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- Mamá, apúrate que se me hace tarde – gritaba Kate emocionada y un poco molesta, ya se le hacía tarde para ir a la casa de Fernando.
Tenía que llegar a la hora acordada, era el primer trabajo que tenían que hacer juntos y no podía llegar tarde.
- Kate – dijo su madre – espera hija, tan desesperada estas por ir a ver al muchacho.
- Muy gracioso – le dijo Kate mirándola con molestia.
- Ya bueno, ya estoy, vamos Kate.
Salieron hasta la esquina y esperaron el autobús.
- Vamos Kate - le dijo su madre – este es el que pasa 1 cuadra antes de la dirección que me pasaste.
Levantaron la mano para que el bus se detuviera y subieron.
En el bus Kate se sentía un poco ansiosa, le sudaban las manos, no sabía porque le estaba pasando eso, ella siempre era muy segura de sí misma, pero en esa oportunidad, sentía un poco de miedo.
- Ya debemos bajar hija – dijo Carmen.
Bajaron del bus, el centro era un lugar muy bonito, muy comercial, tenía residencias muy grandes, y había edificios muy hermosos.
Caminaron por el centro uno poco, hasta que llegaron a la casa de Fernando.
Kate tocó el timbre, por el altavoz se escuchó que preguntaron ¿quién es?
- Soy compañera de Fernando - contestó Kate. Espere, consultaremos con Fernando, ¿Cuál es su nombre? – le dijo la voz.
- Soy Katherine Harrison - contesto.
Abigail fue hasta la habitación de Fernando, pues era prácticamente el lugar en el que siempre estaba, pues o bien estaba en el jardín leyendo o estaba en su habitación.
- Fernando – dijo Abigail – llamando a la puerta, lo buscan.
Fernando sabía que era Kate, pues ya era la hora en la que habían quedado, además quien más podría ser, nadie lo visitaba, no conocía a nadie más.
- Haga que pase, ahorita bajo – pronuncio.
Abigail salió en dirección a la puerta, la abrió y pidió a Kate que pasara. Kate se despidió de su madre y le dijo que la viniera a recoger a las 6 de la tarde.
- Aprovecharé para hacer unas compras en el centro comercial y luego vengo por ti.
- Kate – le dijo Carmen – mirándola seria a los ojos, me esperas Kate, no vayas hacer alguna locura.
- No te preocupes – dijo Kate riendo – como si yo hiciera locuras.
La madre de Kate movió la cabeza.
- No tienes solución – le dijo – nos vemos Kate.
Kate entro a la casa, el jardín en verdad era hermoso, tenía una sección en la que se podían ver rosas blancas y algunas que otras flores muy hermosas.
Kate contemplaba toda la belleza del jardín y sin darse cuenta casi se cae.
- Lo siento – menciono apenada – casi siempre me pasa, soy un poco distraída.
- Bueno pase por aquí – le dijo Abigail – y la condujo hasta la sala. Descansa un poco, el señorito Fernando no tarda en venir, ¿deseas algo de tomar?
- No – dijo Kate, creo que estoy bien por ahora.
- Esta bien, pero si necesitas algo, no dudes en pedirlo –dijo Abigail y se retiró.
- Lo tendré en cuenta – sonrió Kate.
A los pocos minutos llegó Fernando.
- Hola – saludo fríamente.
- Hola - contesto Kate - pero ¿es que acaso no te han enseñado a saludar correctamente? – se puso de pie y le dio un beso en la mejilla a Fernando.
A Fernando ese gesto le tomó por sorpresa, no supo cómo reaccionar.
- Ya veo que el dinero no te da los modales – dijo Kate sonriendo, mientras observaba detenidamente al muchacho que tenía delante de ella, aun los dos eran unos adolescentes, unos niños aún, pero algo estaba sucediendo en ellos, había algo en el otro que les llamaba la atención.
Sin decir nada los dos se quedaron mirando, a Fernando le atraía muchos los ojos de Kate por lo feliz que se veían, y a Kate le llamaba la atención la triste mirada de los ojos de Fernando.
Fernando salió del trance. Ven, vamos a la biblioteca – le dijo a Kate, ahí podremos encontrar información que nos ayude a realizar el informe.
- No sabía cuánto íbamos a demorar – comento Kate – así que le dije a mi madre que vuelva por mí a las 6.
- ¿Así que aun debes ir a tu casa con tu madre? – le dijo Fernando mirándola fijamente.
- Si – contesto Kate seria - ¿Por qué? – ¿acaso tú no haces lo mismo?
Fernando giró y le dijo a Kate que lo siguiera. Llegaron a la biblioteca que tenía Fernando en su casa, era prácticamente una habitación, en ella había muchos libros, unos 5 estantes de más de 1,90 m de altura
Kate se sorprendió al ver tantos libros, a ella en especial no le gustaba mucho leer.
- ¿Todo son tuyos? – preguntó Kate. Fernando asintió con la cabeza.
- Si, bueno, casi todos. Algunos que son más educativos los coloco mi padre ahí, como los libros de comunicación y matemáticas, por ejemplo, esos están en el último estante que ves allí. Un estante antes están los libros de historia, me gusta mucho en partículas la historia, y bueno los demás estantes están llenos con libros de todo tipo.
- ¿Y cuáles son tus favoritos? – pregunto nuevamente Kate - mirándolo con curiosidad.
- Esos los tengo en mi habitación – respondió Fernando, pero bueno, a lo que vinimos, hagamos el informe, no tenemos mucho tiempo.
- Esta bien – dijo Kate con tristeza.
Kate y Fernando cogieron varios libros de historia que tenía en la biblioteca, los revisaron, apartaban información y poco a poco su informe iba quedando listo, en su informe redactaron todo lo que le había pedido la miss Sofía.
Los dos se observaban, conversaban muy poco, si lo hacían era solo para preguntar si la información que habían encontrado era importante como para colocarla en el informe.
De rato en rato Fernando observaba a Kate cuando ella se distraía, ¿Cómo es que puede tener siempre una sonrisa? – se preguntaba.
Kate también hacia lo mismo, se quedaba mirando a Fernando cuando este leía, ¿Por qué será tan serio, por qué tendrá una mirada tan triste?
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Editado: 27.05.2020