Reclutadores de villanos  apple Poison x Blancanieves

Capítulo 8: El Corazón Envenenado de Apple Poison

Apple Poison regresa al castillo y se dirige con cautela a la sala del trono, sumergida en un ambiente tenso y sombrío. Sus hombros caídos reflejan el peso que lleva sobre sí, mientras sus pasos resuenan en el silencio sepulcral. Con una expresión sombría y la mirada fija en el suelo, se acerca a la Reina, quien lo espera con una sonrisa siniestra dibujada en su rostro. El aire se carga de una energía opresiva y la expectativa se palpa en el ambiente.

—Buenos días, su majestad. Traigo los informes de la revuelta del pueblo —dice Apple Poison con voz tensa, luchando por ocultar sus propias emociones bajo una capa de control.

La Reina, con su elegante porte y gesto altivo, detiene a Apple Poison antes de que pueda decir algo más. Sus ojos, fríos y calculadores, se clavan en los del joven, transmitiendo una sensación de peligro inminente.

—Apple Poison, detente. Me gustaría hablar de otro asunto. Tengo información de que te has rebelado contra mí —declara con frialdad, cada palabra pronunciada como un cuchillo afilado.

Apple Poison siente un escalofrío recorrer su espalda, su corazón se acelera y una ola de miedo lo envuelve.

—¿Qué? ¡No sé de qué estás hablando! —responde, negando la acusación, su mente corriendo a toda velocidad en busca de una solución a su inesperada situación.

«Por los Dioses, esto es un desastre. ¿Cómo se enteró la Reina? ¿Me habrá traicionado el cazador? Pero eso significaría su muerte también, así que eso no es posible… ¿Quién le dijo?», piensa Apple Poison desesperado por encontrar una salida a la acusación de su creadora, que pende sobre él como una espada amenazante.

Grimhilder, con una mirada penetrante y sin mostrar señales de creerle, desenmascara su desconfianza. Sus ojos brillan con una malicia calculada mientras clava su mirada en Apple Poison, buscando cualquier signo de debilidad.

—No me mientas, Apple. ¿Creíste que podrías engañarme? Me has decepcionado —afirma la Reina con voz cortante, dejando en claro su desprecio por la supuesta traición.

El rostro de Apple se deforma por la angustia mientras muerde con fuerza su labio antes de hablar. Su mente trabaja a toda velocidad, tratando de encontrar las palabras adecuadas para desvanecer las sospechas que se ciernen sobre él.

—Lo siento, mi reina. Por favor, dame una oportunidad de explicarme —suplica Apple, su voz temblorosa y sus ojos llenos de desesperación, rogando una rendija de esperanza en medio de la tormenta.

La Reina, enérgica y decidida a mantener el control de la situación, levanta la mano para silenciarlo. Sus labios se curvan en una sonrisa sádica, disfrutando del poder que tiene sobre Apple Poison.

—¡Cállate! No necesito tus explicaciones. Tú eres solo un títere en mi plan. No puedo creer que te hayas enamorado de Blancanieves —proclama la Reina, su voz cargada de desprecio y amargura, dejando claro que ninguna justificación será suficiente para ella.

Apple Poison queda conmocionado por las palabras de la Reina Malvada, su mente se detiene por un momento, luchando por procesar la revelación. El corazón le late con fuerza, como si estuviera a punto de estallar en su pecho.

«Pensé que podía ocultarlo, pero ahora todo está perdido», reflexiona Apple Poison, sintiendo un nudo en el estómago al darse cuenta de que sus sentimientos han sido descubiertos y su situación se ha vuelto aún más complicada.

La Reina, saboreando su triunfo y con una sonrisa maliciosa en su rostro, se acerca a Apple Poison, como una serpiente que se prepara para atacar. Su voz se vuelve un susurro venenoso cargado de desprecio.

—Te convertiré en lo que eres, una manzana envenenada, y te daré a la dulce Blancanieves. Tú mismo provocarás su muerte —dice, soltando luego una carcajada que resuena en la sala del trono—. Pero antes, quiero escuchar tus últimas palabras. Tal vez, si me suplicas lo suficiente, te perdonaré la vida y podrías reparar tus errores.

Apple Poison, a pesar del miedo que lo embarga y de la certeza de su trágico destino, suelta una risa que suena agridulce y desesperada.

—Tengo mucho que decir… Yo te consideraba una madre. Seguí todas tus órdenes, a pesar de lo extremas que me parecieran, por el amor y respeto que te tenía. Aunque no siempre las entendiera, sabía que querías protegerte debido al miedo que te generaba estar en el poder —murmura, su voz quebrada por la desilusión y la traición.

Las lágrimas amenazan con escapar de los ojos de Apple Poison mientras continúa hablando, dejando al descubierto su corazón herido y sus emociones reprimidas durante tanto tiempo.

—Entiendo que elimines a todas aquellas personas que te quieran hacer daño para mantenerte a salvo, pero Blancanieves nunca te hizo nada. Al contrario, aceptó cada uno de tus estúpidos castigos. ¿Cómo puedes ser tan cruel con tu propia creación? ¿Quién te ha hecho tanto daño para querer asesinar a una persona inocente? ¿A qué le tienes miedo?

La Reina Malvada, irritada por las palabras de Apple Poison y sintiéndose cuestionada en su poder, se muestra despectiva y lanza una mirada de desprecio hacia el joven.

—Cállate. ¿Quién eres tú para cuestionarme de esa manera? No eres más que —grita, pero es interrumpida por Apple.

—Tu hijo, tú me criaste, tú me creaste, eres mi madre y no pienso volver a seguir ninguna de tus órdenes.

La Reina Malvada, sorprendida por la revelación, siente una mezcla de ira y resentimiento arder en su interior. Sin vacilar, conjura su magia oscura y transforma a Apple en una manzana envenenada, sellando su trágico destino.

Poison, convertido en una fruta prohibida, deja escapar un último pensamiento mientras cae en el abismo del sueño eterno.

«Blancanieves, lo siento tanto… Nunca supe cómo expresarte de la manera correcta lo que sentía por ti…»

 

Imagen extra:



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En el texto hay: romance, blancanieves, applepoison

Editado: 06.11.2023

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