C
Cesar estaba muy afligido por lo que estaba pasando, no estaba muy seguro de como sopesar lo que estaba sucediendo con Lucas, sabía que los comas diabéticos son altamente peligrosos, pero no sé hasta qué punto podría serlo, esta era una situación era demasiado difícil de sobre llevar, los padres de Lucas sabían siempre que hacer pero nosotros dos no, la verdad solo esperábamos que los médicos pudieran estabilizarlo y que nuestro amigo se mejoraran. Estaba muy intranquilo pensando en lo peor, si Lucas no sé recuperaba o si empeoraba, no quería ni imaginarme tener que contactar a sus padres para que tuvieran que venir hasta Estados Unidos y como están la cosa entre ellos no creo que sea lo mejor decirles que su hijo esta en estado grave en otro país, el divorcio y esto los mataría a ambos. Odiaba este tipo de situaciones que no podía controla y era algo que tanto a Cesar como a mi sé nos salía de las manos y solo nos quedaba esperar que lo peor pasara.
― ¿Quién te dijo que estaba así? ― Le pregunte a Cesar demasiado consternado.
― El medico que lo está atendiendo me llamo hace menos de diez minutos que la situación de Lucas es realmente grave esto no me gusta Sam esto me da un poco de miedo, la verdad pensé que Lucas estaría mejorando, lo peor es que no iba a contestar porque me estaba quedando dormido, al escuchar la voz del médico tuve miedo mucho miedo.
― Sabes Cesar todo esto que está pasando con Lucas, es mi culpa, yo soy culpable de que nuestro amigo este batallando entre la vida y la muerte. ― pase mis manos por mi cabello, camine hasta la cama para sentarme necesitaba tener un poco de paciencia y calmarme, todo se estaba saliendo de control.
― Sam no es tu culpa, no es culpa de nadie. ― Cesar me siguió y se sentó a mi lado.
― Si Cesar lo es, en ningún momento debí decirles que viniéramos acá, de verdad esto fue una terrible idea, creo que lo mejor es esperar que Lucas se recupere y regresar, porque se tiene que recuperar él no nos puede abandonar tiene que mejorarse. ― Cesar parecía molesto conmigo ahora, no lo culpaba, pero dio un salto de la cama y quedo de pie frente a mí. Realmente me asusto.
― ¡Samuel no digas esas cosas! ― Cesar ahora estaba enojado conmigo. ― Somos tus mejores amigos y sé que la razón por la que estamos acá es un poco extraña, pero a veces en la vida se deben hacer locuras para sentirnos vivos, para ver todas las locuras que tiene la vida para ti, nos arriesgamos hacer este viaje contigo nadie nos obligó, Lucas y yo tomamos la decisión de venir no es como si tu nos hubieras apuntado con un arma para que estuviéramos aquí contigo, esa fue la responsabilidad que aceptamos y por eso seguimos contigo en esta loca aventura. ― Cesar parecía más tranquilo que yo.
― ¿Cuándo dura eso? ― Cesar se encogió de hombros, esa alegría que tuvo por la carga de adrenalina se le desvaneció cuando le hice esa pregunta.
― Creo que necesito tomar un respiro esto me está preocupando demasiado y más que no sabemos nada de Lucas estamos como a la deriva esperando que mejore o empeore. ― Me frustraba pensar que Lucas se empeorar eso no podía ni debía pasarle. ― Sabes que necesito aire ya regreso. ― Sali de mi habitación y baje a toda prisa para irme del hotel, sé que no era la mejor idea caminar por cualquier lugar no conocía esa ciudad, pero ahora más que nunca necesitaba pensar en muchas cosas, necesitaba encontrar algo de paz y estar sereno para espera lo que tuviera que ver con Lucas.
Camine más o menos durante media hora, la verdad ese pueblito era muy tranquilo, aunque no supiera muy bien donde se ubicaba en el mapa era muy bonito. Me ayudo a tener un poco de paz, era muy extraño no ver un lugar tan pacifico, no el caos, los ruidos molestos y hasta olores raros que a veces las grandes ciudades tenían. Aunque la tranquilidad que tenía en ese momento fue relajante, un pensamiento realmente espeluznante se atravesó en mi cabeza; esa imagen de Lucas agravándose o muriendo y toda la culpa solo recaía en mí. Nosotros no hemos tenido una buena alimentación y estas últimas semanas todo ha sido un caos total, lo peor de todo es que Cesar y yo sabemos que Lucas tiene un horario para comer super estricto que no le puede dar un poco de hambre y con toda esta locura lo olvidamos como si fuera lo menos importante. Esto no podía seguir así, necesitaba que mi amigo se recuperar y aunque me doliera pensar en terminar con todo lo debía hacer era lo mejor para Lucas, las cosas se deberían quedar así nuestro viaje debía llegar a su fin antes de tiempo, pero la vida de mi amigo me importaba mucho más en este momento que un tonto capricho, Cathy debió seguir con su vida como cualquier persona lo hace.
Mientras caminaba de regreso al hotel ya estaba más tranquilo, mi celular vibro, lo saque de mi bolsillo y vi que me acaba de llegar un mensaje de Lizbeth, no quería leerlo, no deseaba tener más problemas y hablar con ella siempre ameritaba un problema más, una pelea o algo y en estos momentos mi cabeza no estaba para afrontar más cosas, me sentía muy mal por lo de Lucas y tener que lidiar con ella no era la mejor terapia, así que lo ignore por un rato. Di unos cuantos pasos y el celular seguía vibrando como un loco, lo revise y los mensajes entraban a gran velocidad iban más de diez en cuestión de segundos, me harte que fuera tan acelerada y quisiera mi atención lo cual estaba logrando. Me saco de quicio y leí todos los mensajes.
No podía creer lo que estaba leyendo, me quede petrificado al leer cada uno de los mensajes incluso tuve que leerlos varias veces para intentar procesar lo que decían, no podía creer lo que estaba leyendo a los pocos segundos me llego una imagen cerciorando lo que no quería aceptar, el resultado positivo de una prueba de embarazo, todo se había juntado y en vez de alegrarme me sentí muy mal, yo no quería una hijo, ni ahora y aunque fuera cruel no me gustaría tener un hijo de Lizbeth, esa criatura que venía en camino no tenía la culpa de nada. Mi vida se estaba enredando cada vez más con el pasar de los segundos, esta conversación no podía seguir solo con mensajes, llegue al hotel y me quede en un salón para poder hablar. La tenía que llamar y necesitaba salir de esa duda. Me senté en uno de los grandes sofás que tenía el hotel y marque su número, a la segunda timbrada me contesto.