Una semana después...
Lucas no ha vuelto a meterse en problemas, asiste a la escuela y su conducta ha mejorado. Lo cual tiene a sus padres bastante relajados.
Mientras tanto en la mansión Johnson
A Isabel le gusta pensar que está prisionera en una torre custodiada por un dragón que escupe fuego, y que pronto su caballero irá a rescatarla en un pegaso. Nino es el gentil escudero que, junto al caballero Manolo, atraviesan valles encantados, llevando consigo los preciosos mensajes.
En la casa del gobernador García.
Lucas inspirado.
—Date prisa fiel caballero, el viento amenaza con desatarse y los puentes del camino son frágiles, mira como se doblan los juncos en el valle, no sea que la suerte nos niegue sus favores y mi dulce ángel se quede sin mis palabras de amor.
Manolo pestañea, luego ríe, Lucas hace una mueca.—Ríes porque tu prosa no es mejor que la mía.
—¿Qué cosa?
Lucas rueda los ojos.—No importa, eres mi mensajero, pagaré con monedas de oro tu valiente travesía.
Manolo no deja de reír.
En el camino se detiene para leer las líneas que el caballero escribió para el ángel, vuelve a reír.—Tonterías.
—¿Qué has dicho?
—¡Nino!
—¿Qué son tonterías?
—Digo que... que... ¡Qué lindo está el valle y los juncos que se quiebran, pero más lindo es tu redondo trasero!
—¡Tonto, no rima!
—¿No te gustó mi prosa?
Nino recoge un palo. —Te haré rimar cabeza hueca.
Manolo corre. —¡Pero es cierto, tu trasero es redondo!.
Esa noche, Isabel lee las cartas que su caballero ha escrito, plasmando en sus líneas todo el amor que profesa y que ella guarda en su corazón, suspira. Luego escribe sentidas palabras en respuesta para su caballero, que mañana, su fiel mensajero Nino, llevará en sus alforjas por el camino real.
Al otro día en la escuela...
Detrás de un árbol, desafían a los seres sobrenaturales que juegan en el patio, disfrazados de niños.
—Es insoportable la espera, y la luz de mis ojos se vuelven penumbras si no pueden ver los tuyos, oh mi adorado ángel, —dijo el caballero tomando las manos del querubín, ella, sonrojada escucha las románticas palabras. Lucas indica hacia la colina.—Mañana al alba y cuando la torre de la iglesia toque las primeras campanadas, espérame, iré por ti.
Manolo y Nino, hacen una mueca. —¿Quién es la tal Alba?. Se encogen de hombros.
—Esperaré impaciente... respondió Isabel con las mejillas teñidas de carmesí.
Nino la tomó del brazo. —El campanario de la iglesia está por dar las seis de la tarde, debemos volver al castillo, de lo contrario notarán nuestra ausencia y los guardias podrían salir a buscarte.
—Estamos en la escuela y no son ni las tres, —dijo Manolo.
Nino hizo una mueca. —Rompes la magia.
Manolo sonríe, luego, se interpone entre el caballero y el ángel.—Basta, tórtolos, mañana es el gran día.
Aquella noche, en la cena, la familia García recibió al banquero con su esposa e hija. Lucas se comportó educadamente, su padre lo mira orgulloso, es así como se debe comportar un hombrecito. Más tarde, cuando los invitados se fueron, Lucas pudo descansar, le dolía la mandíbula de tanto forzar la sonrisa.
Y al día siguiente...
El cura del pueblo hace una mueca, han desaparecido algunas cosas de la sacristía, Molesto camina hacia el altar, allí están algunos niños del coro, los mira, Nino se ve el más inocente de todos.
Luego
Manolo complacido por su motín.—Tenemos velas, inciensos, candelabros... también una túnica y un mantel blanco.
Nino.—¿Y las flores?
Manolo hace una mueca.—¿Para qué quieres flores?.
Nino alza una ceja. —Has visto alguna vez ¿una boda sin flores?. Sus ojos se iluminan, Isabel se verá tan linda con flores en el cabello. Falta el carruaje, ¿qué haremos...?
Manolo piensa, en el almacén hay un carrito que se usa para trasladar las verduras, servirá.
Nino sonríe. —Estará bien, lo adornaremos. Tejeré una tiara para Isabel. (suspira) quiero que mi boda sea igual de románticas. (vuelve a suspirar), mirando a Manolo, quien traga saliva, agarra las bolsas con el motín y emprende la huida.
Mientras tanto
Lucas mira su guardarropa, en el perchero, un traje azul oscuro que su madre compró para los eventos especiales, y, este era el momento más especial de su tierna y precoz vida. Estuvo varios minutos frente al espejo tratando de domar su rebelde cabello. Hace una mueca, un caballero puede domar a dragones y horcos, pero su cabello no cede. Luego, respiró profundamente y bajó al primer nivel, procurando no ser visto. El señor García está en una reunión con un grupo de congresistas en otro pueblo, seguro no regresará hasta pasada la medianoche, mientras tanto su madre se arregla para salir a comer con sus amigas, más tarde tomar el té de las cinco y luego jugar bridge mientras degustan una copita de coñac, por lo cual el sueño la atrapa más temprano.
Antes de ir al encuentro con su amado ángel, pasó a la feria, Anne está a cargo del puesto de las flores. Lucas le pide un ramo de lirios blancos, dice que son para la hija del panadero. No le gusta mentirle, pero debe ser precavido. Las paredes tienen oídos y los malvados gnomos pueden hacer travesuras. Anne sonríe al verlo, tan arreglado, caminando de prisa y a ratos tropezando por el camino.