Hubo una boda en el pueblo.
Los niños corren por la plaza jugando con los globos que el viento se encargó de soltar.
Algunas familias optan por hacer la fiesta en la plaza y así todo el pueblo participa y coopera. Los más pequeños roban los dulces de las bandejas. Otros juegan a las escondidas debajo de las mesas. Lucas e Isabel han hecho de una de ellas su escondite, ríen cuando una de las señoras mayores atrapa de la oreja a Manolo, Nino ríe escondido debajo de otra mesa.
Lucas levanta un costado del mantel, divisó una bandeja con una variedad de delicias, –espera aquí, iré por el tesoro, –ten cuidado, dice el ángel. El caballero no teme enfrentarse a la señora de cabello alborotado, indica, no temo a Medusa.
Isabel abre los ojos, —¿Medusa?
—Así es, nunca, pero nunca debes mirarla a los ojos, porque te puedes convertir en piedra. Pero por ti, iré a buscar esa bandeja con la ambrosía.
—Ten cuidado que la señora Medusa no te atrape.
El ágil caballero camina sigiloso, ocultándose de los peligros a su paso. La señora medusa está distraída persiguiendo a Alonso, quien ha vuelto a sus fechorías, oportunidad que el caballero no puede desaprovechar, pero cuando está por alcanzar el tesoro, una mano agarra su oreja.
—¡Señora medusa!
—¡Que has dicho mocoso!?
Manolo ríe.
Tiene a dos bribones atrapados, pero escapan cuando los novios salen de la iglesia. La feliz pareja de recién casados bajan los escalones.
Todos los invitados los siguen hasta el centro de la plaza. La música comienza a escucharse.
La pareja baila el tradicional vals, luego, todas las solteras a un costado tratando de atrapar el ramo de la novia y la promesa de ser las próximas en atrapar a algún despistado marido. La novia arroja el ramo y como en una película en cámara lenta, todos miran hacia arriba, y ven como el ramo pasa por sobre sus cabezas.
Ninguna vio donde cayó.
Más tarde
El caballero encontró el ramo debajo de una mesa, se lo entregó al ángel.
Toda la inocencia y belleza coloreaba sus mejillas.
El tiempo pasa de prisa cuando están juntos, y, demasiado lento cuando no se pueden ver.