Red de identidades

Prólogo⚡

Narrador: tercera persona.
 


 

Liverpool, 12 de abril.
°•°•°•°•°
 


 

Lluvia de balas, nubes de sangre.
 


 

La oficina estaba inundada de melodías hindú, notas relajantes dando un ambiente tranquilo que era justo lo que el hombre detrás del escritorio necesitaba. Eran de esas pocas veces en la que podía tomarse este tipo de momentos y cuando pasaba lo disfrutaba aunque no durarán mucho.
 


 

Exhaló el humo del cigarrillo y se removió en su silla retomando su posición cómoda. El hombre se encontraba en un estado de reposo físico y mental, dicho estado fue interrumpido por el sonido de golpes en la puerta.
 


 

El hombre en vez de contestar, subió el volumen de la música. No le apetecía que le interrumpieran justo en ese momento.
 


 

Los sonidos no cesaron a cambio volvieron con más fuerza, el hombre estaba tan hastiado e indignado de aquella persona detrás de la puerta. 
 


 

<<Es hombre muerto>> pensó aquel hombre. Apagó el equipo e indicó que pasara.
 


 

Tal como esperaba, el causante de tal disgusto era su hermano, el cual venía con la respiración agitada y estaba tenso, pareciera que caería desmayado en el piso en cualquier momento.
 


 

— Hermano —Saludó el hombre del cigarrillo—. No quiero sonar grosero pero ¿A qué se debe la interrupción? 
 


 

El hombre fue directo al grano, así eran los hermanos O'Neill, directos y demandantes. Ellos eran de esos tipos de hombres con apariencia de revista de Calvin Klein pero con el carácter del mismísimo lucifer. No eran más que apariencia y el crecer en una familia de mafiosos les daba cierto encanto aunque solo lo aparentaban.
 


 

— Te tengo información sobre los Campbell — El hombre posó sus manos en sus rodillas. El realmente estaba cansado y parecía que había acabado de correr un maratón.
 


 

—¿Y por eso tu desfavorable presencia? ¿para decirme cosas que no son de mi interés? —el hombre se levantó de su silla y se dirigió a su hermano quien se encogió ante la cercanía.
 


 

—Sabes que no puedes darles la espalda, ellos son nuestros principales socios —inquirió el otro hombre sorprendido por el descaro e irresponsabilidad de su hermano.
 


 

— Ay Joseph, claro que puedo, ellos no me van a manipular a mí para que les resuelva las disputas—tomó su mentón y ejerció presión.
 


 

—Pero... — Intento decir el hombre pero su hermano lo calló un con gesto. El sabía que tenía que obedecer las órdenes aunque sus decisiones fueran la firma a su sentencia de muerte.
 


 

— Mejor calla y tráeme lo que te pedí.
 


 

Joseph asintió y se marchó. El hombre tomó asiento, frotó su sien. Pensó en las maneras de torturar a los Campbell, de todas las familias de la mafia europea ellos son los más andrajosos, se metían en problemas todo el tiempo y se resguardaban del hombro de los O'Neill, fue en ese momento en el se  le ocurrió el plan que destruiría a uno de los pilares más importantes del bajo mundo. Y tan solo tenía que ver los informes que traería su hermano.
 


 

Joseph fue rápido, volvió con lo ya pedido dejándolo en el escritorio. 
 


 

—¿Es todo?
 


 

—Sí, hermano.
 


 

Abrió un sobre amarillo que contenían todos los datos personales de los candidatos para el evento más esperado por los personajes más siniestras y con dinero a nivel global. Un evento el cual se celebraba anualmente con el fin de demostrar autoridad y ganar respeto.
 


 

Dicho evento le daba la bienvenida a todo los tipo de personas carentes de humanidad. Allí se reunían: pedófilos, violadores, narcotraficantes, estafadores, pederasta, asesinos, psicópatas y las grandes cabecillas de la mafia europea. Todo reunidos por una sola causa: poder.
 


 

El hombre leyó alrededor de 54 expedientes médicos. Las víctimas tenían que rendir requisitos para ser comprados, nadie en el bajo mundo compra cualquier cosa.
 


 

El hombre notó que su hermano estaba incómodo, se pasaba las manos por el cabello constantemente, cambiando el peso de una pierna a otra y varias veces el hombre vio como abría la boca para decir algo pero nunca hablaba y terminaba callado.
 


 

— Habla.
 


 

—¿Eh? 
 


 

—Sé que hay algo que quieres decirme —Aseguró. 
 


 

Joseph soltó el aire que estaba conteniendo preparándose para la reacción de su hermano por aquello.
 


 

—Es que hay otra cosa más...
 


 

El hombre recostó la espalda en la silla.
 


 

—Te escucho.
 


 

Joseph suspiró.
 


 

—Nuestros hombres me informaron de que Vaitiare ha sido adoptada nuevamente.
 


 

Joseph después de soltar aquello dio dos pasos hacía atrás cuando su hermano tiró todo lo que había en su escritorio al piso. Reparo con horror como su hermano se le marcaban las venas de la frente, el tema de Vaitiare era delicado para él, sobretodo por como se llevó al cabo todo.
 


 

—¡¿Quiénes?! —se dirigió a Joseph hirviendo de ira.
 


 

—No lo sé, yo...
 


 

—¡Si sabes, y me lo dirás! —demandó señalando a su hermano con el dedo.
 


 

—Sabes que no es sano, diste tu palabra de que te alejarías por su bien —Joseph sonaba tranquilo apesar de estar muerto de miedo por dentro.
 



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En el texto hay: accion, contenido +18, humornegro

Editado: 22.09.2020

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