— Si sigues caminando en círculos vas a marearte Abela, ¿en qué tanto piensas?
— Pienso en nuestro futuro Price — levanté una ceja con enojo, no creo que esa posibilidad tan absurda exista.
— Sonríe un poco más, siempre tienes el ceño fruncido y estás tensa.
Las palabras de mi querida hermana no me causaban nada en esos momentos, papá y mamá discuten como siempre, el pueblo habla de la boda del príncipe como si no hubiera otro tema y el profesor me ha dejado plantada tres noches seguidas. Nada de esto puede seguir así.
Salí al pueblo, papá dijo que no necesitaba nuestra ayuda por hoy y que podíamos estar tranquilas. Con todo lo que ha pasado y el pequeño descanso, salí en busca del profesor, no estoy soportando esto ni un minuto más.
Cuando toco la puerta, una mujer mayor me recibe.
— Buenas tardes — saludo con mi mejor sonrisa — , ¿se encuentra el profesor?
— Buenas tardes jovencita, el profesor no se encuentra — me responde con amabilidad y con gestos de que pase dentro.
— ¿Sabe a donde fue? Necesito su ayuda, mi madre lo anda buscando desde la mañana.
— Lo lamento, él está en el castillo por motivos de suma importancia con el rey. Puedes dejarle un recado si gustas para que pueda llevárselo.
— Muchas gracias, sólo dígale que Abela Clous lo está buscando — me despido, mientras la pobre mujer cerraba la puerta parecía que un demonio se había apoderado de mí.
¿Qué se trae entre manos querido profesor?
Si piensa que va a poder engañarme está jodidamente equivocado.
***
Son las once de la noche, ya no pienso seguir con las estupideces y desplantes de aquel inútil profesor.
Hacía frío, pero no me dejaba inmutar por eso. Mi plan no debe de fracasar, yo haré que funcione lo quiera o no el destino porque sólo yo puedo decidir en esto.
Aunque parecía estar perdida en mis pensamientos, un ruido extraño se hizo presente otra vez. No era un animal, no era alguna cosa absurda con la que mi mente me quiera engañar, lo he visto de nuevo, parado ocultándose detrás de una pared.
No me importaba que ocurriese después, voy a atraparlo y hacer que diga lo que quiere.
Nuevamente la persecución, pero esta vez más feroz, esto es un juego del profesor o de alguien más que quiere mi atención, quieren desestabilizarme, hacerme caer y que pierda.
Pero mi madre nunca me enseñó a perder.
Era como un cazador atrapando a su presa, no me rendía, no pensaba y no sabía cuanto había corrido, solo sabía que cansada no estaba y que mis ansias por atraparlo aumentaban cada vez más a medida que nos perdíamos en la inmensidad del bosque de Irsac.
Cuando reaccioné, era la parte más oscura de todo el bosque. Estábamos en la soledad que nos abrazaba, él y yo.
Mi instinto me gritaba que retroceda, que huyera y no regresara a mirarlo, pero ya era demasiado tarde.
La daga de mi padre estaba oculta, venía preparada desde el ataque anterior porque yo iba a resultar triunfadora esta vez.
Me abalancé sobre él, no importaba si nos hacíamos daño o si al final quedaba un cuerpo para enterrar y que nadie se enterase. Su forma de pelear era tan limpia, digna de alguien que ha crecido peleando sin miedo a lo que puedan pensar o pasar. La palabra vencer no la aceptaba, así que saqué mi daga, no sé en donde le haya dado, parecía adivinar mis movimientos esquivándolos y sosteniendo mis manos, apretándolas, quiere sacarme de encima.
Yo no voy a perder.
En un movimiento brusco me libero de su opresión, un pequeño dolor se hace presente en mi mano al que no le tomo importancia, le he herido con la daga porque un grito me ha hecho saltar. Cuando pienso en quitarme de encima, me da un golpe en mi muslo haciendo que caiga, rodamos por el césped hasta quedar él encima de mí.
Probablemente este sea mi fin si no pienso rápido.
Trato de llegar a su rostro y poder arañarlo o sostener sus manos, mi daga ha quedado fuera de mi poder luego de haberla soltado por el dolor del golpe.
Toma mi cuello entre sus manos, planea estrangularme sin siquiera darme la opción a defenderme.
Me he movido, tomo su cara y con mi puño le propino un golpe a la nariz. Con todo el dolor que le he causado quita una de sus manos de mi cuello, pero termina arrancándome el collar con la poción, por apretarlo, el líquido color morado se ha derramado.
Lo siguiente que pasó fue algo que jamás olvidaré.
Flores empezaron a flotar a nuestro alrededor, las piedras se iluminaron con un morado brillante junto con las flores formando un camino. El viento soplaba con fuerza y una espesa neblina nos atrapó a los dos, no sabía para que lado correr y lo que hice fue levantar la cabeza y ahí lo vi.
No era del pueblo, nunca lo había visto.
Su ropa no es de alguien de la clase trabajadora.
Su mirada choca con la mía, no apartamos nuestros ojos del otro porque sé que piensa lo mismo que yo.
No confío en ti.
Se siente una extraña energía en el ambiente y tengo la razón cuando miro hacia el cielo, un extraño agujero se ha abierto, su interior parece dar vueltas y todo está difuminado.
Un ligero temblor me hace volver, la tierra se mueve y otro agujero extraño y del mismo tamaño se abre en la tierra en medio del camino que formaban las piedras y flores. El chico misterioso ha caído al suelo, tose y tose dando a entender que lo que acaba de ocurrir le afecta.
No he perdido la oportunidad, me he echado a correr.