Extrañarlo era gris oscuro
Era lunes de nuevo y llegué corriendo a la escuela porque se me hacía tarde, tenía biología y seguramente ahora un reporte por retraso.
Emily enfermó del estómago, así que no me pasará sus notas de la clase y no podía pedirlas a Adrien o a Ethan porque estaban muy lejos de donde me había tocado sentar. Si no entrego las notas de clase me pondrá el reporte.
Un punzón en mi hombro me hizo voltear, Eliam estaba a lado mío y deslizó su libreta sigilosamente hasta la mesa de mi asiento para que el maestro no lo viera. En otras circunstancias lo hubiera rechazado, pero estaba en aprietos así que la acepté.
Su letra era linda y legible, la última vez que la vi fue en el trabajo que hicimos en historia al inicio del semestre…eso fue hace casi mes y medio.
—Gracias —dije entre dientes.
Me asintió con su cabeza y con un sonrisa cerrada que era nueva en él.
La clase siguió y no volteé a verlo a excepción de cuando le devolví disimuladamente la libreta cuando acabé de copiar. Mis brazos no son tan largos como los suyos por lo que tuve que inclinarme un poco hacia su lado, él tomó la libreta por el costado de esta, de donde yo la tenía sujeta. El roce de sus dedos sobre mi mano me causó un choque eléctrico en la piel, así que no evité voltear a mirarlo.
Él ya me estaba viendo. Nuestras miradas fijas se mantuvieron unos instantes más y por primera vez sentí que estaba viendo realmente a Eliam y no solo a la fachada que cubría su cara linda y cabello resplandeciente, era más que eso, aunque no se si debía al brillo del sol entrando por la ventana atrás de él que lo hacía verse más atractivo e “ideal” de lo normal, como si fuese una especie de aura.
—Eliam y… —suspiró el maestro— Allena. Los quiero afuera el resto de la clase, y la actividad queda anulada.
Ambos nos salimos en silencio y anonadados sin saber bien porque. Así mismo me estaba sintiendo nerviosa, no sabía el motivo, pero el tener que estar afuera a solas con Eliam durante quince minutos me estaba poniendo nerviosa, ansiosa y me irrita sentirme así.
— ¿Estás bien? —Preguntó con su voz ronca habitual.
— ¿Por qué me preguntas a mí? Eres tú quien se lesionó en el partido ayer.
¿Por qué de pronto el verso de una canción empezó a sonar en mi mente? ¡Esto no es una historia cliché de romance!
—Parece que algo te molesta… ¿Quieres que me…? —Me vio confundido.
—No, es solo que… —divagué en como explicar— ¿No te pasa que se te viene versos de canciones a tu mente? Así de la nada.
Frunció el ceño y soltó una risa abierta.
—Creo que es la primer cosa más trivial que me hayas dicho —confesó sonriendo—. Pero si, me pasa mucho… ¿Cuál se te vino?
— “You push and you push and I'm pulling away pulling away from you…”
Imité con pena el ritmo de la canción que había sonado en mi mente.
—Hey la conozco —afirmó entusiasmado.
De un momento a otro empezó a tararear la canción como si no le importase que lo viesen.
— “Say you want me, say you want me back in your life”
Fruncí mi frente con una sonrisa jocosa y luego solté una carcajada. Él me imitó y ambos seguimos cantando sin pena, luego una chica con audífonos pasó frente a nosotros, uno de ellos estaba colgándole y dejaba oír lo que escuchaba. Entonces lo supimos, la canción nunca estuvo en nuestra mente, en realidad la estábamos oyendo de lejos y sin saberlo.
—Debes tener un buen oído si pudiste oír hasta donde estaba la chica.
—Supongo —encogí mis hombros—. ¿Tú tobillo está mejor?
— ¿Allena Ramsey se está preocupando por mí? —Sonrió e hizo un ademan burlesco— Si, lo está…gracias por preguntar.
—Si.
Me dejé recargar en la pared cruzada de brazos, un suspiro salió de mi y luego cerré mis ojos para sentir con más atención la brisa fría rozando mis mejillas.
— ¿Tu nariz está fría?
Me giré a verlo y abrí los ojos de golpe que lo hizo reír.
—Lo digo porque se ve más pálida de lo normal…¿está fría? —Extendió su mano acercándose a mi cara.
— ¿Qué haces? —Protesté dando un paso hacia atrás.
—Solo tocaré tu nariz, no es gran cosa —dijo dando pasos hacia mí.
Otra vez esa sensación de nervios tomando poder sobre mí, mi respiración se estaba parando y cuando sentí su mano cálida sobre mi piel fría volví a sentir ese choque eléctrico que tuve la primera vez que toqué una parte de él, el día en que entró al salón y supe que sería una molestia en mi trasero, pero aun así aquí estamos los dos olvidando que podría haber personas viéndonos.
Alguien se acercó por atrás mío, lo supe cuando lo oí aclararse la garganta. Eso interrumpió a Eliam que me veía con delicadeza mientras tocaba mi nariz.
— ¿Te puedo ayudar? —Preguntó serio el rubio.
Me di la vuelta para ver a la persona que se acercó, y vi porque el cambio de actitud del chico junto a mí.
—Tú no —contestó tajante Ian—. Allena…
Dirigió su vista hacia mí y quizás aluciné, pero me pareció oír un pequeño suspiro seguido de una mueca del rubio.
— ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás adentro…en clase? —Vio de reojo a Eliam.
—Ah…Connors nos echó de la clase.
— ¿Nos? —Frunció su ceño disgustado de oír la palabra.
—Si, a mí y a Eliam —señalé con mis ojos al rubio.
—Te dije que deberías alejarte de él, solo te causa problemas —me susurró.
— ¿Estás hablando de mí? —Protestó Eliam poniendo su mano en la pequeña pared atrás mío— Dime si tienes algún problema conmigo.
—De hecho, si, por tu culpa Allena ha terminado en dirección más veces en casi dos meses que cualquiera de aquí en cinco semestres…
— ¿Y eso es problema tuyo como por? —Su tono sarcástico llevaba un poco de mala energia.
Estaban discutiendo sobre mí conmigo en medio, era muy…incómodo, cualquier chica hormonal estaría saltando de alegría porque dos chicos atractivos discutan por ella, pero esto es agobiante.
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Editado: 08.05.2022