— ¿porque estas vestida así? — pregunta mientras me ve de pies a cabeza.
No le veo el problema a mi vestimenta, es decir, se que es la ropa que uso para el trabajo lo único que le agregue fue un abrigo debido al frío que está haciendo.
— señora Pops, sabe perfectamente que no tengo ropa casual y lo único que tengo fue el vestido que Josh me regalo — musitó, ella niega con su cabeza mientras eleva una ceja.
— te regalare ropa casual para tu cumpleaños, ¡gracias a Dios está próximo! — suelto una risita y salimos de mi apartamento, los zapatos definitivamente no son los ideales para esto pero es lo único que uso y no usare mis pantuflas.
Había olvidado por completo que mi cumpleaños estaba próximo, es un mes que definitivamente a nadie se le olvida, diciembre 20, cinco días más y mi pobre madre le toca pasar Navidad en un hospital.
Cuando entro al auto de la señora Pops de inmediato lo pone en marcha, debo admitir que no quiero ir a Walmart, estoy aquí contra mi propia voluntad.
— ¿porque no vamos a target? — sugiero mientras veo por la ventana cómo caen las gotas de lluvia.
— ¿Target?, ¡estás loca!, no iré hasta target, además que está lejos sabes que ese lugar se compra por mayoreo, no pienso comparar arroz por saco. — ruedo los ojos, no tengo nada con walmart, pero para una mujer que sale una vez al mes a ese lugar por odio la cantidad que cola que se hace es una tortura.
Veo que hemos llegado al muy conocido lugar, no me siento feliz al estar aquí, salgo del auto al mismo tiempo lo hace la señora Pops.
— Vez no nos tardamos más de 10 minutos en llegar — aclara mientras caminamos hacia la entrada del supermercado.
— Me gustaría saber el motivo de la pequeña cena que tendremos — musitó con mucha curiosidad, veo como ella niega con una sonrisa.
— Es una sorpresa beca — dice tomando una de las carretillas.
— Está bien — digo en tono de derrota, me tocara que esperar hasta la noche y ver que se trae esta señora entre manos, solo espero que sean buenas noticias.
Luego de haber pasado a comprar las cosas que necesita para cocinar la cena, nos encontramos ahora preparando de ella, creí que no me iba a meter a la cocina pero la lasaña que prepara es una delicia y me interesó mucho saber cuáles eran sus ingredientes. He pasado literalmente todo la tarde con ella y es muy agradable, hacía tiempo desde que no me invitaba a comer galletas de chocolate luego de una tarde agotadora en la universidad, desde que trabajo esas cosas se han ido eliminado, no porque no quiera, el tiempo no me alcanza.
Lo mejor que puedo hacer cuando tengo tiempo libre es pasar el rato con mi familia.
— Deberías de empezar a acomodar la mesa — llama mi atención, despojándome de mis pensamientos.
Empiezo a sacar los platos, y a colocarlos en su respectivo individual, con su respectivo tenedor, guiándome por las reglas de etiqueta en la mesa, se me ha ocurrido colocar un centro de mesa que ella tenía en su habitación era una especia de flores artificiales, gracias a un florero rectangular que ella me dio pude acomodarlas en perfecto orden, sabía que le faltaba algo así que le agregue dos velas a la mesa, como una cena de enamorados.
— Pronto saldrá la lasaña — dice con una sonrisa dibujada en su rostro, pero de inmediato desaparece de ella, frunciendo el ceño muy confundida.
— ¿Ocurre algo?, no me diga que está fatal la decoración de la mesa — musitó decepcionada, ella ladea la cabeza en negación.
— no, claro que no, es espectacular, pero...
— ¿pero...?
— ¿porque haz colocado dos platos? — eleva una ceja viéndome con confusión, es mi turno de verla con confusión, espero que no me diga que..., es allí cuando se escuchan dos golpes desde la puerta.
— Ve rápido por el otro plato — musita y ella se encamina a la puerta, cuando la abre, es allí cuando caigo en la realidad.
Era de esperarse, desde que él se ha mudado aquí ya nada ha sido ella y yo, ahora a sigo ella, Thiago y yo. ¡No puede ser!, entra con una sonrisa enigmática sin despegar sus labios, marcando perfectamente sus hoyuelos, viéndose muy emocionado de estar aquí, cuando me ve su sonrisa se amplía aún más dejando ve esta vez sus perfectos y alineados dientes y no puedo evitar no sentirme traicionada por parte de la señora Pops, ¿porque no me comentó nada?
— Siéntate Thiago, estoy muy feliz de que si pudieras asistir — musita. — ¿trajiste el otro plato? — pregunta, niego con mi cabeza sin decir ni una sola palabra, sigo sin poder verle a la cara a él que es mi jefe, parece que me siento segura viendo hacia la puerta y al suelo. La señora Pops regresa con el tercer plato para colocárselo frente a él. — ¿me ayudas a llevar lo que falta? — dice dirigiéndose hacia mi persona, asiento y me encamino hacia la cocina para poder llevar la lasaña y ella se encarga de llevar utensilios con que partirla.
— ¡vaya, se ve delicioso! — dice en cuanto colocó la lasaña en el centro de la mesa.
— está es una cena muy importante para mí — menciona sentándose en su lugar, copio su acción mientras mi frente se arruga al escuchar eso, su sonrisa está llena de vida, una felicidad y emoción indescriptible, la única vez que la vi así, fue cuando su hijo mayor el cual vive en Londres vino a Nueva York a realizar negocios y el cual se presentó una vez en la casa de su madre de las tres semanas que estuvo aquí.