Recuérdame.

Capitulo 2 No es mí esposo.

El doctor sale y unos minutos después entra el ex enfermero, mí esposo o el farsante que dice ser mí esposo, se lo ve nervioso, intranquilo y confundido, pero yo lo estoy más, observándolo atentamente, este hombre no podría jamás ser mí esposo, es alto y muy apuesto, realmente es muy hermoso, yo no atraigo ese tipo de personas, y yo tampoco les atraigo a ellos, no voy a mentir que de seguro soñaría con un hombre como él, parece un jugador de fútbol, y esos hombres me encantan, sería un sueño, un crush, pero jamás sería mí pareja, es más, recuerdo que me atrae, Jeremías, quién de hecho es el único hombre atractiva que conozco, pero este hombre lo es aún más, y sí, tengo un prejuicio con las personas atractivas, de hecho no me caen bien, por lo general son infieles, por ende mujeriegos, narcisistas, egocéntricos y egoístas. Es imposible que haya contraído matrimonio con la persona que se encuentra en frente mío.

—Hola —articula nervioso, parece que percibe que miro el bolso que tiene en sus manos porque continúa —, te traje ropa, de hecho el doctor me pidió que traiga —coloca el bolso en una silla.

—Gracias —él camina y se sienta en el borde de la cama, sigo con la mirada cada movimiento que hace —. ¿Cómo se llama? —lo trato de usted para crear distancia, nunca pregunté su nombre, él se rasca la nuca y puede percibir que se le humedecen los ojos.

—Gael —vaya hasta nombre de modelo tiene —. Y por favor no me trates de usted, soy tu esposo —afirma con un tono de voz baja.

—Eso hay que verlo —susurro pero él logra escucharme, hace una mueca de desagrado—. Disculpa pero no te recuerdo —explico confundida —, no recuerdo haberte conocido. Estoy tan confundida. No sé por qué nos casamos.

—Porque nos amamos —asegura como si fuera cierto, sus palabras me alteran.

—¡Cómo sé que eso es cierto! —digo exaltada —. Dónde están mis amigas, quisiera verlas que ellas me expliquen qué está pasando, ¡quisiera ver a mis padres! —me estoy poniéndo de nuevo ansiosa.

—Tranquila amor…

—¡No me llames así, no te conozco! —grito nerviosa completamente alterada.

— Está bien, está bien —trata de tranquilizarme —, tu mejor amiga se encuentra afuera quería entrar pero por tu estado no lo vi conveniente. Pero si quieres verla le digo que entre.

—Por favor —pido un poco agitada limpiándome una lágrima.

—Dejo esto aquí por si quieres asearte —señala el bolso —, y quizás prefieras que ella sea la que te ayude a cambiarte —obviamente no dejaré que me vea desnuda aunque si es cierto lo que dice ya lo hizo, maldición. Él sale y espero que entre Arlín y me explique, o por lo menos que me convenza del porqué hice esto, si es como él dice que me casé por amor.

—Hola amiga —que hace ella aquí, ¿no dijo el otro sujeto que mí mejor amiga me esperaba afuera?, ¿por qué es que Jimena está aquí? —, nos tenías muy preocupados a todos —la observo confundida, ella camino hasta la cama se tira a mis brazos y comienza a llorar —, pensamos que no saldrías, que morirías. Te quiero amiga —ella empieza a llorar, me quedó dura antes su contacto.

—¿Dónde está Arlín? —cuestiono completamente inmóvil.

—¿Arlin? —cuestiona con dudas alejándose de mí.

—Sí, el tal Gael dijo que mí mejor amiga estaba afuera y entonces apareciste tú y pensé en verla a ella —su cara muestra un poco de decepción.

—Hace bastante que tú mejor amiga soy yo —confiesa, no puede ser eso posible, jamás me separaría de Arlín.

—¿Cómo fue que me peleé con ella —cuestiono aturdida —, si éramos inseparables?.

—Bueno lo que sucedió…

—Señorita —interrumpe el médico entrando a la habitación —, es mejor que no le cuente nada de su pasado, es peligroso todavía, primero le realizaremos estudios y luego la derivaremos al psiquiatra, por supuesto que seguirá atendiéndose conmigo, pero veremos qué es lo más conveniente contarle, ya recibió muchas información y vimos que la altera, y eleva algunos valores, quizás sea mejor que descubra algunas cosas por sí misma.

—Ok —dice Jimena no muy convencida.

—Solo vine para anunciar que mañana se realizaran los estudios, y advertirles a la familia eso, ya le avisé a su esposo —explica bastante autoritario el doctor.

—¡Qué no es mí esposo doctor! —aclaro pero él no me escucha y sale de la habitación.

—Bueno, estamos muy feliz que despiertes —sonríe genuina Jimena —. Solo quiero decirte que Gael es un buen chico y te ama mucho.

—Jimena —la interrumpo como si no la hubiese escuchado —, quisiera ver a Arlín —le pido, ella duda unos minutos pero luego asiente.

Me quedo sola bastante tiempo pero la verdad que lo agradezco porque me ayuda a pensar, hay muchas cosas que no me cierran, no logro entender cómo Jimena llegó a ser mí mejor amiga hasta el punto de no tener trato con Arlín, no es que no me agrade Jimena, es solo que jamás imaginé en distanciarme de ella y mucho menos remplazarla.

Cuántas cosas habrán cambiado allí fuera.

—Hija —mis padres entran llorando y se abalanzan contra mí, no es que me extrañe verlos aquí, después de todo soy su hija y es obvia su visita tras un accidente, pero lo raro es su efusividad, eso me confunde.

—Hola —digo apretada entre sus brazos.

—Que bueno que despertaste, Gael estuvo en todo momento aquí, nos preocupamos mucho —menciona mí madre entre lágrimas —. Es bueno tenerte entre nosotros.

—Fue una agonía —articula mí padre acariciandome la mejilla.

—Es bueno verlos —digo un poco confundida, están más mayores, si mis cálculos no me fallan hace más de siete años no los veía, a mí padre le abundan las canas y mí madre parece que no le pasaron los años.

No sé qué más decir, jamás nos llevamos bien, solo en los años que preferí callar.

—¿Cómo están Guadalupe y Aldana? —pregunto por mis hermanas.

—Ellas están bien, una estudiando en el extranjero y la otra con su familia, estuvieron aquí pero después de días y semanas que no despertabas tuvieron que regresar, pero ya les comunicamos que despertaste —cuenta orgullosa, mis hermanas son el orgullo de mí madre porque jamás se revelaron




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