-El tren partirá a las seis, no era fácil volver a los lugares donde casi pierdo mi vida. Esto, amerita tomar un trago para mitigar un poco la zozobra de mis pensamientos. Cerca a la estación había un tranquilo y discreto lugar al que entre sin titubear. Me senté cerca a la barra por un momento estaba distraído, absorto de mi entorno; el camarero me hablaba pero yo lo escuchaba como si, hablará entre susurros.
De Repente a mis oídos llegó la voz dulce de una mujer.
-Por favor sírvame un brandy. Esta noche quiero tomar hasta olvidarme del mundo. -Sí señorita de inmediato y perdone mi indiscreción ¿le sucede algo?
Gire lentamente mi cabeza, por unos instantes, nuestras miradas se encontraron. Ella pareció esquivar la mía.
-Camarero dame un whisky doble y déjeme la botella.
Solo la había visto por un momento, pero por su forma de vestir y hablar no podía negar que se trataba de una mujer muy hermosa, elegante y glamurosa; toda una dama. De seguro que era de esas mujeres ricas presumidas.
-Traía con sigo una pequeña maleta de viajero, Su mirada era triste, perdida como si llevara una gran aflicción con ella, se trataba de una mujer blanca de rostro angelical, ojos azules, de cabello liso rubio; vestía un traje de color rojo, ceñido al cuerpo. Traté de ocupar mi atención en otras cosas como en un piano de fondo que había en un rincón.
-Sin querer y distraídamente nuestras manos se juntaron al tratar de tomar el mismo vaso de licor. Entonces nos miramos fijamente. -disculpe señorita no ha sido intencional pensé que era mi trago. -no se preocupe no creo que usted, sea del tipo de persona que esté acostumbrado a tomar esta clase de bebidas. -por qué lo dices porque no soy un aristocrático de cuna noble.
-Yo lo decía por tu carácter, se nota que eres un hombre que enfrenta con rudeza las cosas de la vida. Parece como si Vivieras al filo de la muerte.
- quiere jugar este juego señorita. Usted es una mujer que parece huir de algo, no sabe disimular esa tristeza en su mirada.
-veo que usted es indiscreto e intuitivo señor...
-Hayden Kane es mi nombre y usted es.
-No dijo nada guardó silencio, levantó el vaso y tomó su trago despacio, mientras hundía su mirada en las manos del pianista que tocaba una melodía suave y tranquila.
Finalmente, después de terminar su trago volvió su mirada hacía mí y exclamó: -mi nombre es Claris Stanford.
-Sabe señor Hayden el destino es un misterio sin resolver.
-Señorita Claris si vamos a hablar solo llámame Hayden.
-Como quieras Hayden, pero entonces yo también te pediré lo mismo sólo dime Claris.
-veo que piensas irte de viaje Claris, piensas abordar el tren; algún lugar en particular.
-Abordaré el tren de seis, este es uno de esos viajes que uno hace para tratar de dejar atrás las cosas que no se pueden cambiar. Brindemos por este viaje Hayden.
El tiempo siguió su marcha y Claris y yo seguimos charlando, ella no me decía mucho pero yo sentía como si ocultara algo muy grave; seguimos así hasta que llegó la hora de irnos. Entonces los dos juntos abordamos el tren. En el tren, nos separamos ya que ella viajaba en el vagón de clase privilegiada y yo en clase media. El tren partió de la estación iniciando el viaje
- la marcha del tren era tranquila, pronto comenzamos a alejarnos cada vez más de la ciudad; tenía mis propios asuntos de que preocuparme; pero sin embargo la imagen de aquella misteriosa mujer, que viajaba en primera clase, no se iba de mi cabeza. Esa tristeza en sus ojos me decian que tenia problemas. Quizás solo eran cosas mías o no quería reconocer que ella había logrado causar una impresión en mi.
.Que tonto soy preocupando por alguien que ni siquiera conozco, ella ya debió haberse olvidado de mi. Mejor será que concentré mis pensamientos en encontrar la chica desaparecida y de paso tratar de encontrar al sujeto que me hizo vivir el infierno en carne viva
--Iba sentado al lado de la ventana, con mi mirada hacía afuera; viendo como pasaban las montañas y los árboles que las rodeaban. El paisaje era un poco gris y silencioso; a mi lado iba sentado un hombre que parecía ser un tahúr ya que barajaba con mucha destreza y habilidad el juego de cartas que llevaba en sus manos. Trataba de hablarme pero yo prestaba poca atención al hombre.
-En ese momento, vi pasar hacia el vagón de clase privilegiada al agente de acompañamiento del tren, caminaba muy apresurado. El vagón de clase privilegiada que daba delante de el vagón de clase media. De Repente la puerta de ese vagón fue abierta muy bruscamente, vi como Claris discutía con el agente de acompañamiento.
-Él le dijo algo y ella aguardo callada en la puerta. El hombre se acercó a nuestro vagón y solicitó un voluntario para cambiar de puesto. El tahúr no dudo en levantar su mano, haría el resto de su viaje en primera clase. Se levantó del puesto, tomó su equipaje que por cierto no era mucho; me miró y dijo: en ese vagón si hay dinero que me espera. Yo sólo lo mire sabía que trataría de embaucar alguno.
El cambio se hizo y fue así como Claris paso hacer mi compañera de viaje. Algo me decía que Claris había cambiado de puesto pero no era porque quisiera viajar a mi lado.