¿Una mujer caballero?
Éso era algo ridículo e inimaginable, algo que estaba fuera de discusión ya que en ése tiempo, las mujeres sólo debían ser... básicamente, obedientes a sus maridos y verse bonita como sí sólo fuese un adorno.
Lo que ella hizo fue algo que muchas intentaron y todas fallaban.
Abandonó su familia, su apellido y hasta su nombre, sólo por que así podía luchar por sus sueños, sin cargas como decir que era una vergüenza para su ex familia.
Cada 10 años se realizaba un torneo donde grandes guerreros se enfrentaban para poder ser un caballero sin la necesidad de ser de sangre noble, y ella participó a sus 20 años y con gran dificultad, salió victoriosa.
Al momento de reclamar lo que se prometió, el derecho a ser caballero, los murmullos no faltaron por ser una mujer.
Muchos decían que sólo ganó por que los demás no pelearian seriamente contra una mujer, ya que sería una vergüenza luchar contra alguien mucho más "débil" y "frágil", pero ella lo ignoró todo.
No le importaba lo que decían, ella supo que nadie se contuvo en ningún momento ya que al momento de luchar, no existía el frágil, el fuerte, el hombre o la mujer, sólo existían dos individuos luchando por sus vidas.
Se arrodilló delante del gran y famoso general de los caballeros, quien con desprecio le dijo que dejé de jugar y regresé a casa, que no lograría nada.
¿Qué fue éso?
El hombre que más debía reconocer su esfuerzo, el hombre que desde niña admiro por ser un verdadero caballero, no lo era, sólo era uno más de la multitud.
No lo dudó, reclamó lo que le pertenecía y lo que recibió fue la amenaza de los caballeros por ser tan atrevida al levantarle la voz a su general.
¿Qué clase de broma tonta era ésa?
¿Qué pasaba con la justicia que tanto creía que existía?
¿Fue todo una ilusión infantil?
"¿Qué creen que hacen?"
Haciendo que todos se volten a verlo y se arrodillen por su presencia, el joven príncipe del reinó Lirio, se hizo presenté.
El general le informó de la situación al príncipe, añadiendo que una mujer era "incompetente" para el ejército, pero el príncipe lo ignoró.
Se acercó a ella que estaba de rodillas, con una sonrisa amable y arrodillandose, haciendo que todos se alteren, le dijo las palabras que nunca espero oír, pero que necesitaba oír.
"Yo no veo a un hombre ni a una mujer, yo sólo veo a alguien que se esforzó día y noche, que lo sacrificó todo para estar aquí; yo sólo veo a un nuevo caballero que en el futuro, cuando sea más capaz, personalmente me gustaría que pertenezca a la caballería principal del reinó, a mi lado."
La alegría que ella sintió fue enorme, tanto así que sintió ganas de llorar y sin necesidad de hacer un largo juramento ni decirlo, se prometió a ella misma que desde ése día, seguiría al príncipe Frederick hasta la muerte, sin cuestionarlo.
Tristemente, toda dulce historia tiene su fín, y muchas veces no es un final felíz.
Hizo cosas atroces de las que realmente no se arrepentia, pero la mayor vergüenza y deshonra que pudo experimentar, fue no poder proteger a aquel que confió en ella, el rey Frederick.
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Juana se encuentraba de brazos cruzados, con mirada inexpresiva mientras veía a ése chico que la acorralo contra la pared, bloqueado la salida con sus brazos.
-Por favor, haré lo que quieras, pero sólo te pido que me hagas esté pequeño favor.- dijo el muchacho.
La de pecas dio un suspiro profundo.
En ése lugar ella era admirada y hasta algunos maestros se ponían nerviosos al hablar con ella, pero entre todo el mundo, siempre uno es diferente y es inmune a su "encantó".
-Déjame ver sí entendí, ¿quieres qué por un día me aleje de Sofía y mantenga a María alejada de ella para que tu la puedas seducir?- pregunto la chica, con mirada sería, no pudiendo creer lo que Roberto le pidió.
El chico desvió la mirada, dándose cuenta de lo raro que se oía éso, pero no iba a retroceder.
-Bueno... sí.- respondió, apenado.
Ni en un millón de años volvería a confiar en aquella subordinada que lo traicionó en su vida pasada, pero la Juana de ahora era diferente y no tenía los recuerdos de su vida pasada, por que sí llegase a ser así, ella no sería tan descarada para acercarse a él y a su amada Sofía, otra vez.
-Tengo un mejor plan, ¿y sí alejó a Sofía de ti y te dejó a María para que se conozcan y quien sabe, quizás se enamoren?- pregunto la muchacha, con su mirada llena de seriedad pero en verdad muy divertida.
Es posible que Roberto sea la persona que más miedo le tenga a María, así que lo molestaría indirectamente cada vez que pueda.
-No digas ésas cosas ni de broma.
¡Por favor, te lo suplico, cara de príncipe!- gritó el chico, acercando su rostro al de ella para que vea lo necesitado de ayuda que estaba.
Juana, fruncio el ceño, muy molesta por tanta cercanía y preparó su pierna para darle una patada y hacer que se quedé sin descendencia, total, seguramente no se perdería nada importante.
-Aquí están.
Y la voz de Sofía se oyó, haciendo que Roberto salvé su descendencia y se separé rápido de la chica, para ver a su amada.
No quería que ella crea lo que no es y mucho menos con la cara de príncipe.
-¡Sofía!- gritó María, acercándose a su amiga para darle un abrazo.
La de pecas le dio palmaditas en la cabeza mientras veía a Roberto quien sonreía nervioso y veía a Sofía que los veía a ambos.
-¿Interrumpimos algo?- pregunto la rubia, algo preocupada.
No se lo esperaba pero la verdad, tampoco se sorprendería sí Roberto y Juana están saliendo, después de todo, siempre sintió algo entre ellos (dos personas que lucharon en guerras juntos)
Juana, aprovechando el malentendido que entendió al instante, sonrió por uno segundo antes de sacar un pañuelo de su bolsillo, haciendo que María se separé, curiosa.