Recuerdo de un yo.

pesadillas y un adios

¡AH! Cuando decidí escribir lo anterior que al parecer quería semejar a una carta, no me importaron muchas cosas, estaba desesperada ¿realmente lo estaba? Sinceramente no lo sé. Quizá me sentía la persona más torpe e inexistente de mi pequeño orbe. Cuando digo desesperada quiero expresar que, me asustaban muchas cosas,  en especial; pensar en la edad que tenía, me parecían suficiente para conocer todo el dolor que alguien pudiera imaginar.

 

           Pero ¿qué era lo que realmente sentía? Quería desaparecer, por un momento no pensar en respirar, dormir, caminar y nunca dejar de hacerlo, volar sin dirección alguna, gritar cualquier cosa, en realidad < quería sentir que aún era alguien>

  • Era absurdo lo que me había puesto en ese estado, relativamente patético para ser verdad, solo era una simple palabra; sentir estar <enamorada>. Lo digo de esta manera, porque sentirlo no es del todo estarlo, y ridículamente a ello, tengo que confesar que en la carta que pretendía enviar; algunas frases ni siquiera  eran  mías, las parafraseaba de libros que me gustaban como los escritos de John Green o Verónica Roth, puede que quizá lo notaras.

                       No considero que estar enamorada fuese algo malo o lo peor que te puede suceder,    al contrario, pero en mi caso había sido lo más-  no se ni como denotar un nombre para todo ello, al parecer todo en mi vida estaba entrelazado entre malas jugadas.

 

  • Todo comenzó de manera repentina como suelen dar inicio las cosas, me encontraba ahí, únicamente sentada con algunas personas que al parecer podría llamarlas compañeras, terminando un trabajo del cual estábamos un poco atrasadas para su entrega y del cual, además, no había aportado demasiado, bueno no quiero parecer tan detallista seré directa a lo que al parecer me afectaría meses después.

 

  • Por lo general, siempre me llamaban la atención algunos muchachos<eso era algo muy inevitablemente mío> algo así como, enamoradiza empedernida, así que frente a nuestro grupo se encontraba alguien  que me parecía en lo absoluto lindo, y al parecer a él también le llamaba la atención alguien de donde formaba parte, irónicamente solo éramos chicas. Así que deduje que sería torpe pensar que fuese yo, aunque en realidad sentía que si fuese así; sería lo mejor en mi vida.  Pero, mentirme de esa manera  abarcaría una gran utopía, puede que mía o de toda señorita de mi edad, eso aún no lo sé.

 

      En fin, lo que paso, es que en eso momento me agrado; al parecer por que tenía semejanza a un actor de película, y desde entonces pensaba en encontrármelo, era patéticamente absurda.

  • Espere mucho tiempo para encontrarle y cuando le vi, lo único que hice fue llevarme un libro a mi cara y sentir aquello que muchos dicen llamar mariposas revolotear sin dirección en mi ingenuo estómago. Ni siquiera sabía cómo se llamaba y la verdad era lo que menos me importaba.

       Ilusamente pensaba en el demasiado, olvida que existía un mundo más allá, disponible para que lo pudiese  observar, por la noches acostumbraba a dedicarle un beso a alguien que quiero aprender amarle como él lo hace conmigo, el ser más hermoso que ha llegado a pisar esta tierra y con amor me regala por las mañanas un día más de vida <DIOS>.

 

  • Pero, de un día para otro, decidí inconscientemente dedicar un beso más ,simplemente al niño  <carita de ángel> así lo  llamaría,  aquel que apenas había visto días atrás, sin saber dónde se encontrara ¡lo hacía!.

 

      Sin más que miradas cruzadas en ciertos momentos, me había convertido en <coleccionista de recuerdos> que tristemente solo existían  para mí.  Pues, para él; ni siquiera en una extraña me convertiría.

  •  Me lo imaginaba: Tierno, distante, inteligente, de quien  si encontrara defectos,  imaginaria que no los poseía.

 

     Anhelaba tanto verle, perderme en su mirada, dedicarle mi mejor sonrisa, mis más lindos versos, enamorarle en secreto y abiertamente.

¡Me había convertido en alguien tan diferente!

                      Mis sentimientos parecían lo más puro y bello. Pero, la verdad, aún era yo, aquella en la cual era común obsesionarse con algunas personas, y eso era lo que ahora sucedía.  

  • ¿estaba obsesionada? Siendo racionales, quizá sí, pero ¿era el daño que quería?
  • Es curioso. Cuando sientes cosas lindas por alguien, te lo pintas solo para ti, fantaseas con que es soltero porque tu estas sola, que le gustaras porque él te parece guapo y un sinfín de cosas similares. No obstante, la realidad es ajena a ello.




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