Recuperando lo que una vez perdimos.

Capitulo 41: Una propuesta que lo cambia todo.

·       Capítulo 41: Una propuesta que lo cambia todo.

 

“Pues hoy serás mía, eso te lo aseguro.” ——Esas palabras comenzaron a resonar en la cabeza de Giorgiana, haciéndola entender por completo lo que significaba esa frase para ella, para él, para ambos, comprender este hecho, hizo que la Marquesa de Pembroke se llenara de miedo, porque si, es cierto que su cuerpo respondía muy bien a los estímulos, a los besos y a las sugerentes caricias que desde hacía varios minutos, le estaba prodigando el amor de su vida, el hombre que ella amaba de verdad, también es cierto que llevada por la pasión, el placer y el deseo, ella misma fue la que le suplicó que le hiciera el amor y que la hiciera suya, pero una cosa era decirlo a pesar de estar medio dispuesta hacerlo con él, pero llevarlo a cabo ese mismo día, en ese gran sofá, en esa misma casa en la que también estaban sus padres y sus hermanas era algo muy diferente, y por lo menos para ella, era algo absolutamente. impensable.

 

Por otra parte, ¿Sería ella capaz de hacer el amor con Adler? ¿Qué sucedería si en el momento de la penetración, los recuerdos de la violación volvían a su mente, no permitiéndole a él continuar con el acto amatorio? Y, ¿Si él se enojaba por ello y terminaba abandonándola? Giorgiana sabía que pensar en esos asuntos mientras su prometido le besaba seductoramente el cuello, no era una buena idea, es más, Gigi sabía que se arrepentiría después de hacer lo que haría, pero para ella, era totalmente necesario, por lo que reuniendo hasta el último gramo de su autocontrol, Giorgiana detuvo al hombre que en ese instante, estaba sobre ella besándola.

 

“¿Qué sucede mi amor? ¿Te estoy lastimando con mi peso?” ——le dijo el Gobernador a su prometida, bastante agitado por el momento vivido.

 

“No, el peso de tu cuerpo no me afecta, al contrario, me encanta sentirte cerca, pero…” ——le dijo la Marquesa arrepintiéndose por haberlo detenido, debido a sus inseguridades.

 

“Entonces, ¿Por qué me detienes? No entiendo, yo te sentí tan entregada, tan dispuesta a fundirte conmigo. ¿Acaso no te gustó? ¿Ya no quieres que te haga el amor?” ——le respondió su prometido muy desconcertado.

 

“Claro que anhelo que me hagas tuya, todo lo que te dije es verdad, por favor no me malinterpretes, porque no es por eso que te detuve.” ——se apresuró a decirle Giorgiana a su novio, para que él no pensara que ella no lo deseaba.

 

“Entonces, ¿Qué está pasando?” ——le preguntó él.

 

“Por favor, no pienses que no quiero ser tuya porque lo deseo con todo mi corazón, pero no puedo hacerlo en este lugar, en el que también viven mis padres y mis hermanas, ¿Me entiendes?” ——le dijo ella acariciándole el rostro a Adler con ternura.

 

“Claro que te entiendo mi cielo, no podemos hacerlo aquí, es verdad. ¿Qué te parece entonces si nos vamos a Wellington Hall en este momento?” ——le dijo él entusiasmado. “Allí tendremos la privacidad que necesitamos, para calmar estos fuertes deseos que ambos sentimos, de amarnos hasta perder la cordura.” ——agregó él encima de ella, mientras estrechaba más su agarre, provocándole a ella un jadeo lleno de placer. “Me muero por estar dentro de ti.”

 

“Yo también quiero que lo estés, pero ¿De verdad quieres llevarme a Wellington Hall? Yo… yo… quiero decir… claro que quiero ir, pero… Adler yo… será mejor que te levantes, pues tenerte sobre mí no me permite pensar con sensatez.” ——le dijo ella tartamudeando, provocándole a él una suave risa, por lo que después de besarle la frente a su prometida, el Duque se levantó sentándose a su lado, a su vez que también la ayudaba a sentarse y le preguntó:

*Dime la verdad, ¿por qué otra razón me detuviste? Porque existe otra razón ¿Cierto?”

 

“La verdad sí mi amor. Yo te amo y lo que más deseo, es entregarte mi cuerpo así como te he entregado mi corazón y mis sentimientos, pero quiero hacerte una pregunta y quiero que me respondas con la mayor de las honestidades, ¿Qué harías si en el momento de… de… de penetrarme, yo… yo no puedo dejarte continuar, porque los recuerdos de lo que me ocurrió, se interponen entre nosotros? ¿Te enojarías?” ——le respondió Giorgiana con temor.

 

“Y, ¿Tú crees que cuando lo hagamos, yo sólo te penetraré y ya? Eso jamás pasará, porque aún cuando estábamos casados, yo nunca te tome de ese modo, por muy excitado que yo estuviese y te consta.” ——le dijo hablar con una mezcla de amor y deseó.

 

“Tienes toda la razón mi amor. Tú siempre me cuidaste hasta en los momentos de intimidad, por eso, sé que seguirás cuidándome, incluso cuando hagamos el amor.” ——le dijo la Marquesa a su prometido, mientras él la miraba de forma indescifrable.

 

Adler se mantuvo en silencio por un par de minutos, sólo mirándola y deleitándose con la visión de su ángel que en esos momentos, se encontraba con el cabello desarreglado, los ojos brillantes y los labios inflamados, debido a la fiereza de los besos prodigados por él, hacia unos minutos. Por consiguiente, después de suspirar con suavidad, él la tomó de nuevo en sus brazos colocándola en su regazo y le dijo:

“Mi ángel, ¿Te quieres casar antes de volver a hacer el amor conmigo? ¿Es eso lo que quieres?”

 

“Sé que no soy precisamente una virgen o una debutante, pero sí, sí me gustaría ser tu esposa antes de entregarme por completo a ti, aunque eso no significa, que no desee seguir compartiendo más momentos como el que tuvimos.” ——le dijo ella y lo besó en los labios con amor.




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