Amarlo es como...
Desperté.
Debía ponerme este horrible uniforme de nuevo, el ciclo escolar empezaba de nuevo. El pantalón no me desagradaba tanto, era más bien la camisa desde el tipo de tela hasta los colores de esta, mi patética escuela tiene mal gusto, al menos los viernes podemos usarla con unos jeans, lo cual la hace ver mejor.
—Allena ya está servido el desayuno —dijo mi madre desde la cocina.
—Ya voy —respondí en voz alta apurada.
—Ponte un suéter, está fresco—a veces creo que mi madre exagera—, no quiero que te enfermes —pero siempre tiene razón.
No tengo mucho amigos, al menos no que yo pudiera llamarlos así, creo que tengo un concepto diferente de eso.
—Allena te ves distinta —dijo Adrien al verme llegar al salón.
Solo asentí con la mirada, como si lo que dijese fuese realmente posible, me he visto igual durante toda mi vida.
Me senté en un lugar vacío a lado de la ventana, tenía vista al edificio A de la escuela y no es como si del otro lado del salón pudiera ver algo mejor, ya que los árboles tapaban la ventana.
—Hey —escuché una voz atrás de mi—, por un momento no te reconocí —Dorian siempre tan amable.
—¿tan mal luzco? —dije a secas.
—Claro que no, te ves muy bonita —sonrió.
Siempre ha sido tan agradable conmigo, quizás es por eso que todos piensan que tenemos algo “especial”, pero no es asi.
—Gracias —respondí seria.
No tenía muchos ánimos de sonreír.
—Oye por cierto ¿Qué ocurrió entre tú y Ian? —se veía que tenía curiosidad.
¿Ian? Es cierto, había olvidado ese tema.
—Terminamos —respondí muy cortante.
—Sí, pero ¿Por qué?
Solo fruncí los labios y me encogí de hombros, porque ni siquiera yo sabía la respuesta de eso.
—Qué pena —contestó—, hacían linda pareja.
No puedo creer que hable en serio, siempre creí que yo era la mala, aun así, me sonreí ligeramente.
—Al fin sonríes —se rio Dorian.
Volvi a estar seria en cuanto llegó el maestro.
Después de un par de horas, finalmente era el descanso, 20 minutos, cuando no tienes amigos ni a quien llamar el tiempo pasa muy lento, asi que fui a la biblioteca, quizás tengan buenos libros.
Y ahí estaba…recargado en el árbol del edificio B junto a sus amigos.
Quizas me apresuré a terminar con él, apenas logro recordar porque lo hice, aunque tampoco es como si no me importara, es decir, desde entonces he tenido la sensación de que algo quedó pendiente.
¡Demonios!
Casi me ve, no he hablado con él después de eso, sería raro topármelo, aunque es más raro y tonto evitarlo.
Fruncí el ceño y me sacudí la cabeza, luego me metí a la biblioteca, que para mi suerte estaba abierta.
—Buenos días —dijo un hombre atrás de la barra donde se entregan libros.
—Buenos días —no soy muy sociable, pero tengo modales—, ¿puedo quedarme aquí mientras leo o siguen ocupando el lugar?
Lo estuvieron utilizando como sala de cómputo durante el semestre pasado.
—Puedes estar, ¿vas a leer algo?
Que gran pregunta, estoy en una biblioteca ¿acaso vengo a ver televisión?
—Si —respondí seria —¿tengo que sacar algún pase o algo?
—Mmm si, toma —me entregó unas hojas—, llena el formulario.
Miré por la ventana mientras escribía, seguía ahí y parecía no darse cuenta que lo estaba viendo.
.
CAPÍTULO CORREGIDO Y EDITADO.
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Editado: 08.05.2022