Red de amor

Capítulo 32

Estoy frente a frente con Thiago sentados en la pequeña mesa elegante del restaurante del bello hotel, es muy hermoso el hotel manteniendo siempre la temática del mármol y la iluminación del sol que entra por los enormes ventanales, el lugar está un poco vacío, no hay mucho movimiento y eso es normal apenas son las siete de la mañana, la situación es muy incómoda, luego de haber pedido nuestra comida, únicamente ha habido una que otra palabra, es tensa la situación y no tengo idea si esto al fin tendrá una charla formal.

— Llamaré a Lizzy para avisarle sobre nuestra llegada — musitó con intención de eliminar el silencio.

— no es necesario beca, le mande hace rato un mensaje a Joseph, además es de madrugada en Nueva York — había olvidado por completo la cantidad de horas que son de diferencia, a la única que puedo llamar a esta hora es a la señora para descubrir si ya están en Nueva York o si está aún en España.

— Llamaré a la señora Pops — declaro, antes de poder marcar el número de teléfono, siento la calidez de sus manos chocar con la mía, lo miro directo a los ojos un poco confundida sin tener idea de su reacción.

— ¿qué ocurre? — pregunta de golpe, ladeo con mi cabeza negando a su pregunta.

— Nada..., tengo que disculparme con ella — musito.

— ¿es por la pesadilla que tuviste? — asiento ligeramente con mi cabeza. — tu conciencia está atacándote, las razones que  tuviste para que reaccionaras de esa manera el día que supiste que iba a viajar hacia España, no fueron para exageradas...— lo miro fijamente observando cómo su labios carmesí se mueven con cada palabra que dice. — te pido que te concentres, llamaré a Lizzy para que me tenga al tanto sobre la señora Pops... — declara, entiendo que no quiera que me preocupe y sin duda alguna estoy de acuerdo con su plan. — te necesito esta noche...

Elevó ambas cejas al escucharlo decir estas cuatro palabras, el tiempo se ha paralizado, mi respiración, mi corazón y mi alma se han detenido, ese golpe en mi corazón es indiscutible, es un golpe lleno de esperanza y no puedo evitar emocionarme con este tipo de situaciones, todo es tan indeleble, no hay respuesta alguna con esta situación.Con delicadeza toma mis manos, dándome esperanza, Luz, ternura, cariño y apoyo. Sus ojos me dicen tantas cosas que él mismo no puede ni pronunciar estoy tan segura de eso, el brillo en ellos me lo comprueba, su sinceridad y ternura en su mirada.

Veo como la situación se torna complicada cuando carraspea su garganta. — no quiero defraudar a mi padre..., él te quiere mucho y confía plenamente en tus capacidades. — la bala de la realidad cae directo en mi cabeza ayudándome a reaccionar y volver en sí.

— Tienes razón, hay que concentrarnos a lo que hemos venido — digo tajante quitando mis manos de las suyas, es allí cuando el mesero lleva la comida, salvándome de algún tipo de pregunta de parte de mi compañero.

Al paso de los minutos, el estar cerca de él se me hace muy complicado hablar y entablar una conversación, esta relación de amistad se ha roto después de ese beso que nunca debió suceder, no quiero alardearme pero yo tengo completamente la razón cuando digo que algo está mal y una de ellas es esto, a pesar que haya dicho que únicamente esto es trabajo y es la única relación que tendremos, no sé si se cumplirá dentro de estas semanas, estoy tan molesta por ser yo quien se sienta de esta manera tan hipnótica, magnética y desesperante, porque no es el.

Luego de terminar de desayunar, caminamos directo hacia nuestras habitaciones, el silencio acompañándonos sin ninguna intención de ambos en decir algo.

— estaré lista a las a las siente menos veinte. — musitó, quiero entrar a esa habitación y poder inundarme en mi dolor, por querer a alguien que le importa una mierda en hablar sobre lo que está pasando.

— ¿quieres salir? — dice con cierto atisbo de suavidad, lo veo con una ceja elevada diciéndole con mi mirada hacia dónde. — sí, salir a dar alguna vuelta. — sin nada que decir lo miro sin tener una respuesta, no sé si sea correcto que salgamos. — Tranquila, no te perderás — suelta una risita.

— De acuerdo — una sonrisa de felicidad se forma en su rostro.

Al salir del hotel, el frío y la brisa helada choca con mi rostro recorriendo escalofríos provocando que la piel se me erice, el clima es natural, estamos a punto de que el año se acabe y las fiestas se acercan y el otoño está apunto de decir adiós en varios países. Caminamos sin rumbo, sé que no tiene idea hacia dónde vamos, mi acción es seguirlo, según dice no nos perderemos, veo como arruga su frente un poco confundido y extrañado, no conoce en donde estamos eso está claro.

Debí darle méritos, a pesar que no dice nada, sus esfuerzos en no pedir indicaciones para averiguar hacia dónde vamos, algunas que otras chicas que pasan al lado de nosotros lo ven como una especie de experimento sacado del laboratorio cuyo resultado fue exitoso, es normal, solo es de observar la manera en la que está vestido, su bello suéter de lana color azul marino junto con su camisa blanca y corbata roja le hace conjunto con su pantalón de mezclilla color negro el cual no está tan ajustado, pareciera que es un completo engreído con esos mocasines del mismo color que su pantalón, es evidente que no lo es; su cabello está en perfecto estado, cepillado hacia un lado se ve sedoso y muy nutrido, mejor que el mío, odio admitirlo pero es verdad.

— ¿no crees que debemos de pedir ayuda? — sugiero.



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En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

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