Redención

Capítulo 29

Redención 
 


 

Abrió los ojos, sentía los párpados pesados, sintió un olor extraño, le costó un segundo enfocar la vista, parpadeó un par de veces y lo vio. 
 


 

Thiago estaba inclinado sobre ella, sostenía algo entre sus dedos, un algodón mojado con alcohol. 
 


 

Estaba acostada en un sillón. 
 


 

―¿Estás bien? ―le preguntó él, sus ojos azules la miraban con preocupación. 
 


 

Trato de ponerse de pie pero él la detuvo. 
 


 

―No lo hagas, necesitas descansar. ―le indicó con calma.
 


 

―¿Qué paso? ―preguntó su voz se sentía áspera como si hubiera tragado una lija.
 


 

―Te has desmayado. 
 


 

Los recuerdos comenzaron a llegar, ellos hablando, él era el amigo de Teo, todo lo que había vivido Thiago, pero sobre esos recuerdos, uno se colocó sobre todos como algo latente.
 


 

AZUL. 
 


 

Él dijo que conoció a una Azul, pero no podían estar hablando de la misma Azul de ella, muchas otras chicas podían llamarse así. 
 


 

Recordó la libreta y la letra, se le había hecho tan familiar, pero eso podía ser solo una coincidencia más. 
 


 

Esto no estaba pasando. 
 


 

―Azul esta muerta. ―susurró, sin darse cuenta de que hablo y no solo lo pensó. 
 


 

Thiago no respondió, ella alzó la vista para verlo, él no la estaba viendo. 
 


 

―No sé, que pretendes pero la Azul que yo conocí esta muerta, esta enterada cerca de Teo, yo me encargue de eso. ―no entendía nada, pero esto no podía ser más que una confusión, algo de dos  chicas con él mismo nombre. 
 


 

Thiago se movió y le ofreció un vaso de agua que había dejado sobre la mesa del centro, ella lo tomo con manos débiles y bebió un poco. 
 


 

―Danielle está con los niños, no debes preocuparte por ellos. ―le comentó mientras se ponía de pie y metía las manos en los bolsillos. ―Quédate un poco ahi recostada, te sentirás mejor pronto. 
 


 

Ella quería negarse, quería irse pero todo le daba vueltas y sentía todo el cuerpo como gelatina, sabia que no lograría dar dos pasos sin caer.
 


 

Así que guardo silencio mientras bebía el vaso que él le entregó, Thiago se quedó ahí en silencios. 
 


 

Sabía que debía aclarar sus ideas, necesitaba respuestas, pero la presencia de Thiago se sentía extraña ahora. 
 


 

―Mi mejor amiga. ―susurró. ―Ella se llama Azul Howard, pero murió en un accidente de auto hace varios años. 
 


―Ailen...

―Ella está muerta. ―sus ojos se llenaron de lágrimas. ―Esta muerta. 
 


 

Thiago no dijo nada.
 


 

―La muerte siempre ha estado cerca de mi, ¿sabes? ―ella se limpió el rostro. ―Creo que no tiene sentido callarlo más ahora sabes quien soy y supongo que tienes preguntas sobre eso. 
 


 

Ella soltó el aire, él sabia la verdad sobre su identidad pero no sobre su historia. 
 


―Mi madre también está muerta, murió cuando nací, no soporto el parto.

―Lo lamento. ―ella asintió.

―Es por eso que el día de mi cumpleaños estaba triste, siempre me recuerdo que ella murió ese día por mi culpa.

"Así que desde que nací mi vida quedo ligada a la muerte.

"Mi padre no podía cuidar de mí así que mi abuela, la mamá de papá, se mudó con nosotros para cuidarme.

"Durante mi infancia la tuve a ella, ya que mi padre no soportaba tenerme cerca, me odiaba por quitarle a la mujer que amaba.

"Y un día, cuando aún era una niña, mi abuela murió y me quedé sola con ese hombre que solo miraba a una asesina al verme.

"Thiago tu vida y la mía no fueron muy diferente si lo piensas, mi padre también era alcohólico.

Thiago se acercó para sentarse cerca de ella.

―Tambien tenia una mejor amiga, ella era como una hermana para mi, siempre estuvo conmigo, incluso cuando mi abuela murió y todo se comenzó a ir a la mierda ella se quedó conmigo.

Ella no había hablado con nadie sobre esto en tanto tiempo que las palabras dolían como un hierro ardiendo en la garganta.

―Y yo solo la tenia a ella, se llamaba Azul.

Su garganta se apretó al decirlo, tanto tiempo sin pronunciar su nombre que dolía y lo que iba a decir ahora era algo que aún le dolía a pesar de tanto tiempo.

―Mi padre siempre estaba enojado, me culpaba por la muerte de mi madre, él nunca me quiso y no se por qué se queso conmigo, creo que siempre deseo que yo estuviera muerta.

"Pero no bastandole el daño psicológico que me causaba con sus constantes gritos y su culpa, él... también me golpeaba. ―admitió y dos lágrimas brotaron de sus ojos.

―Ailen...

―Por favor, no. ―ella miro a otro lado. ―Pase mucho tiempo viviendo con él y sobreviviendo a cosas de las que no quisiera hablar ahora, solo te diré que llegó un punto donde todo se volvió tan insoportable que Azul y yo decidimos irnos de ese lugar, ya no había nada para nosotras en ese lugar.

"Ambas teníamos problemas con nuestros padres y no pudimos seguir liderando con ellos, así que huimos, no teníamos idea de a donde ir, pero terminamos en un pueblo, uno donde encontramos algo que siempre deseamos tener, una familia. Nos enamoramos de aquel lugar y estamos rehaciendo nuestras vidas ahí, fue en ese lugar donde conocí a Teo.

Summer cerró los ojos, las lágrimas le mojaron los labios saladas y calientes.

―Yo tenía tantas heridas que me costó demasiado dejarlo entrar, no fue fácil aceptar que algo tan bonito como un amor puro y sincero fuera algo que yo mereciera, pero Teo...

"Él nunca se rindió, lucho por hacerme ver que yo era digna de ser amada, de sentir amor.




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