Red de amor

Capítulo 54

La taquicardia en mi corazón aumenta en cuanto veo a Lizzy y a Joseph, pero no sólo ellos estaban allí, miro despectivamente a mi madre y a mi tía, me sorprendo al verlas allí, aunque en realidad ellos fueron los que nos miraron de manera extraña, él vestuarios que tenemos no es para nada discreto y desde que entramos al hospital hemos llamado la atención. Noto de inmediato que mi madre llora junto a mi tía. ¿Qué es lo que en realidad está ocurriendo?

— ¿qué está pasando? — le preguntó a mi madre, ella cubre su boca rápidamente su boca impidiendo que su sollozo provoque llamar la atención. — ¿tía? — pregunto respirando con tanta rapidez.

— la señora Pops... — empieza Joseph hablando. — ha muerto. — lo observó con detenimiento y empiezo a soltar pequeñas carcajadas, todos me ve sorprendidos.

— Dime otra mentira mejor Joseph — digo entre risas. — ¿qué está pasando? — cuestión nuevamente, tratando de parar mi risa.

— necesito que te calmes, beca — ordena Thiago. — sé que no estás aceptando lo que está pasando, amor. — lo miro incrédula, arrugando mi frente muy confundida de lo que está hablando.

— ¿aceptando que?, ¡Aceptando que ha muerto la señora Pops! — grito, mis ojos empiezan a nublarse gracias a las lágrimas que se están acumulando. — ¡USTEDES ME ESTÁN MINTIENDO! — farfulló, corro directamente hasta donde eran las habitaciones, en busca de ver a la señora Pops. — ¡señora Pops, donde está! — mi voz sale desgarrada, débil con tanto dolor. — ¡Donde está! — exclamó con debilidad, me detengo en una pared y es allí donde entiendo que está pasando, choco mi espalda con la misma pared tomando mi cabeza con mis manos, me deslizo hasta llegar hasta el suelo, mis lágrimas corren por mis mejillas desenfrenadamente, el dolor de mi pecho, la poca falta de respiración, es fuerte es indescriptible, los sollozos salen con tanto dolor, con tanta tristeza, se ha ido, la he perdido. ¿Qué fue lo que ocurrió?

Las preguntas son golpeadas en mi cabeza, ¿quién la mató?, ¿qué pasó?, ¿cómo fue?, ¿por qué?, maldita sea, ¡quién fue!, siento como Thiago se acerca a mí con tanta rapidez y cae al suelo conmigo.

— Tranquila, todo estará bien — su voz se escucha débil, triste, me acerca hasta su pecho y puedo sentir como su corazón late con rapidez. — Todo estará bien — logró escuchar un pequeño y grave sollozo.

— ¿por qué? — digo entre lágrimas. — ¿qué pasó? — vuelvo a preguntar, quiero morir, no sé cómo lidiar con este dolor, este sentimiento es terrible, mi boca está seca, mi cuerpo se está debilitando poco a poco. — Necesito saber qué fue lo que pasó — trato de hablar fuerte, sorbo mi nariz.

— lo averiguaremos juntos, te lo prometo. — me acerco a Thiago abrazándolo con todas mis pocas fuerzas, necesito su cercanía, quiero sentir sus brazos protegiéndome, sé que a él le duele tanto como a mí, ambos sabemos lo que significaba la señora Pops para nosotros.

Mi esposo me ayudó a salir de ese pasillo y caminamos hasta dónde están todos, todos me observan con cierta pena, con cierta lastima, sé que no es fácil y entienden lo que estoy sintiendo.

— ¿qué fue lo que pasó? — vuelvo a preguntar, apretando esta vez mis labios para no llorar.

— Beca, cálmate — me dice mi madre.

— ahora no, mamá. Necesito saber, ¡qué fue lo que pasó! — pregunto con gélidamente, pasó mis manos por mis ojos quitando las lágrimas rebeldes que salen por mis ojos.

— Parece ser que la asaltaron — empieza Joseph nuevamente a dar explicaciones. — algo salió mal y la apuñalaron. — confiesa, cierro mis ojos por segundos, tratando de procesar lo que está diciéndome.

— ya estamos organizando todo, hija, para que sea llevada al lugar donde la velaremos. — anuncia mi madre.

— la velaremos en mi casa, no te preocupes mamá — vuelvo a decir con firmeza, por alguna razón, las ganas de llorar se fueron y la necesidad de encontrar al infeliz que apuñalo a la señora Pops son grandes. Pude despedirme de ella, pero no logre hacerlo, la última vez que la vi fue la semana pasada, jamás creí que ese sería el último día que la vería con vida, daría todo, todo lo que tengo por volver a verla y decirle lo mucho que la quiero, que la extrañare todo los días de mi vida, gracias por estar conmigo desde que me mudé allí, ella fue mi confidente, mi amiga, mi segunda madre, mi vecina.

Lo único de lo que estoy segura, es que velaré para que se haga justicia, no voy a descansar por obtenerla. Me acerco a Lizzy para abrazarla y llorar con ella, tanto como ella la queríamos mucho, era como una más en nuestro grupo de dos.

— tuve que llamar a sus hijos — comenta sorbiendo su nariz, rápidamente arrugo mi entrecejo con fuerza.

— ¿qué?, ¡por qué diablos hiciste eso! — bramó, alejándome de ella. — ¡porque lo hiciste!, ¡maldición Lizzy! — camino en línea recta regresando a verla con enojo.

— ¡sabes que eso tenía que ser así, son sus hijos! — comenta con toda la razón.

— ¡esos imbéciles, no estarán en mi casa! — advierto con enojo. —Es mejor irnos ya — le anuncio a mi madre y mi tía, ellas asienten y salimos las tres del hospital, no tengo idea de dónde se metió Thiago, pero espero que sea para el traslado del cuerpo de la Señora Pops.

— Rebeca, debes calmarte — regaña mi madre en cuanto las puertas del elevador se cierran.



#1324 en Otros
#388 en Humor
#3523 en Novela romántica
#1073 en Chick lit

En el texto hay: novela romántica, amistad, novelacontemporanea

Editado: 12.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.