No he dejado de llorar todas las noches desde que Jacques me dijo que debe irse del pueblo. Entré a casa luego de conversar con él al respecto y me dirigí a mi habitación para ahogar mis sollozos con mis almohadas.
No le conté a mi madre lo sucedido, pues sé que no lo habría entendido. El rumor, sin embargo, se extendió rápidamente y todos los vecinos no tardaron en enterarse de que Jacques y su padre dejarán el pueblo. Inventaron rumores al respecto en los que involucraban un embarazo, un matrimonio arreglado, incluso hubo un par de ancianas que mencionaron algo acerca de la homosexualidad de alguno de nosotros.
No los entiendo…
¿Es tan difícil para ellos simplemente contar las cosas tal y como pasaron?
Durante toda la semana, madame Marie Claire ha sido muy condescendiente conmigo. Por cinco días tengo permitido trabajar medio turno para pasar el resto del día con Jacques. Ella también está destrozada por la partida de su hijo y me ha dicho en un par de ocasiones que le pedirá el divorcio a monsieur Montalbán. Al parecer han tenido unos años difíciles tras su llegada al pueblo y madame Marie Claire considera que la abrupta decisión de llevarse a su único hijo de vuelta a París es el motivo que necesitaba para disolver su matrimonio. Siento un poco de pena por ambos, pero no puedo intervenir. Lo único que me preocupa es pasar el mayor tiempo posible con Jacques.
Mi madre insiste en que debemos darle fin a nuestra relación para que la despedida no sea tan dolorosa, y no ha parado de repetirme que Jacques no cumplirá su palabra de volver cuando termine sus estudios.
¿Qué sabe ella, si no lo conoce tanto como yo?
Jacques jamás me traicionaría de esa manera...
¿Cierto?
Como sea, hoy es un día muy ajetreado.
Nuestros vecinos, madame y monsieur Cacheux, celebran sus bodas de oro.
¡Cincuenta años de casados!
¡Es hermoso!
Para celebrarlo se ha organizado una gran fiesta en la plaza donde habitualmente se encuentra la verbena. ¡Todos estamos invitados! Habrá música, baile, comida y todo tipo de diversiones para celebrar al matrimonio Cacheux. Jacques se ha ofrecido para ayudar con la decoración mientras madame Marie Claire y yo nos encargamos de peinar y maquillar a algunas de las invitadas.
Hoy cerraremos el negocio mucho antes para que madame Marie Claire pueda ir a alistarse. Le he visto de gala muchas veces. Desearía poder verme tan hermosa como ella algún día, quizá cuando tenga su edad. Madame Marie Claire no tiene una edad muy avanzada. Está entrando ya en los cuarenta y se conserva bastante bien. Mi madre tiene la misma edad, quizá es un par de años mayor, pero se ve mucho más… acabada que madame Marie Claire.
Me encuentro dando los últimos toques a una mujer anciana cuando veo a mi condescendiente jefa entrar al negocio con el almuerzo.
Huele delicioso. Ha traído un poco de carne asada.
Despedimos a nuestras clientas y comemos juntas, igual que siempre. Quiero que ya llegue la hora de festejar a madame y monsieur Cacheux para pasar la noche entera con Jacques.
~ ҉ ~ ~ ҉ ~ ~ ҉ ~
Detesto mirarme al espejo y que el reflejo no sea lo que yo esperaba cuando empecé con el peinado y el maquillaje.
¿Quién es esa mujer horrenda que me devuelve la mirada? ¿De dónde salió ese cabello horrendo y esos ojos tristes? ¿Por qué no puedo tener un mejor cuerpo?
Madame Marie Claire me ayudó a elegir un vestido. Es azul marino y me llega a unos centímetros por debajo de las rodillas. Es holgado, lo que me parece muy cómodo. Los tirantes son delgados y el escote es algo apretado para hacer relucir mi busto. Usaré también un par de zapatillas a juego y joyería que madame Marie Claire me prestó especialmente para esta noche. No he podido hacer mucho con mi cabello, así que lo llevo suelto. Uso muy poco maquillaje, pues a Jacques le gusta verme al natural. Y, a decir verdad, también a mí me gusta verme así.
~ ҉ ~ ~ ҉ ~ ~ ҉ ~
Son las ocho cuando mis padres se van a la fiesta organizada por la verbena. Yo espero a que llegue Jacques, sentada en el descansabrazo del sofá. Reviso la manicura que madame Marie Claire me hizo hoy luego de la comida, y me aseguro de que ningún cabello se haya salido de su sitio. Desearía poder verme mejor, pero no hay mucho que pueda hacer.
Sé que quedan pocos días para ver partir a Jacques y hoy pudo haber sido el mejor momento para verme inigualable… Maldigo a la genética que no me hizo hermosa. Quince minutos tarda en llegar Jacques, y la emoción crece en mi interior cuando escucho el auto aparcarse fuera de mi casa. Verifico mi reflejo en el pequeño espejo que llevo en el bolsillo y salgo para encontrarlo.
Jamás se había visto tan atractivo. Él está recargado en la portezuela del auto mientras arregla el nudo de su corbata y verifica que sus zapatos estén bien lustrados. Lleva puesto un elegante traje de color negro, una camisa blanca y su corbata. Se ha dejado el cabello alborotado en lugar de peinarlo hacia atrás con fijador, igual que su padre insiste cada vez que deben vestirse de gala para asistir a algún compromiso. Me encanta la forma en la que su flequillo cae sobre su rostro y enmarca sus ojos aceitunados.