Recuérdame.

Capitulo 10 Acercamiento.

Cuando llegue a la oficina sobre el escritorio había un ramo de flores, cerré la puerta antes de que Jimena las viera, pues sospechaba quién las había enviado. Miré la tarjeta que estaba adjunta y tenía escrito: “Por favor, no opaques estas flores con tu belleza”. Era todo un adulador. Me sonroje y sonreí mordiéndome el labio inferior por lo que había leído, sacudí la cabeza, no debía sentirme como lo hacía, me senté a trabajar, cinco minutos después alguien me llama.

—Espero que te haya gustado lo que te envié —él sabía perfectamente que me encantan las flores, su voz era de satisfacción.

—Son muy hermosas —me mordí el labio inferior —, pero no debes enviarlas, no es lo correcto, estoy casada —mire con nostalgia el anillo en mí dedo, escucho que hace una inspiración profunda.

—Mira Leyla —su tono de voz se enserio —, de verdad estoy dispuesto a luchar por ti, y percibo que no te soy indiferente, te agradan mis atenciones, y sí algo sé de ti es que si estarías convencida con ese matrimonio no dudarías en mandarme a volar, y si no lo haces es porque él no te hace feliz —me conoce bien, y está convencido de eso.

—Adiós —colgué porque tenía razón, mis principios estaban en juego. Debía darle una oportunidad a Gael, se lo merecía sobre todo después de lo que había descubierto al ver las fotos y videos de nuestra boda.

Estuve enamorada de ese hombre y quizás si lo conocía podría volver a hacerlo.

.

Los días siguientes evadí a Jeremías, me invitaba a almorzar y no aceptaba, me enviaba mensajes que no leía, hizo llamadas que no respondía, y me esperó afuera de la empresa para llevarme a casa, pero Gael siempre pasaba por mí.

Arlín hablaba bien de Jeremías pero no de Gael ni de Jimena, insinuaba muchas cosas, pero nada indicaba que eran ciertas, aunque ella no me había mentido y todas sus conjeturas resultaron ciertas, mí cabeza era un lío y no tenía mejora con mí amnesia, todo era oscuro. Quería acordarme de Gael, quería acordarme de mí vida junto a él, y nada.

Me llegó un mail que había un evento en la empresa donde trabajo el mismo día que Gael tenía él suyo, me extrañó que aunque eran competencia las empresas harían el evento juntas Hidalgo company y L & H. No recordaba si se habían unido para un evento así, pregunté por años recientes y jamás lo habían hecho, quizás querían hacer alianzas, lo bueno que al realizarla juntas podía asistir a ambas.

El sábado me quedé hasta tarde en la cama aunque me había despertado temprano. Golpearon la puerta de la habitación, me senté y acomodé un poco el cabello lo tenía todo revuelto.

—Hola estás presentable —se escuchó a Gael del otro lado.

—Claro, pasa —me tapé con las sábanas, tenía puesta una remera grande que había encontrado en el clóset, el único pijama que encontré era muy revelador, no andaría por la casa así.

—Te queda hermosa mí remera —me sonrojé, él traía el desayuno, lo puso en la mesita y se sentó en la cama, me dio la taza de café.

—Gracias —mire la bandeja —, el que encontré no me agradaba.

—Por lo general no usas pijamas —con razón no encontraba ninguno me sonrojé pero me hice la desentendida —, duermes desnuda —aclaro, me atragante y comencé a toser, él se rió pero me ayudó a componerme, ¿qué quería lograr? Sentía mis mejillas arder.

—Es mí forma de pedir disculpas por no ocuparme de ti como debería —explico una vez compuesta.

—Parece que te disculpas seguido —bromeé.

—Más de lo que te imaginas —rodó los ojos de una forma chistosa y luego sonrió, era tan sexy.

—Aunque no lo creas te entiendo, para mí también fue una semana dura, y eso que no dirijo una empresa —me alcanzó la bandeja y agarré una tostada con mermelada, él tomó su taza y comenzamos a desayunar —. ¿Tienes padres? —quería saber más de él, con mí renuencia a no aceptarlo no había preguntado nada de su vida.

—No, murieron un año antes de conocerte, conocerte fue lo mejor que me pasó —dijo con un nudo en la garganta —, no fue un buen año para mí, estaba muy deprimido, tú me ayudaste mucho —me entristeció su palabra, no lo recordaba y odiaba sentirme así, seguro la pasó mal.

—Lo lamento —digo con sinceridad.

—Está bien, porque ahora te tengo a ti —hizo una sonrisa que no llegaba a los ojos, pero eran sinceras .

—Es bueno saber que te ayudé —le doy mí apoyo tomando su mano y la aprieto.

—Lo hiciste y mucho —hicimos una larga pausa mirándonos a los ojos —. ¿Quieres salir a un lado?.

—Sí, me encantaría. Aunque no sé que me gusta hacer últimamente —eran tan desconcertante, sabía que pasar tiempo juntos me ayudaría a conocerlo más, pero no sabía qué cosas nos gustan compartir.

—Podemos ir al cine o caminar por el parque. No tienes que hacer lo que no recuerdas, quizás quieras hacer algo que te gustaba antes de que me conocieras —había regresado el mismo hombre que conocí en el hospital, desde la última conversación con el médico había demostrado su interés, paciencia e intento de acercamiento.

—Quiero recordar —confesé —. ¿Sabes lo frustrante que es no hacerlo? Quiero ir a lugares que me den una pista, un indicio de mis días oscuros —era muy frustrante, si bien mí trabajo lo realizaba como si jamás me hubiese ido, el resto era un desastre, vivía con un desconocido que no sabía nada de su vida, de hecho era lo primero que me contado sobre él. Se me llenan los ojos de lágrimas, era todo tan decepcionante.

—Está bien, no te pongas así —dijo en tono cariñoso y comprensivo —. Qué te parece si nos cambiamos y almorzamos fuera, caminamos un poco y hablamos de nuestra pasado como si fuese nuestra primera cita —me agradaba su propuesta y me agradaba que pusiera de su parte.

—Es la segunda de hecho —le recuerdo, haciendo un gesto.

—Me parece que tu chico tardo mucho en pedirte la segunda, es un idiota —niega con la cabeza.

—Sí, lo es —reímos, me tiró en la cara un pequeño almohadón como reproche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.