Reencuentro Con El Destino

CAPÍTULO 15.- La Reconciliación

«El corazón de la madre es el aula del niño»

-Henry Ward Beecher-

La madre es el primer gran amor en la vida de todos los seres humanos. Un amor que nace de forma natural y al que no renunciamos, aunque ella no esté, o pese a que su presencia sea nociva, y hasta peligrosa, para un hijo. Siempre hay un hilo invisible que de alguna manera u otra nos une a ella.

Desde mi ubicación hasta la casa de mi tía me tomo 3 horas en llegar; no sabía que me había alejado demasiado lejos, fue tanto mis ganas de desaparecer que no note lo lejos que estaba, ahora entiendo lo que mi hermana me dijo, -¡Karla! ¡Te vas muy lejos!-

Al llegar a la casa vacile en acercarme a la puerta, estaba nerviosa ¿Qué iba decir? Había dicho que jamás regresaría y mírame hoy estoy dando vueltas en el jardín, ¡Ayyy! ¡Que nervios!!!

-¡Karla viniste!!- grito alguien detrás de mí.

Yo voltee la mirada hacia la ventana, ahí estaba mi hermana sonriéndome, yo solo atine mover la mano en son de saludo, ella corrió hacia la puerta y de un salto ya estaba sobre mí abrazándome.

VANESSA: ¡Te extrañe mucho! ¿Por qué no venias? Creí que nunca te iba volver a ver...- lloro mientras me abrazaba con fuerza.

YO: ¡Lo siento! Fue mi error, no volverá a pasar...- prometí correspondiendo su abrazo.

Ingresamos a la casa, mi tía aún estaba ahí, pero mi tío volvió a viajar, creí que me echaría de su casa por haber hecho que a sus hijos lo metieran a la cárcel, si me decía algo sobre eso estaba dispuesta a defenderme, pero,...ella corrió abrazarme...

TIA: ¡Hija volviste! ¿Por qué te fuiste? ¡Niña mala, no sabes lo preocupada que estuve! ¿Acaso alguien te hecho?- me regaño ella

YO: ¡No, tía, nadie me hecho de aquí, yo me fui por mí misma, vine porque quería ver a mi madre!-

TIA: ¡Niña mala! ¿Cómo puedes hacer eso? Si quieres ver a tu madre sube al segundo piso, tal vez así se cure y decida comer.-

YO: ¿Qué paso? ¿Está enferma?- pregunte preocupada

VANESSA: Después del juicio, no quiso comer nada se encerró en su habitación y se la paso todo el tiempo llorando, no se ha levantado para nada. Yo creo que el documento que le entregaron en la comisaria tiene algo que ver-

YO: ¡Ella también lo recibió!- murmure pensativa

TIA: ¡Hija, sube donde tu madre dale consuelo así podrá curarse y desaparecer su dolor, si tienes preguntas en tu corazón este es el momento, el pasado dejemos atrás y amemos el presente sea cual sea su fin, a veces como madre por querer lo mejor para nuestros hijos nos equivocamos, pero, jamás dejamos de quererlos siempre estará en nuestros corazones!- soltó unas lágrimas.

Abrace a mi ti y le agradecí, luego subí las escaleras hacia la habitación de mamá, pero, estaba cerrada me arme de valor y toque, mas no hubo respuestas entonces jale la perilla y la puerta se abrió.

Abrace a mi ti y le agradecí, luego subí las escaleras hacia la habitación de mamá, pero, estaba cerrada me arme de valor y toque, mas no hubo respuestas entonces jale la perilla y la puerta se abrió

YO: ¡Mamá soy yo! ¿Puedo pasar?- pregunte.

Ella desde su cama volteo ver hacia la puerta, lucia pálida, demacrada, tenía ojeras parecía que hubiera envejecido en solo dos días, la madre sonriente y deslumbrante había desaparecido, me preguntaba si no me había equivocado de cuarto.

MAMA: Vanessa... ¿Eres tú?- pregunto.

No podía contener las lágrimas, ¿Cómo es que puedes no reconocerme? Corrí hacia ella y caí a lado de su cama.

YO: ¡Mamá, soy yo, Karla! ¿No te acuerdas de mí?- llore desconsolada sosteniendo su mano -¡Siento mucho lo que te hice, perdóname por la forma en que te trate, no lo sabía fui ignorante, mamá no lo sabía perdóname...

Mi madre al escuchar mi voz volvió en sí y sus ojos se aclararon, se incorporó para mirarme bien, no podía creer que su niña había regresado, que esta vez no era un sueña, esto era real...

MAMA: ¡Karla! ¿Eres tú, verdad? ¡Dime que no estoy soñando, que en realidad estoy viéndote!- comenzó tocar mi rostro con sus manos temblorosas.

Había bajado de peso, tenía el cabello alborotado y no tenía fuerzas en las manos ni en su cuerpo, pero se esforzó en sentarse sobre la cama.

YO: -¡Soy yo!- respondí entre lágrimas y la abrace. Entonces lloramos los dos por un buen rato.

Ese día el espíritu de mamá regreso su rostro comenzó a llenarse de color y su sonrisa volvió a deslumbrar tuve que llamar a mi hermana para que trajera un plato de caldo porque que se le había abierto el apetito, ella estaba feliz e incluso mi tía sonreía de felicidad. Llame a mi trabajo para que me diera 3 días de permiso, quería estar al lado de mi madre más tiempo al menos hasta que mejorara. Esa noche dormí junto a mi madre, ella me abrazo con fuerza y me apego a su pecho, podía sentir la calidez de su cuerpo y ese aroma que me transportaba hasta esa noche cuando nos ocultábamos dentro de esa camioneta vieja, aún tenía dudas sobre la noche que huimos por lo que decidí preguntarle.

YO: ¡Mamá! ¿Puedo preguntarte algo?-

MAMA: ¡Claro! ¿Qué quieres saber?-

YO: ¿Qué sucedió exactamente esa noche?

Mi madre me abrazo con fuerza y me transporto hasta ese día, ese lugar y esa noche en que yacía tirada en el suelo tratando de levantarse donde esa mujer quiso jalar el gatillo del arma con el que la apuntaba.




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