Recordando mi Primer Amor

Capítulo 5

En la mañana.

Lucas pretende salir corriendo, el tiempo apremia y es precioso, cada momento al lado de Isabel es una historia breve que quiere grabar en su corazón.

—Siéntate a desayunar, —dice el señor García.

Lucas no pudo replicar, no es buena idea comenzar el día disgustando a su padre, se sienta, toma a sorbos leche, a la vez que come grandes pedazos de pan.

El niño se atora y golpea su pecho, su madre rueda los ojos.

Estoy listo, dice, y cuando está por salir a la calle, para emprender la huida...su padre le habla.

—Después de la escuela, necesito que me ayudes a reparar la carreta, así que no te distraigas. Te acompañaré a la escuela, la ferretería queda de paso.

Lucas respiró profundamente.

Caminaron en silencio.

En una tienda, una niña exige a su madre cintas para el cabello.

Lucas hace una mueca. —Niña tonta.

—Debes ser amable con las niñas, dijo su padre.

—¿Por qué?

—Porque son más delicadas y pequeñas.

—Pero son tontas.

—Admito que algunas son caprichosas, de todos modos, un hombre siempre debe ser un caballero.

Lucas sonríe, él es un caballero, el caballero de un ángel.

Mientras tanto...

Isabel mira por la ventana, a su padre, que una vez más se va a la ciudad. Respira hondo, luego, observa a la servidumbre ocupada en sus quehaceres. El ama de llaves también sale, nadie sabe donde va, llega tarde y se encierra en su cuarto. Todos parecen estar muy ocupados. Isabel finge estudiar, o dormir. Las sirvientas dejan su comida en una bandeja de plata y se van, por lo cual nadie ha notado su ausencia. Desde que descubrió lo divertido que puede ser escapar, ha explorado más allá de los límites de las grandes puertas de metal.

Cuando era más pequeña, recuerda vagamente los paseos junto a su madre, su cálida voz... y con que suavidad acariciaba un pétalo de rosa del invernadero, le contaba historias que casi ha olvidado, pero sabe que son hermosas porque siente esa misma tibieza cada vez que la recuerda.

Fue así como cada día fue avanzando un poco más, siempre persiguiendo todo lo que considera hermoso, una mariposa, una bandada de aves, una pelusa que flota en el aire. Isabel es demasiado joven, aún, muchas cosas no entiende, pero de todas maneras tomó una decisión... Lucas será siempre su persona especial... Su amigo de cabello desordenado, amplia sonrisa, piel canela y mirada traviesa. Pero no se lo dirá.

Será su pequeño gran secreto.

La campana de la escuela comenzó a sonar. Lucas resopló, no podrá escapar si su padre sigue a su lado.

—Corre, dijo el señor García, dándole una palmada en la espalda.

Lucas corrió y se escondió detrás de una carreta, y cuando se aseguró que su padre entró a la ferretería, escapó hacia su lugar favorito.

No escuchó a nadie, podrán dragones interponerse a su paso, pero él valientemente sorteará cualquier obstáculo. Tampoco las tentaciones serán escuchadas, sus amigos lo llaman para jugar un partido de fútbol. Lucas no prestó oídos, él tiene una misión mayor.

Respiró profundamente para recuperar el aliento. Pero nuevamente sintió que el aire faltaba en sus pulmones.

Isabel tararea una canción, mientras une flores de margaritas, las que convertidas en una tiara adornan su cabeza.

La niña sonríe. —¿Me veo bonita?

Lucas se acercó, e Isabel se sonrojó. Y sin proveerlo, Lucas besó su mejilla.

Entre ellos, la brisa juguetea... pestañearon repetidas veces y se quedaron uno sentado al lado del otro hasta que sonrieron.

Lucas comenzó a correr dando vueltas al rededor.

Isabel ríe, mientras tira pétalos al cielo.

Fue un beso tan casto, tan limpio que incluso los ángeles suspiraron.



#6082 en Otros
#1769 en Relatos cortos
#748 en Aventura

En el texto hay: primer amor

Editado: 08.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.