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Aaron
Al amanecer del día siguiente, me desperté sintiendo una mezcla de emoción y nervios. Había pasado una velada encantadora con María, y quería asegurarme de que el día de hoy fuera aún más especial. Miré el reloj y vi que aún tenía tiempo.
Decidí prepararme con calma, queriendo que cada detalle fuera perfecto para la sorpresa que había planeado. Mientras me duchaba, no podía dejar de pensar en lo mágica que había sido la noche anterior. La forma en que María me miraba llenaba mi corazón de calidez. Su madre era increíblemente amable, y me sentí más que bienvenido, como si realmente formara parte de su hogar.
Cada risa compartida y cada mirada cómplice entre María y su madre me confirmaban que estaba construyendo algo significativo con ella.
Después de vestirme con una camisa que sabía que le gustaba a María, tomé un momento para organizar mi sorpresa. Había preparado un pequeño picnic que llevaría a ese parque donde nos conocimos, acompañado de algunos de sus dulces favoritos. Quería que la tarde fuera memorable, un momento solo para nosotros, lejos de las preocupaciones.
Al mediodía, decidí envíale un mensaje a María:
“Hola, hermosa. Espero que estés teniendo un buen día. ¡No puedo esperar por nuestro encuentro! Tengo una sorpresa especial para ti. 😏”
No pasó mucho tiempo antes de que recibiera su respuesta.
“¡Hola! No me digas. Estoy tan emocionada! 😍”
Sonreí al leer su mensaje; el simple hecho de que ella se sintiera así me llenaba de alegría. A medida que se acercaba la hora, verifiqué que todo estuviera listo. Tomé las flores que le había comprado el día anterior, un pequeño gesto que sabía que le había gustado, y las coloqué junto al picnic que llevaba.
Finalmente, llegué a su casa. Vi a María aparecer en la puerta antes de que pudiera tocar el timbre. Su rostro iluminado al verme era todo lo que necesitaba para confirmar que había tomado la decisión correcta al acercarme a ella.
—Hola, preciosa —le dije, inclinándome para darle un suave beso en la mejilla.
—Hola, Aaron. Estoy ansiosa por saber cuál es la sorpresa —dijo, sus ojos brillando de curiosidad.
La guié hacia el automóvil mientras le decía:
—¡Vamos, es un secreto!
Conectamos en el camino, hablando de trivialidades y compartiendo risas, mientras mi corazón latía a mil por hora. No podía dejar de robarle miradas y sonrisas. La forma en que había compartido su vida la noche anterior con su madre había fortalecido mi deseo de conocerla más. Quería saber cada detalle de su día a día, de sus sueños y anhelos.
Cuando finalmente llegamos al parque, la escena era perfecta: lleno de vida, con el aroma del césped recién cortado y el sonido de niños jugando a lo lejos. Me detuve en un claro donde había suficiente sombra bajo un majestuoso roble. La luz del sol se filtraba entre las hojas, creando un ambiente casi mágico.
—Aquí estamos —dije mientras sacaba el picnic de la mochila.
Sus ojos se iluminaron al ver la manta extendida y los deliciosos bocados que había preparado.
—¡Wow! Esto es hermoso, Aaron. No debiste molestarte tanto.
—No es molestia, solo quería hacer algo especial para nosotros —respondí, sintiéndome un poco nervioso. Quería que ella supiera cuánto le importaba.
Mientras comenzamos a disfrutar de la comida, la conversación fluyó naturalmente. Hablamos sobre nuestros sueños, nuestras familias, y pronto descubrimos que teníamos muchos intereses en común. Me encantaba su risa y la forma en que sus ojos brillaban con cada palabra que decía. Era como si el mundo a nuestro alrededor hubiera dejado de existir.
—La noche anterior fue genial —le dije mientras tomaba un sorbo de mi bebida—. Tu madre es increíble.
—Lo sé —respondió con una sonrisa. —Gracias por ser tan amable con ella.
—Y gracias a ti por permitirme ser parte de su mundo, María. Me siento afortunado de conocerte y tenerte aquí a mi lado. Siento que estamos destinados a vivir algo especial.
Ella sonrió, y en ese instante, sentí un vínculo más profundo formándose entre nosotros.
Después de un rato, propuse dar un paseo por el parque, y caminamos tomados de la mano, disfrutando de la suave brisa de la tarde. Había algo en el aire que prometía más momentos como este, y me atrevería a decir que podría ser el inicio de algo verdaderamente hermoso.
Cuando el sol comenzó a ocultarse en el horizonte, propuse que tomáramos una última fotografía juntos en el atardecer. Ambas sonrisas eran sinceras y llenas de ternura.
La miré a los ojos, y en ese abrazo final, supe que había encontrado a alguien especial. Al despedirnos, la miré y, sin pensarlo dos veces, le dije:
—Quiero que esto siga creciendo. Estoy aquí para quedarme, María.
Ella sonrió, y su mirada decía todo lo que las palabras no podían expresar. En ese momento, me di cuenta de que no solo había hecho una cita; había comenzado un viaje juntos.
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✨ ¡Hola a todos! ✨
🌟 Aquí les traigo un nuevo capítulo, lleno de sorpresas y emociones. ¡Gracias por acompañarme en este viaje! Su apoyo significa el mundo para mí. Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté escribiéndolo. 🌟
💖 Con cariño, Her chay you 💖.
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Editado: 03.08.2024