar! — gritó enojado —Y claro que sé sobre las razas— masculló.
—Sera así lo quieras o no, ¡para eso has nacido maldito idiota! — Set gritó cabreado tomándolo del cuello del abrigo.
— ¡Basta los dos! — grite provocando que mi cabello ardiera en llamas — ¡Es suficiente! — un jadeo se escapó de mis labios cuando todo comenzó a dar vueltas. Estúpidamente había quemado mi última reserva de energía, no logré tocar el suelo con mi rostro debido a que Khaler me atrapó justo a tiempo.
—Busquemos algo de comida para Gabrielle y nos largamos, el camino hacia la zona tres aún es demasiado largo y en estas condiciones no llegaremos demasiado lejos— sentí como me cargaba para ponerse en marcha nuevamente.
—Lo siento— susurré contra su pecho.
— ¿A qué te refieres? — bajó su rostro para verme.
—Siempre terminas cargándome— sonreí a duras penas, el cansancio estaba ganándome.
—Solo cierra la boca tonta— sentí su pecho vibrar con su risa.
A unos metros pudimos divisar un edificio el cual parecía que en sus tiempos de gloria había sido una enorme fábrica, este lucia abandonado ya que se encontraba lleno de árboles y arbustos los cuales crecían entre las instalaciones viejas y enmohecidas.
— Quédense aquí y ocúltense iré por algo que puedas comer— me dijo mientras me ponía en el suelo —Y tu sirve de algo y cuídala—sentencio a Set.
— No te preocupes la cuidare bien— vi a Set mordiéndose el labio para molestar a Khaler el cual se acercó hasta él.
—Si le tocas tan solo un cabello, voy a comerme tu cabeza— dijo a centímetros de su oído y yo fingí no escuchar — Bien me largo— dijo alejándose de Set para luego darnos la espalda a ambos dispuesto a marcharse.
— ¡Khaler! — caminé torpemente hasta él, el cual se detuvo volteando — Por favor ten cuidado— susurré.
—Lo tendré— me respondió sin ninguna expresión en su rostro. De pronto se desvaneció dejando atrás bruma negra.
— ¿Entramos? — Set preguntó
— Sí, claro vamos— le respondí. Ambos comenzamos a andar hacia la fábrica abandonada, al entrar nos dirigimos a un espacio donde había una hilera de asientos algunos servibles otros en deplorables condiciones — ¿Set? — pregunte mientras me sentada a su lado.
— ¿Dime? — volteó hacía mí.