Tomé el lápiz, él hizo lo mismo. Un susurro dijo mi nombre: “Daniel”. Giré mi cabeza, pero no había nada. Continué con mi trabajo. Debo hacer el guion de una película, de mi director preferido Tim Burton. No he acabado aún, y él lo necesita para mañana. Me faltan por escribir cinco escenas cortas y una larga. Si no termino a tiempo, Burton me va a matar, literalmente.
Pero es imposible trabajar. Siento que una sombra se está persiguiendo y hace lo mismo que yo. Levanta la mano. Toma un vaso con agua. Arruga un papel. Lo lanza a la basura. Toma el teléfono. Llama a la policía.
- ¿Hola? ¿Policía? – esta vez no me imita.
- Sí. ¿En qué le puedo ayudar?
- Creo que un loco entró a mi casa.
Al otro lado del teléfono no contestan.
Silencio. Sólo se escucha el sonido del reloj. Una vez más, vuelvo al trabajo. Escribo línea tras línea sin detenerme a pensar en la sombra. Es sólo una sombra, ¿qué puede hacer?
- Puedo hacer mucho – es el susurro de antes -, mucho más de lo que tú crees. Puedo atormentarte hasta la muerte, puedo entrar en tu mente y controlarte, puedo controlar el resto de sombras.
Tiemblo de miedo. Esa criatura ha leído mi mente. Es algo real. ¿Será ella quién interrumpió la conversación con la policía?
- ¡Quién eres tú! ¿Ah? ¡Quién! – mi voz está llena de miedo.
- Tú sabes quién soy.
- ¿Lo sé?
- Busca en tu pasado.
Esa sombra actúa de forma muy extraña. No sé por qué me dice que busque en mi pasado para saber poder quién es. ¿Será el fantasma de mi esposa, o de alguno de mis hijos? ¿Acaso un viejo amigo o enemigo?
La sombra se para frente a mí. Sus ojos de fuego muestran su ira.
- ¡Soy tú!
Él… es…yo. Es la sombra de mi maldad. Maté a mi esposa. Asesiné a mis hijos. Torturé a mis enemigos y manipulé a mis amigos. Él es lo que soy, y viene por mí.
Cobrará venganza por todo el daño que hice en el pasado. Hará que pague por mis errores de la manera más cruel, pero justa posible. Él huele mi miedo, y eso lo hace más fuerte.
Ella se prepara. Cada vez es más oscura, más malvada. Se hace más grande, hasta que poco a poco cubre por completo la habitación.
No veo nada.
No siento nada.
No puedo moverme.
Dejo de respirar.
Muero.
Ahora que lo pienso, estando en este lugar entre el espacio y el tiempo, jamás se estrenará aquella película, y Tim Burton no podrá matarme porque ya estoy muerto.
La sombra se aleja, satisfecha de su trabajo. Se va a destruir más vidas, a recordar más pasados dolorosos, a invadir más mentes, a torturar más seres. Yo no he sido su primera víctima, pero tampoco seré la última. Aquella terrible sombra se convierte en cada una de aquellas personas que han sido oscuras en su pasado; como yo, como el vecino; como el empresario… como tú…